domingo, noviembre 29, 2015

El cambio climático, el petróleo y Venezuela

El aumento de la temperatura ambiente a nivel mundial ha producido el deshielo de los polos, la subida del nivel del mar, el daño a la capa de ozono, las inundaciones inusuales y huracanes y tifones inusuales. Tal grave situación ha generado advertencias de científicos, investigadores, políticos, medios de comunicación, el papa Francisco y organizaciones protectoras del medio ambiente, que han logrado meritoriamente que las potencias mundiales, al fin hayan decidido asumir de una vez por todas sus responsabilidades en el problema mundial que se estaría gestando, el cual podría agravarse de continuar ignorándose tal situación.
El cambio climático es una amenaza fundamental para la seguridad alimentaria mundial, el desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza. La agricultura, incluidas la silvicultura y la pesca, deben adaptarse a los efectos del cambio climático y mejorar la resiliencia de los sistemas de producción de alimentos para alimentar a una creciente población. Por este motivo, el cambio climático debe abordarse como parte integrante de la agenda general del desarrollo. 

Está aceptado que las emisiones de dióxido de carbono por industrias, vehículos, aviones, trenes, maquinarias, y otros factores, como la tala de árboles y los incendios forestales; son los elementos principales que contribuyen con tal problema mundial. Los científicos advierten, que de no hacerse algo urgente al respecto (empezando ahora mismo), se corre el riesgo de que en un futuro no muy lejano, ciudades enteras ubicadas cerca del mar queden debajo de éste, causando daños gigantescos irreversibles y muertes cuantiosas a un costo que lo mejor es no pensar en su magnitud.
La vida en la tierra tal como se conoce  corre peligro si sigue aumentando la temperatura debido a la emisión de gases que causan efecto invernadero. La mala noticia es que solo dos grados de calor es el límite para el fin del mundo. Si no se reducen en al menos 50% las emisiones en general, para 2060 ya el planeta habrá superado  ese borde. La buena noticia es que los científicos y los políticos están de acuerdo. La noticia en  desarrollo es que las naciones deben llegar a acuerdos en lo que resta del año para refrendarlos en diciembre cuando se reúna en Paris la Conferencia de las Naciones Unidas  sobre el cambio climático.
Según la NASA, hasta ahora, el aumento anual del nivel del mar desde los años setenta ha sido entre 5 y 10 cms. Este crecimiento aumentaría más rápidamente con el correr del tiempo, hasta alcanzar un metro o más, suficiente para causar una debacle a nivel mundial a fin de este siglo XXI. Solo reduciendo tales emisiones y demás factores que contribuyen con el aumento de la temperatura ambiente, se podría corregir tal fenómeno. Para ello, es necesario que todas las naciones se comprometan con la humanidad a contribuir cada una a ponerle coto a tanta dejadez. Los países más desarrollados tienen una cuota mayor de responsabilidad, razón por la que deberán contribuir en mayor grado que las demás naciones, a revertir esta situación.
Una de las medidas que seguramente surgirán en la próxima reunión mundial a celebrarse próximamente en Francia, será el fijarse límites estrictos en la emisión de los gases de invernadero por las chimeneas de las plantas industriales, transportes y demás equipos mecánicos que los emiten.
Otra medida sería, la de comprometerse a desarrollar con la mayor celeridad posible, energías de tipo renovable que no emiten dióxido de carbono, para lograr limpiar el medio ambiente de las emisiones de este contaminante. Es posible que para lograrlo, se faciliten y aumenten exponencialmente  las actividades de investigación y desarrollo de tal naturaleza; lo cual implica que el consumo de petróleo y sus derivados disminuiría sustancialmente, y el consumo de combustibles emergentes aumentaría proporcionalmente, hasta lograr un equilibrio aceptable y seguro para el mundo.
Países productores de petróleo como Venezuela, verían afectadas sus economías por la disminución de sus ingresos petroleros, razón fundamental para que diversifiquen sus economías y no depender exclusivamente de la producción de petróleo y sus derivados. Dado que éstas medidas se tomarían muy próximamente con compromisos formales de gran alcance, será necesario que nuestro país se vaya preparando con rapidez para no sufrir mucho más de que actualmente estamos sufriendo.
Una forma de hacerlo, sería de empezar a crear nuevos tipos de empresas para diversificar la economía. Mejorar e industrializar la agricultura, ganadería, pesca, turismo, minería, producción industrial de materiales de construcción, entre otras nuevas industrias. Para lograrlo, sería necesario invitar a los inversionistas del sector privado nacional e internacional, a participar apoyando al gobierno en estos futuros desafíos. Ofrecerles garantías y seguridad jurídica para proteger sus inversiones en Venezuela.
Por otra parte, será necesario aumentar el potencial de producción de petróleo a niveles razonables, para financiar parte de los costos de los nuevos proyectos, sanear nuestra economía, equilibrar nuestras finanzas, reducir el déficit fiscal, fortalecer la moneda y detener la alta inflación.  Para este desafío, se requiere invitar a las empresas petroleras más grandes y poderosas técnica y económicamente a nivel internacional, para ofrecerles oportunidades de negocios y nos ayuden a levantar tal potencial de producción.
Mientras más rápido desarrollemos y explotemos económicamente los campos petroleros descubiertos y los que habría por descubrir, en esa medida  podríamos disfrutar por el mayor tiempo posible, de los ingresos provenientes de estos recursos naturales, antes de que la energía del petróleo sea sustituida por otras energías renovables como la solar, eólica, eléctrica, marina, termal, o de biomasa. Debido a que Venezuela vive un momento de transición e inevitable cambio de gobierno en el corto plazo, visto el desastre económico, social y político que ha resultado de la gestión del actual gobierno,  uno de los principales temas a incluir en la agenda de un nuevo gobierno, sería el problema del cambio climático, a objeto de alinearse con las responsabilidades que le tocaría como nación para contribuir con esa magna  tarea mundial compartida.
El nuevo gobierno de Venezuela deberá ser capaz de reunir a los mejores profesionales, mentes y especialistas en las diferentes disciplinas que se requerirán para impulsar a Venezuela a otros niveles de progreso y crecimiento económico sostenido, que le permita al país insertarse en el siglo XXI. La burocracia venezolana deberá reducirse drásticamente a niveles adecuados. También, se deben fortalecer a las industrias y empresas de manufactura existentes y crear otras tantas. Se debe mejorar la educación, y crear más universidades, liceos y escuelas técnicas. Abrir laboratorios de investigación y empresas para la generación de nuevas tecnologías e investigación, etc. La inversión privada debe ser invitada abiertamente y sin complejos a que se instalen en el país libremente y contribuyan con el crecimiento de nuestra economía. 

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