lunes, diciembre 18, 2017

Lorenzo Mendoza, es el indicado por el pueblo.

Las relaciones entre los políticos venezolanos opositores a la dictadura socialista, que se nos ha impuesto, y se pretende perpetuar en Venezuela el tiempo; son críticas, inestables, con intereses políticos diferentes, con diversos niveles intelectuales, con diversos niveles de aceptación, con diferentes niveles de responsabilidades, con diversos niveles de patriotismo, etc. No es que sea enemigo de los políticos venezolanos opositores, al contrario, aplaudo y defiendo sus esfuerzos y entregas, en lucha por la democracia, las libertades y la justicia.
Esas divisiones que detallo arriba, son mi percepción de lo que he visto durante estos 18 años del chavismo en Venezuela, en los que he visto la actuación inconsistente, de los líderes políticos que hemos tenido, en la lucha contra el barbarismo chavista. En política, según entiendo, debe haber pluralismo, respecto a los diversos modelos sociales, económicos y culturales de hacer política para beneficio del país.  Eso sí, dentro de las reglas de juego democráticas que, las mayorías defendemos en Venezuela.
Sin embargo, algunos de los políticos confunden diversidad ideológica, con anarquía política. Da la impresión, que la política en las naciones latinoamericanas, tuvieran un patrón único de conducta, según el cual todo líder político, aspira a tener su propio partido político; diseñado y estructurado a su libre albedrio y semejanza con su personalidad y gustos. 
Cuando en la naciones más poderosas y exitosas, se conforman con tener solo 2, 3, 4, o 5 partidos políticos; en nuestros países los partidos se cuentan por docenas. Algunos países como Venezuela, tenemos más de 50 partidos políticos, donde, una estrambótica diversidad de tendencias ideológicas, como si se tratara de un juego de niños, de poseer el mayor número de partidos políticos, para sentirnos realizados por tener creatividad extrema.
Esa proliferación de partidos políticos democráticos, ha hecho, y sigue haciendo un gran daño al país. En el caso de las dictaduras socialistas, sucede todo lo contrario. Su objetivo es la de tener un solo partido político, que le permita al estado mayor del secretariado de tal dictadura, tener el control político absoluta de esa nación. Esta versión es peor aún que la anterior, puesto que limita el pensamiento político del pueblo, encasillándolo a solo ´pensar en socialismo. Es como si nos pusieran una camisa de fuerza.
Si la lucha interna de poder político dentro de la oposición, al frente de la cual se encuentra la Mesa de la Unidad Democrática, MUD., se ha atomizado tanto, al punto de que todos quieren dirigir el movimiento a su manera; deberíamos sentarnos a reflexionar y poner en orden nuestras ideas, para lograr la unidad absoluta, y estar en condiciones políticas de tener éxito en esta importantísima y vital lucha, necesaria para poder salvar a Venezuela del abismo al cual se dirige.
Además de esa lucha interna entre demócratas, existe la lucha contra la tiranía que nos gobierna, cuyas culpas son tan cuantiosas, estremecedoras y diversas, que jamás podrán pasar sin castigo, por debajo de la mesa de negociación, puesto que además de negligencia, dolo, corrupción, desidia, abuso de poder, despilfarro, endeudamientos ilícitos, etc.; incluyen además: asesinatos, narco tráfico, y otros tipos de crímenes que requerirán sanciones más severas, para los culpables de tales atrocidades.
Una vez que salgamos de la dictadura socialista actual, se requerirá de un gobierno de transición que ponga las cosas en su sitio correcto. Este gobierno, además de aspirar a la reconciliación y pacificación total del país, única manera de lograr que todos empujemos en una sola dirección, en búsqueda del éxito social y el crecimiento económico, que tanta falta hacen a Venezuela.  Paralelamente, se debe ir logrando la recuperación total de la democracia y el funcionamiento correcto de las instituciones, es decir, la existencia del Estado de Derecho.
Encaminado lo anterior, es necesario poner en orden la actividad política, para lo cual será necesario hacerle una reingeniería profunda a la ley que rige la actuación de los partidos políticos, de manera tal que, en lugar de ser una amenaza permanente para el país, se conviertan en aliados verdaderos de la democracia. Entre estos cambios, pienso que será necesario, reducir el número de partidos políticos por ley, a un nivel consensuado más objetivo y practico de administrar, que la situación actual de anarquía, en que se conducen. Obviamente, se debe reglamentar, la forma de financiamiento de los partidos políticos, la cual debe ser más transparente y diáfana, que la actual, donde el estado y la empresa privada deben ser parte de tal financiamiento.
Para dirigir a este gabinete de un gobierno democrático de transición, se debe elegir a un venezolano, que encaje perfectamente como presidente, en el cargo. Este personaje, en principio debe ser todo lo contario al actual presidente Nicolás Maduro. Por otra parte, se necesita que, tanto los partidos democráticos existentes, como los salientes, le den su visto bueno y aprobación. Finalmente, se requiere la aceptación tanto del pueblo, como de la sociedad venezolana en su total expresión.
Como se trata de restablecer la democracia, en Venezuela, ese presidente debe someterse a una votación primaria por parte de los partidos políticos opositores, que acepten este procedimiento. En mi opinión, no creo debería haber problemas en que se permita a un aspirante independiente competir por la el elección a presidente de la república. De hecho, en una encuesta arbitraria que tiene tiempo exhibiéndose en los medios de comunicación del país, en la cual compiten algunos líderes de la MUD, se incluyó a Lorenzo Mendoza, y éste, se ha mantenido en el primer lugar desde el inicio de la misma, con tendencia a aumentar la diferencia, respecto a los demás contendores, todos ellos políticos. Luego de ser electo por la MUD y el pueblo, no debería tener rivales en la elección presidencial nacional, que el régimen actual, tiene el deber de realizar en 2018.

En estos momentos, Venezuela requiere de todas las ideas y sugerencias que nos lleven a lograr, una solución viable para salir de la enorme crisis en que estamos sumidos. Lorenzo Mendoza tiene educación universitaria, posee carisma personal, se ha mantenido a la altura de las circunstancias, no obstante, los furibundos ataques que le ha dirigido el régimen y su militancia. Ha mantenido a sus empresas produciendo, no ha intentado irse del país, no se ha doblegado ante el poder del régimen, recibió a Empresas Polar cuando tenía 30 años, y hoy a los 53 años, le ha dado a Empresas Polar, un inmenso valor agregado, que se ha transformado en éxito económico, colectivo y personal. Su sensibilidad social y humana supera en mucho a sus propios éxitos profesionales y económicos.  Finalmente, habla mucho mejor inglés, que Nicolás Maduro, y evidentemente, se llevaría mejor con Donald Trump, que éste. En fin, Lorenzo Mendoza, a quién tengo entendido, preferiría seguir administrando sus empresas, sería un digno y conveniente presidente, para las circunstancias actuales del país, y Venezuela volvería a sonreír, como nunca antes lo ha hecho. 

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