sábado, julio 22, 2017

Lealtad y traición en gobiernos fuera de la ley.

DEFINICIÓN DE LEALTAD. "Cito SIC en Internet. Definiciones DE":

Se conoce como lealtad al carácter de una persona, cosa o animal leal. El término de lealtad expresa un sentimiento de respeto y fidelidad hacia una persona, compromiso, comunidad, organizaciones, principios morales, entre otros. El término lealtad proviene del latín “legalis” que significa “respeto a la ley”.
El término leal es un adjetivo usado para identificar a un individuo fiel en base a sus acciones o comportamiento. Es por ello, que una persona leal es aquella que se caracteriza por ser dedicada, y cumplidora e inclusive cuando las circunstancias son adversas, así como defender en lo que cree, por ejemplo: un proyecto.
Lealtad es sinónimo de nobleza, rectitud, honradez, honestidad, entre otros valores morales y éticos que permiten desarrollar fuerte relaciones sociales y/o de amistad en donde se creen un vínculo de confianza muy sólido, y automáticamente se genera respeto en los individuos.
No obstante, lo opuesto de lealtad es traición, es la falta que comete una persona en virtud del incumplimiento de su palabra o infidelidad. La falta de lealtad describe a una persona que engaña a sus compañeros, familiares, y expone su propia honorabilidad. "Fin de la cita".
LA LEALTAD EN LOS GOBIERNOS. Algunos gobiernos, sobre todo aquellos gobiernos inescrupulosos y totalitarios, acostumbran usar la palabra lealtad para comprometer a sus empleados y seguidores con el proyecto de país del partido político en el poder, o que aspira el poder. En el gobierno chavista iniciado por el fallecido ex presidente Hugo Chávez, esta palabra lealtad, tomó especial importancia, puesto que fue utilizada y aupada por encima de palabras tales como responsabilidad, o cumplimiento con el deber, y hasta con una expresión muy utilizada en la industria petrolera de Venezuela en la conocida PDVSA azul, denominada "meritocracia" o crecimiento profesional en base al rendimiento y crecimiento profesional en el trabajo. Luego de la toma de PDVSA por el régimen chavista, la meritocracia fue descaradamente sustituida por la lealtad. Incluso, la lealtad se exigía a los empleados del gobierno mas allá del ámbito laboral, ya que se exige, que los empleados estatales, aúpen y defiendan al gobierno a que sean leales con ésta en todos sus actos y decisiones, sean éstas correctas o incorrectas.
Explicado esto, no es de extrañar el uso por el gobierno del presidente Nicolás Maduro, cada vez mas frecuente de la palabra traición, contraria o antónima  a lealtad, para calificar a los venezolanos que siguen abandonando al proyecto político chavista cada mas incontrolable y realizable como consecuencia de su inviabilidad política, puesto que éste pretende reemplazar al sistema político democrático y al capitalismo, que los venezolanos hemos escogido libremente como nuestro norte, para el crecimiento del país y mejora del estilo de vida de los venezolanos.
En la medida en que el chavismo ha avanzado en la instalación del proyecto socialista, inspirado y apalancado por el marxismo leninismo mundial, se han ido descubriendo las debilidades y aspectos negativos de ese proyecto, que le han abierto los ojos a chavistas, sobre la inconveniencia de seguir adelante con el mismo. Una demostración incuestionable y real de lo que acá afirmo, ha sido el extraordinario triunfo de la oposición en las ultimas elecciones parlamentarias desarrollas en diciembre de 2015. Se logró una victoria contundente, de tal magnitud, que ahora, 2/3 de los diputados son parte de la oposición política al gobierno.
Ese hecho real, ha provocado la ira y la consternación en las filas del chavismo, de manera tal que el poder ejecutivo o gobierno propiamente dicho, ha obligado al poder Judicial a que declare en desacato a la Asamblea Legislativa, por que ésta empezó a desarrollar correctamente sus funciones; y las primeras decisiones de ésta, desagradaron al presidente Nicolás Maduro, acostumbrado a no rendir cuentas a las Asambleas Legislativas anteriores. Desgraciadamente para Nicolás Maduro, la fiscal de la república, quién estuvo colaborando con el régimen sin darle preocupaciones, repentinamente calificó de golpista al TSJ, por la emisión de leyes inconstitucionales al declarar en desacato a la AN y pretender además abrogarse las responsabilidades y atribuciones de ésta, con la pretensión de seguir apoyando al gobierno en sus ilegalidades y torpezas. Toda esta guerra sucia contra la AN, y contra el pueblo democrático de Venezuela, aunado a las amenazas diarias del presidente de la república contra este sector, es la razón por la situación actual y desastrosa que vivimos.
Afortunadamente, la lealtad y sumisión del chavismo al gobierno, se ha ido diluyendo aceleradamente, a tal punto que para fin de mes se espera que los únicos chavistas que defiendan al gobierno actual y a su presidente se hayan apartado del chavismo y declararse neutrales o pro democráticos.  El gobierno se quedará solo con aquellos chavistas o enchufados quienes tienen cuentas pendientes con la justicia nacional e internacional por tráfico de narcóticos,  corrupción y lavado de dinero, asesinatos, abuso de poder, y violación de los derechos humanos, entre otros delitos.
Esta deserción o migración del chavismo hacia la democracia no es de extrañar. Nuestra decisión de abrazar la democracia como sistema permanente de gobierno tiene varias décadas de ser tomada. El error del chavismo fue el pretender creer que el populismo podría competir con el racionalismo y con la democracia. Se les olvidó, que el pueblo que le apoyó en 1998 y en años sub siguientes, fue engañado descaradamente puesto que desconocían los planes políticos ocultos del gobierno, de intentar convertirnos en una sociedad socialista. Luego de las elecciones, cuando el gobierno se declaró marxista leninista, muchos despertamos y otros escondieron las cabezas como el avestruz. No se puede pedir lealtad a un pueblo bajo engaño.
Por todas esas circunstancias descritas de engaño, mentiras, falsas expectativas, perversión, narcotráfico, corrupción, asesinatos, malas políticas publicas, negligencia, irresponsabilidad, abuso de poder, etc., son las razones para la destrucción total del chavismo, y la estampida reciente y actual de su militancia. No se puede pedir lealtad a un pueblo decente que busca una mejor forma de vida, con argumentaciones y actuaciones que estén fuera de la ley y de la moral. No se puede llamar traidor a un venezolano por haber reaccionado positivamente a recuperar su integridad moral, apartándose a tiempo de la delincuencia y de la inmoralidad, que estuvo apoyando inconscientemente.
En el ejercicio de sus funciones como gobernante, ningún partido político convertido en gobierno debería pedir lealtad a los empleados públicos, tampoco a su militancia. Se debe pedir responsabilidad, cooperación, eficiencia, eficacia, honradez, disciplina y pulcritud en sus actividades respectivas. La lealtad es mas cercana a los matrimonios, países, amistades, equipos deportivos, conjuntos musicales, equipos de trabajo privado, etc. Sin embargo, cuidando siempre, no confundir lealtad con complicidad.

Los pueblos no son estúpidos, quizás son lentos en su reaccionar, pero sabios en su actuar. Venezuela y el chavismo en general, hemos reaccionado ante este proyecto grotesco creado, apoyado y dirigido por delincuentes comunes que nos ha tratado de imponer el chavismo y sus secuaces cubanos durante casi 20 años. Hemos pagado un precio enorme e incalculable por habernos equivocado. No obstante saldremos delante de esta terrible situación, y recuperemos a nuestro país, nuestra dignidad y nuestro gentilicio. Rectificar es de sabios.  

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