martes, marzo 29, 2016

Factores que generaron la crisis actual de Venezuela

El mundo, conoce la actual situación de crisis extrema que vivimos los venezolanos. Muchos, se han preguntado y otros siguen preguntándose: ¿cómo es posible que un país tan rico en recursos naturales, con una ubicación geográfica tan estratégica y ventajosa; se encuentre en tan lamentable situación actual? He intentado explicármelo y entenderlo a cabalidad, lo cual no parece tan evidente haberlo lograrlo. El siguiente escrito solo pretende exponer algunos factores que considero se sumaron en el tiempo para llegar lamentablemente a ésta crisis. Ofrezco al amigo lector, una lista de estos factores, a objeto de abrir un debate a manera de incentivar a historiadores, políticos,  pensadores y analistas que de alguna forma, ayuden a contribuir a entender este fenómeno, para en el futuro se apliquen los correctivos necesarios, a objeto de que lo actual, jamás se vuelva a repetir. A saber:
1)   Desde la guerra de independencia, Venezuela ha intentado establecerse como una república organizada, moderna y democrática en lo: político, económico, territorial, social, cultural y moral; lo cual no ha sido posible en el tiempo. Como resultado de tantos intentos, hemos logrado una República marcadamente presidencialista, con vulnerabilidad en su democracia e independencia de los poderes del Estado; los cuales en su totalidad, presentan debilidades que han impedido un rol preponderante y eficiente de éstos, que beneficie al país.
2)   Las diferentes versiones de la constitución de la republica, jamás han llegado a ser escritas con profundidad, honestidad y claridad absolutas, que garanticen los derechos y deberes de todos los venezolanos por igual. Tampoco se ha garantizado claramente la inviolabilidad de la misma, la cual es abusada constantemente por algunos gobernantes de turno, sin que estas violaciones trasciendan más allá de las denuncias.
3)   Las leyes que rigen la actividad política, jamás han sido lo suficientemente claras y eficientes, como para lograr una mayor calidad y moralidad en el ejercicio de esta actividad tan vital para los países democráticos. Dada esa deficiencia, nuestros partidos políticos son tan numerosos, mediocres e ineficientes en el cumplimiento de sus roles.
4)   Tuvimos la gran fortuna de disfrutar y aprovechar inteligentemente el “boom” petrolero, desde el inicio del siglo XX, para sacar al país de la pobreza y “sembrar el petróleo”, tal como lo promovieron venezolanos de gran visión, con el objeto de diversificar nuestra mono productiva economía, hacia la diversificación de ésta. Esto, a pesar de ser ofrecido, jamás se hizo por falta de voluntad política y de liderazgo idóneo.
5)   Las omisiones y fallas enunciadas arriba, nos llevaron al hecho de que, las izquierdas radicales como la comunista, etc., lograran el triunfo político que desde hacía décadas venían amenazando a Venezuela.
6)   Durante 16 años, la revolución chavista, conocida con el modelo socialista del siglo XXI, se encargó de destruir lo  mucho que se había logrado en democracia e institucionalidad, desde 1958 hasta 1998. La susodicha revolución, declaró la guerra a: los EE.UU., al capitalismo (sistema económico de libre mercado) a empresas representantes de la inversión privada dentro de Venezuela (Fedecámaras), al sindicalismo democrático existente (CTV), a la educación privada, a la iglesia católica, a la oligarquía, a la clase media, a los partidos políticos del status anterior (Acción Democrática y Copey), etc.
REFLEXIONES
Para la mayoría de los venezolanos, no existen dudas de que el gobierno actual de Venezuela es el culpable de esta grave situación, lo cual no ha reconocido ni pretende reconocer. Por el contrario, el gobierno actual culpa a la baja del precio del petróleo y a la guerra económica (supuestamente liderada por Fedecámaras y la oposición política), como los verdaderos culpables del desastre económico, social y moral existente.
Pereciera insólito, que el gobierno cubano esté negociando con el gobierno norteamericano y la unión europea, una apertura de Cuba  hacia el sistema económico de libre mercado; mientras que el gobierno de Venezuela, insiste en continuar profundizando en el sistema económico estatistas o socialista y siga aferrado a la idea de sostener la guerra ideológica y económica contra los EE.UU. y los bancos mundiales occidentales y otros tantos enemigos.
Los pronósticos sobre Venezuela, provenientes de expertos en economía, que leemos a diario, indican que de no hacerse algo radical con urgencia, la situación empeorará y se podría convertir en una gran crisis humanitaria, de proporciones impredecibles en cuanto a su efecto en la población. Ya se muere gente de hambre en Venezuela. La cesta básica alimentaria está alrededor de los 150 mil bolívares; mientras la capacidad adquisitiva promedio del venezolano está muy por debajo de esa cifra.
El presidente de Venezuela y los jerarcas políticos del gobierno siguen sordos ante el reclamo generalizado de acciones hacia la apertura al mercado de libre comercio, que permita la instalación urgente de industrias privadas, para la generación de alimentos y de productos de primera necesidad que suplan con urgencia a los productos que actualmente se importan, como una de las medidas urgentes que requiere el país.
El gobierno de Venezuela debe dejar de ser un inversor nato y dedicarse mayormente a gobernar, facilitar e impulsar y regular la economía del país, para lograr el crecimiento económico que necesita Venezuela con urgencia. Es imprescindible y necesario que se privaticen aquellas empresas del estado que den pérdidas económicas significativas, a manera de hacerlas más eficientes y productivas; muy necesario para la generación de impuestos sobre la renta, a objeto de que este sea el principal medio de generación de ingresos de dinero para el estado venezolano.  
Las inmensas inversiones que necesita el área petrolera del país, deben ser hechas por empresas privadas y/o por empresas mixtas, donde el gobierno tenga una mínima participación en éstas, que principalmente permita el control y seguimiento de las actividades petroleras en el país. Es irracional, que el país pretenda ser el principal protagonistas en el desarrollo del petróleo, que como sabemos es una actividad llena de riesgos, incertidumbres  y sorpresas con costos irreversibles, que ningún  gobierno debería correr. Con los pagos por regalías e impuestos, es de suponerse que los ingresos de Venezuela pudieran ser razonables y suficientes. Siendo que la producción de petróleo de Venezuela ha mermado esencialmente, al punto de tener que importar gasolinas y petróleos livianos para suplir nuestros propios consumos; es lógico dar prioridad al aumento de la producción de petróleo hasta niveles mínimos que nos impidan depender de las importaciones de petróleo y/o sub productos de éste.
Medidas como las anteriores, permitirían que el aparato burocrático del gobierno, actualmente de un tamaño descomunal (32 ministerios y cercano a 4 millones de empleados, así como un numero insólito de miles de empresas del estado) puedan reducirse a niveles y tamaños sensatos,  adecuados al tamaño de la nación venezolana de 30 millones de habitantes.
El Papa Francisco acaba de hacernos un llamado a los venezolanos a la reflexión y al dialogo. La Mesa de La Unidad Democrática (MUD); así como la gran mayoría del pueblo de Venezuela, ha dictaminado que el gobierno actual fracasó, y demostró su incapacidad para continuar dirigiendo los destinos de Venezuela. En consecuencia, está acordado que el presidente debe  renunciar o ser removido para elegir a otro gobierno capaz y eficiente que resuelva nuestra actual situación en el corto, mediano y largo plazo. Esperar a que este gobierno concluya legalmente su mandato en 2019, sería condenar a Venezuela  a su total destrucción y además, alimentar las expectativas de una hambruna nacional, que no debemos permitir.

De darse una negociación, gobierno/oposición, según mi opinión, ésta debería basarse en premisas, realidades y hechos tangibles a la vista no negociables. En consecuencia, quién debería ceder mayormente debería ser el gobierno actual, principal culpable y promotor de la crisis venezolana.