martes, abril 23, 2013

Antes y después de la violencia en Venezuela


Es de esperarse que esta prolongada crisis política de 14 años de divisiones, conflictos y persecuciones políticas que hemos tenido en Venezuela sea tomada como un periodo intermedio de reflexión y referencia en el antes y después de la violencia en Venezuela.

El uso abusivo e indiscriminado de recursos económicos de Venezuela, por parte del gobierno, para comprar solidaridad de gobiernos amigos, muestra una realidad inaceptable que alimenta las protestas de la mitad del pueblo y alimenta la violencia del gobierno chavista.

Han pasado 52 años desde que Fidel Castro visitó por 1ª vez a Venezuela. Se especula que le propuso al presidente Rómulo Betancourt, la idea de que le ayudase a financiar la expansión de su revolución comunista en Latinoamérica.  La propuesta de Fidel Castro no tuvo acogida y éste regreso frustrado a Cuba, al parecer determinado a lograr sus fines por otra vía.

La invasión militar de Cuba a Venezuela por las costas de Machurucuto, el 8 de mayo del año 1967, fue un intento desesperado de la revolución cubana, para lograr por las armas, lo que no pudo lograr políticamente, con el presidente Rómulo Betancourt.

Luego que Marcos Pérez Jiménez fue derrocado, empezó la conspiración del comunismo en Venezuela. Varias conspiraciones e intentos de golpes de estado obligaron al presidente de Venezuela Rómulo Betancourt, a inhabilitar al comunismo el 8 de mayo de 1962.

Junto a los otros partidos políticos conspiradores de la ultra izquierda, el comunismo se constituyó en guerrillas, las cuales fueron vencidas política y militarmente, para posteriormente ser pacificadas durante la presidencia del difunto presidente doctor Rafael Caldera (RIP).  El 4 de Febrero de 1992, el comunismo emergió nuevamente acompañando al fracasado golpe de Estado comandado por Hugo Chávez, líder de esa conspiración.

Fidel Castro tuvo que esperar 40 años desde aquel intento de 1959, para lograr sus objetivos en forma increíblemente fácil, con el gobierno populista de Hugo Chávez, electo democráticamente en diciembre de 1998, quién le ofreció a Fidel Castro la ayuda económica, a cambio de asesoramiento de todo tipo, incluyendo adoctrinamiento en marxismo leninismo.

Las donaciones del chavismo a países de Latinoamérica y de otras latitudes, para lograr el apoyo político de la  comunidad internacional, para su revolución socialista, ha dado sus frutos a cambio de la pérdida de democracia. En la juramentación de Nicolás Maduro, pudimos presenciar el pisoteo impune a la democracia venezolana, que jamás hubiésemos imaginado.

El discurso destemplado de Maduro, atacando inmisericordemente a la oposición democrática, de Venezuela, hoy liderada por Henrique Capriles, no tiene calificativos ni interpretación democrática alguna. Sin duda alguna, ha sido el discurso de un potencial y peligroso tirano.

En una fecha cívica importantísima para los venezolanos como la del 19 de Abril de 1810, en la cual se proclamó la independencia de Venezuela, permitir la presencia de Raúl Castro en la Asamblea Nacional, líder de la dictadura cubana de 52 años, la más longeva del mundo, y aplaudirlo rabiosamente cuando era mencionado por Nicolás Maduro, reafirmaron el tipo de grave situación que vive nuestra agredida democracia.

Los miembros de UNASUR, donde se cobijan los principales beneficiarios del botín que reparte anualmente Venezuela, participaron  en este grotesco acto de juramentación,  con el propósito de darle legitimidad a un gobierno que es abiertamente espurio, por violar persistentemente la constitución y utilizar todo tipo de triquiñuelas para permanecer en el poder.

Completaban a este cuadro patético de juramentación, algunos gobiernos de Centro América y del Caribe, quienes no podían dejar de estar presentes en la juramentación del presidente de la Venezuela benefactora, quién supuestamente seguiría beneficiándoles, a expensas del sufrimiento de millones de venezolanos que viven de la limosna que les da el gobierno, luego de cumplir con las obligaciones políticas y económicas contraídas con éstos países.

Es evidente que este es un plan continental ideado muy inteligentemente por Fidel Castro, conducido ahora por Luíz Ignacio Lula da Silva, usando como catalizador político al Foro de Sao Paulo. Estos ultra izquierdistas se apoyan en el hambre, la injusticia y la desigualdad social del pueblo, para penetrar y convencer a los ciudadanos más pobres a que les apoyen. Brasil, país eje de este movimiento junto a Cuba, utiliza cínicamente el eslogan de “hambre cero”.

Recientemente, Luíz Inácio Lula Da Silva visitó a México  uno de los pocos países que hasta ahora no ha caído en las redes del plan desestabilizador de las democracias, del Foro de Sao Paulo, aun cuando lo han intentado infructuosamente con la candidatura de Andrés Manuel López Obrador, político de ultra izquierda apoyado por el Partido de la Revolución Democrática de México  miembro activo de este foro. Se anunció un plan social conjunto entre Brasil y Médico con el propósito de lograr hambre cero en México  Veremos cómo resulta esa peligrosa alianza con Luíz Inácio Lula Da Silva, quién evidentemente no cree en la democracia, sino que la utiliza, como un aventajado ideólogo del marxismo leninismo.

Luchar contra la pobreza y las injusticias sociales, debería hacerse en el ejercicio de la democracia. No se puede ni se debe justificar atacar a la democracia y a los “otros” ciudadanos,  para favorecer a las mayorías pobres de los países de América. Es ilógico y criminal, que se desvíen los recursos económicos de Venezuela, para atender compromisos oscuros con otros gobiernos, desatendiendo las múltiples necesidades de los venezolanos, entre los cuales hay mayoría de pobres y minorías de menos pobres, que merecen respeto.

Afortunadamente para las democracias latinoamericanas, sus pueblos están aprendiendo a interpretar y a utilizar sus propias constituciones y leyes, para defender sus derechos legítimos. Esto, vistas las crisis de ingobernabilidad que se han desatado en varios países de Suramérica, a raíz de los excesos de los gobiernos populistas de ideología marxista leninista y de sus dirigencias, que han acorralado y obligado a éstos pueblos a defenderse de esta plaga comunista que ha irrumpido con fuerza en nuestra región.

El pueblo de Venezuela está esperanzado, animado y listos para lograr un DESPUÉS  que nos permita a los venezolanos, recuperar nuestras plenas libertades y derechos, con un nuevo gobierno, donde: el progreso predomine sobre la regresión, la verdad sobre la mentira, la construcción sobre la decadencia, la inclusión sobre la exclusión, la unión sobre la división, la justicia sobre la impunidad, la sensatez sobre la intolerancia y la paz sobre la violencia.

sábado, abril 13, 2013

La culpa es de otros, no del capitalismo


Mucho se ha escrito sobre lo perverso del capitalismo y lo dañino que es para las economías de los países que lo aplican. Nada es más incierto que esta matriz de opinión, generada y mantenida por décadas por el marxismo leninismo y los partidos políticos de izquierda radical que la propagan perversamente por el mundo.

En África y Latinoamérica ha calado mucho esta creencia, la cual ha generado una ola de anti imperialismo fanático, principalmente contra los EE.UU., por ser este país el que aplica este sistema económico con mayor intensidad y éxito; y ha disfrutado en mayor grado las bondades del capitalismo, hasta llegar a ser la potencia económica más grande del mundo.

El capitalismo es tan bueno para el crecimiento de las naciones, que hasta China, el gigante comunista de Asia, lo ha acogido con sensacional éxito, a tal punto, que con su crecimiento económico sostenido del PIB de 10% o más, por casi 20 años, amenaza con desplazar a los EE.UU del primer lugar como la mayor potencia económica del orbe mundial. Gracias al capitalismo, China ha ido modernizando sus principales ciudades y mejorando la calidad de vida de su población. Y algo curioso, China se da el lujo de prestarle dinero a los EE.UU. y a muchos otros países, entre los cuales se encuentra Venezuela.

¿Si tal como está demostrado, la culpa no es del capitalismo, entonces porqué la ultra izquierda mundial insiste en aplicar el obsoleto y fracasado sistema económico socialista, satanizando al capitalismo?  Desde mi punto de vista, la respuesta es obvia y muy sencilla.

El socialismo es simplemente estatismo. Un sistema económico que tiende a nacionalizar las empresas privadas existentes con la idea de tenerlas todas bajo el control del gobierno, que en un sistema socialista es lo mismo que el Estado. Es decir, el Estado monopoliza la producción nacional de bienes y servicios, la propiedad privada desaparece o se reduce a su mínima expresión, de manera tal que su influencia económica a nivel de país es mínima. Cuba es un ejemplo cercano a un país socialista que aplica este concepto. En un país socialista, controlando la economía se controla el poder político, y es así como ese país termina convirtiéndose en un país con un gobierno o estado totalitario o dictadura.

El argumento para propiciar esta situación empieza con la promesa de reducir o eliminar  las brechas o diferencias sociales entre pobres y ricos, acabar con la pobreza y hacer justicia social. Ese es el gancho en cual caemos tontamente los ciudadanos de los países africanos y latinoamericanos con relativa facilidad.
¿Cuál es la explicación a esto? Sencillamente, somos los ciudadanos del mundo, más ignorantes, fácilmente sugestionables y manipulables, para que las clases políticas marxistas leninistas, que insisten en acabar con el imperialismo y el capitalismo, como una especie de dogma o propósito universal, aduciendo que con ello habrá mayor justicia y paz en el universo; nos persuadan y adoctrinen.

Si observamos el éxito económico que están teniendo países latinoamericanos como Brasil, Chile, Colombia, México, Panamá y Perú, utilizando como sistema económico el capitalismo, podemos apreciar, que éste no es tan perverso como lo señalan los camaradas comunistas.

Por el contrario, gobiernos que defienden al socialismo y atacan rabiosamente al capitalismo, como: Argentina, Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela, que insisten en nacionalizar empresas privadas exitosas, ven sus economías decaer aceleradamente, puesto que están imposibilitados de generar el nivel de riquezas suficientes que se requieren para los programas y proyectos de ayuda social, que prometen al pueblo pobre. Finalmente, terminan siendo más injustos y perversos que los países con economías capitalistas.

El caso de la Venezuela actual es patético, puesto que a pesar de su petróleo,  su economía actual es un caos, que  debería servir de ejemplo a las demás nacionales latinoamericanas, para acabar de una vez por todas con esta tendencia autodenominada por estos países como progresista, que en mi opinión, por el contrario es una tendencia retrograda que termina fracasando, tal como ha sucedido en la URSS y otros países de ideología comunista.

Las excusas que recibo a diario por defender al sistema de libre mercado, o capitalismo, son tan ridículas que vale la vela ofrecer algunas de ellas al amigo lector: Cito Sic.

Primera: “Sepa bien que la riqueza que genera el capitalismo es para una minoría que explota a la mayoría y la empobrece, porque todo lo convierte en mercancía”

Segunda: “Amigo, leí su artículo, y me di cuenta que solo piensa en el dinero. El socialismo salvará al mundo, el capitalismo lo destruyó. Hambre, miseria y pobreza. Destrucción de la naturaleza, ese es el balance” Fin de la cita.

Es bueno recordarles a estas personas, o a quienes piensan similar a ellos, que los gobiernos son los responsables principales de canalizar los ingresos económicos del país hacia los ciudadanos.  No es culpa del capitalismo que los gobiernos no desarrollen los programas de ayuda social suficientes que requiere el pueblo, ni que descuiden los servicios básicos tales como: educación, salud, alimentación, diversión y cultura. Tampoco es culpa del capitalismo que los gobiernos no mantenga la disciplina fiscal necesaria para que el sistema económico se mantenga equilibrado, útil y vigente.  Finalmente, no es culpa del capitalismo que la crema de los gobiernos se robe los ingresos o los dediquen a otros destinos menos prioritarios.

Es capitalismo tampoco es culpable de que las instituciones del gobierno estén dirigidas por personas mediocres, sin la preparación suficiente como para legislar, controlar y regular el sistema macro económico del país, que permita la ejecución correcta del sistema económico y su interacción entre éste, la sociedad y el gobierno, sea la adecuada. Tampoco es culpable de no administrar bien el sistema fiscal para la cobranza correcta de impuestos sobre la renta.

A muchos críticos y detractores del capitalismo se les olvida o se resisten a aceptar, que el capitalismo es pionero en el desarrollo y el progreso mundial.  Sin capitalismo no existirían inversiones riesgosas para descubrir materias primas. Tampoco hubiese inversiones riesgosas de investigaciones en: energía, salud, construcción de viviendas, educación,  alimentación,  entretenimiento, comunicaciones, viajes espaciales, etc.
Mientras existan gobiernos mediocres, existirá capitalismo mediocre. Es tan importante un gobierno eficiente, justo, equilibrado y progresista que entienda bien las reglas de juego y las aplique correctamente para el beneficio de toda la nación.  ¿Usted que cree amigo lector?   

lunes, abril 01, 2013

La Inversión Privada


Vista la caótica situación económica que vive Venezuela, y considerando que el empresariado se encuentra maniatado y restringido cual es la realidad que vivimos en nuestro país,  he tomado escribir este artículo, con la idea exponer la situación de injusticia que vive dicho sector, esperanzado en que se encuentren formulas equilibradas que permitan incrementar la actividad privada en el país en pro de su desarrollo económico.

Sabemos de las intensiones ideológicas del gobierno actual de profundizar en el sistema económico del socialismo, que nos es otra cosa que estatizar aún más la economía del país lo cual es posible acorralando cada vez más al sector empresarial hasta reducirlo a su mínima expresión, empeorando la economía y dificultando de paso la ayuda social a los menos favorecidos del país, vista de paso la grave crisis de PDVSA, atada al proceso revolucionario.

Un empresario, en términos simples, es aquella persona que crea o adquiere un negocio o empresa, y luego, se dedica a trabajar en él y hacerlo crecer. Es evidente que el Estado venezolano ha ido acorralando al empresariado, con: regulaciones extremas, controles arbitrarios, leyes laborales parcializadas, expropiaciones y confiscaciones caprichosas; medidas estas que han producido una enorme merma en la generación de bienes y servicios por el sector empresarial privado, que han obligado al Estado el tener que importar cada vez más productos de primera necesidad  y comestibles que antes producíamos en la nación.

Es notoria inviable y desproporcionada  la ambición y sueños del oficialismo de profundizar en el socialismo (más estatismo) para hacer irreversible en el tiempo este sistema económico nefasto y fracasado en el mundo en diferentes regiones del mundo. Esta pretensión del chavismo, de seguir estatizando la economía en función de un sueño “socialista” del ex presidente Hugo Chávez, compartido con quienes formaron parte de su entorno, para complacerlo y honrarlo; es un error que raya en la locura, el cual puede costar mucho más caro al venezolano, de lo que hasta ahora ha costado esta aventura de la revolución bolivariana, destruyendo al aparato productivo del país y endeudando a Venezuela.

Insistir en el socialismo e ignorar y/o abstraerse de la importancia del capital privado en el desarrollo de las economías de los países, es simplemente estar de espaldas a las realidades fundamentales, necesarias para el progreso, desarrollo y la felicidad de los pueblos.

En un mundo moderno y civilizado el dialogo y los acuerdos ganar – ganar entre los factores políticos, sociales y empresariales, privan por encima de las amenazas, regulaciones y los controles desmedidos y leyes unilaterales inconsultas, que persiguen la imposición injustificada de “medias verdades” a los sectores productivos privados de la vida nacional, con el propósito político de lograr popularidad entre la población, desestimando el progreso económico y modernización de la nación.

Si bien es cierto que los gobiernos tienen la obligación moral, lógica y humanitaria de velar por que se cubran las necesidades básicas de las mayorías pobres, también es cierto que existen otras maneras progresistas de hacerlo, diferentes al socialismo o estatización exagerada de la economía. Desarrollar y diversificar la economía del país, aupando a la inversión privada a participar, es un camino sensato para lograrlo, lo cual es perfectamente viable y lógico.
 
China, Cuba, La URSS, Alemania del Este,  Corea del Norte y los países del lado oriental de Europa, se dieron cuenta de esa inocultable realidad  hace algo más de 30 años. Todos estos fracasos del socialismo mundial, deberían servir de ejemplos a Cuba y a Venezuela, para evitar caer en el mismo error de quienes se empeñaron en mantener tal sistema económico socialista, a sabiendas de que en la realidad es un sistema económico obsoleto e inviable.
 
Es cinismo, demagogia y populismo, asegurar a los cuatro vientos que Venezuela se convertirá en una nación socialista. De hecho el gobierno lo ha planteado infinidad de veces mediante la amenaza permanente, de que en este próximo periodo gubernamental (2013-2019), de ganar las elecciones, profundizarán en el socialismo.

Ante su fracaso y lo anti-popular del sistema político comunista, así como el rechazo natural de éste, por las mayorías latinoamericanas por tal sistema, Fidel Castro explica, que el sistema político comunista cubano fracasó, y que el mismo se ha convertido en el sistema económico socialista. Un hábil juego de palabras del ilusionista político más fantoche de América, y cuidado si del mundo. Confundir a propósito el sistema político comunista con el sistema económico socialista, pareciera ser un error, pero no lo es, viniendo de un experto en marxismo leninismo, como lo es Fidel Castro.
   
Una sociedad comunista (dictadura del proletariado) utiliza al sistema económico socialista (estatismo por excelencia) para generar riqueza. Un sistema político libre o democrático, utiliza como sistema económico predominante al sistema de libre mercado o capitalismo.

China utiliza los dos tipos de sistemas económicos. El socialista (comunas, cooperativas, estatismo) y el de libre mercado (capitalista). No obstante utiliza el sistema político comunista, que como todo el mundo sabe es un sistema regulador, totalitario, controlador, opresor que niega las libertades ciudadanas individuales y colectivas.

Un sistema político libre y democrático, utiliza al sistema económico de libre mercado, para generar riquezas y desarrollarse económicamente en libertades plenas. El sistema de libre mercado inspira y propicia la creatividad, la iniciátiva privada, el libre pensamiento, y requiere de un sistema de justicia independiente y ciego que garantice aplicar justicia imparcial. Por ello, el gran desarrollo que han tenido las naciones en democracia con un sistema de libre mercado o capitalista.

El sistema económico socialista, interpretado como la estatización de la mayor parte o de toda la economía de una nación, mediante la propiedad y administración directa por el Estado de todas las empresas -  convertidas en comunas, cooperativas y/o empresas estatales - plantea que estas trabajen con ganancias mínimas y muchas veces a perdida, lo que significa subsidios y déficit fiscales por doquier, influyendo negativamente en la generación de las riquezas.  

Lo planteado, es básicamente lo que se decidirá el próximo 14 de abril. No se trata solo de elegir a un nuevo presidente. Se trata de elegir una nueva forma de gobierno. Escoger entre un gobierno totalitario retrógrado con una economía orientada Ideológicamente al socialismo (estatismo), o cambiar a un gobierno democrático progresista con una economía orientada al libre mercado, donde el capital privado tenga un rol fundamental en el desarrollo del país.