lunes, junio 10, 2013

Urge la transformación de PDVSA

Como es conocido, PDVSA es la empresa petrolera venezolana que genera la mayor cantidad de divisas al tesoro público nacional. Junto a lo recaudado por el IVA y el ISRL de obligatorio cumplimiento; constituyen la base de la mayor parte de los ingresos totales de Venezuela, para el cumplimiento de inversiones y gastos anuales del país para su funcionamiento como nación.

PDVSA es la única de las empresas petroleras de los países de la OPEP que se ha estancado en su nivel de mejoramiento, modernidad y crecimiento. Peor aún ha retrocedido en el tiempo, de una producción promedio diaria de 3,3 MMBPD que se tenía para él 1999 a caído a un nivel inferior de 2,6 MMBPD de producción de petróleo en la actualidad.

Dado que el gobierno ha estado utilizando a PDVSA como un comodín, para hacer política nacional e internacional, la ha recargado de múltiples actividades que nada tienen que ver con el petróleo; dentro las que se destacan PDVAL, para la compra y distribución de alimentos, la misión Viviendas para construir viviendas, la misión Rivas, para educación de los adultos; entre otras tantas asignaciones que se le han ocurrido al presidente de Venezuela, que PDVSA debe cumplir a nombre del socialismo.

Para atender a tantas actividades, el personal de PDVSA se ha incrementado de unos 50 mil que tenía cuando fue secuestrada por el gobierno y convertida en caja chica de éste, hasta unos 150 mil o más, hoy día. Por supuesto, esta carga burocrática encarece el costo de la producción del barril de petróleo, a niveles que estimo debe estar cercano a los 20 US$/barril.

La desesperada necesidad enfermiza de dólares para diversos usos, a objeto de intentar imponer el socialismo en Venezuela, entre otras razones, han llevado al gobierno a excederse en los gastos y extravagantes despilfarros, razones por las que ha tenido que recurrir al endeudamiento innecesario de PDVSA y del país, a niveles jamás pensados.

Se estima que el endeudamiento actual de PDVSA ha rebasado los 50 mil millones de dólares. Lo más perverso de este endeudamiento,  mayormente con China, estriba en que éste se pagará con producción de petróleo a futuro. Como si fuera poco, a pagarse con crudo venezolano a precio por debajo del precio de venta en el mercado internacional. Es decir PDVSA se ha puesto voluntariamente, algo así como una camisa de fuerza, con limitadísima capacidad de maniobra operacional y comercial  para el futuro.

Si a estas limitaciones propias de PDVSA, les sumamos las que se tienen a nivel nacional por la falta de abastecimiento y escasez de los productos comestibles de primera necesidad, los cuales necesariamente debemos importar por las limitaciones severas que tenemos para producirlos en el país, gracias a las expropiaciones y apropiaciones ilegales de empresas del agro y de la ganadería que fueron desmanteladas y/o arrasadas; razones por las necesitamos dólares para su importación, la situación del país es más grave aún.

Aunado a lo anterior, las reservas operativas a la vista de Venezuela, depositadas en el Banco Central de Venezuela son tan escasas que al parecer solo son suficientes para unas pocas  semanas de duración, lo cual transforma la crisis económica venezolana, en una verdadera catástrofe financiera de proporciones altamente preocupantes.

Toda esta crisis ha obligado al gobierno a devaluar el bolívar aún más, a principios de año, razón por las que los alimentos y otros renglones de la vida diaria del venezolano han tenido que aumentar de precio, ante la impotencia del gobierno de frenarlo o diferirlo, dadas las necesidades reales que han mostrado los productores, inversionistas e importadores. Esto ha generado un crecimiento en la inflación, que en lo que va del año está en el orden del 30%.

Se ha llegado a un nerviosismo tal que el gobernador del Estado Zulla, Arias Cárdenas, se apresuró a señalar que haría falta la aplicación de una tarjeta racionadora en la venta de los alimentos, con un chip dentro de la misma, para controlar las cantidades de compra por persona. Afortunadamente, ante las protestas que se generaron a nivel local y nacional, la medida fue cancelada por el presidente Nicolás Maduro, quién la calificó de absurda.

Dado que Venezuela necesita de dólares con urgencia, y su capacidad de endeudamiento está al borde de sus límites, la producción o potencial de producción de petróleo de parte de PDVSA, no es posible aumentarla en el corto plazo, las opciones del gobierno se acortan, razón para pensar en medidas drásticas que el mismo gobierno no desea tomar, pero que será necesario hacerlo, so pena de correr el riesgo de un tsunami financiero y social en Venezuela, de consecuencias impredecibles.

Una de las medidas iniciales, sería la de confesarle y pedirle perdón al pueblo de Venezuela por el fracaso del modelo de desarrollo económico socialista, por haber resultado éste inviable para los propósitos de la revolución bolivariana, e inconveniente para el país.

Inmediatamente, deben tomarse medidas de austeridad a nivel nacional y empezar por suspender por tiempo indefinido las ayudas económicas a los países del exterior que reciben estos tipos de “apoyo” del gobierno de Venezuela, entre los cuales los que más afectan nuestro presupuesto son los 500 mil BPD de petróleo que despachamos a Latinoamérica y al Caribe a precios de venta y condiciones de pago muy generosos, que afectan sensiblemente nuestros ingresos anuales.

Siendo PDVSA la gallina de los huevos de oro de Venezuela, se hace imperativo, que ésta empresa nacional sea intervenida para su reestructuración profunda y mejoramiento integral. Se debe empezar por sustituir de su cargo de Ministro de Petróleo y Minería, y presidente de PDVSA, Rafael Ramírez, y a su tren ejecutivo, por su manifiesta incompetencia.

Seguidamente se debe empezar por eliminar de PDVSA, y reubicarlas en sus sitios naturales, a las empresas y actividades ajenas a las del petróleo y reorganizarla para los propósitos para la cual fue creada, como lo son: explorar, perforar, producir, transportar, refinar, y almacenar petróleo, gas natural y sus derivados, para su exportación al exterior y usos en las instalaciones nacionales y extranjeras propiedad de PDVSA.


Solo teniendo a PDVSA en condiciones administrativas y operacionales optimas para generar la mayor cantidad de beneficios económicos, para la nación, podría decirse que ésta cumple a cabalidad con los propósitos económicos, sociales y generales para los cuales se creó. PDVSA puede ser calificada de nacionalista, pero jamás de revolucionaria y mucho menos popular.

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