lunes, junio 03, 2013

Aprendamos a elegir a nuestros gobernantes

Un gobernante bien sea este Presidente de la República, Gobernador de Estado, o Alcalde de un Municipio, no es cualquier persona. Tiene el poder suficiente como para cambiar en positivo o en negativo el destino de los pueblos, regiones, naciones y hasta continentes.

No es suficiente apostar a que si el gobernante se porta mal le hacemos un revocatorio y lo cambiamos. Hay que asegurarse antes de elegirlo, de que esta sea la persona correcta para el cargo. Es decir, se debe apostar a que es el mejor para el cargo entre los que compiten.

La selección correcta del gobernante, empieza por lograr una nación con una sociedad mayoritaria responsable, que adquiera conciencia ciudadana y social, así como un nivel mínimo de educación general y en valores humanos, que le permita elegir al gobernante adecuado que garantice resolver los problemas de su comunidad, así como ser un modelo ejemplar a seguir e imitar, por los demás ciudadanos de la República, del Estado, o del Municipio del que sea gobernante.

No es  una utopía, quimera o un imposible de lograr en la sociedad venezolana.  Es un proyecto de nación a mediano y largo plazo, que pudiera lograrse si se invirtiesen más recursos en educación que en la compra de armamento de guerra, como sucede en Venezuela; donde se dilapidan los presupuestos en gastos militares innecesarios, se hacen donaciones absurdas,  y se gasta en propaganda política, para alimentar el egocentrismo de los gobernantes de turno.

Las mayores inversiones en gobiernos democráticos de cualquier país en desarrollo del mundo, como Venezuela, deben jerarquizarse en: educación, alimentación, salud, seguridad, desarrollo y servicios públicos básicos que requieren los países para dar calidad de vida a sus pueblos.

Está planteada una guerra frontal del gobierno chavista contra la sociedad democrática venezolana, intentando imponer un obsoleto modelo de educación. La idea es convertir el modelo de educación abierto, libre y pluralista que hemos tenido en Venezuela, por un modelo cerrado y totalitario, donde se pretende adoctrinar (idiotizar) al marxismo leninismo, a estudiantes venezolanos de primaria, secundaria y universitaria. Una tremenda aberración que ha venido avanzando despacio pero sin pausas. De esto se deriva la lucha soterrada de las escuelas, colegios, liceos y universidades privadas y/o autónomas, para impedir esta atrocidad perversa que intenta realizar el gobierno de Venezuela.

Esta arremetida salvaje no es solo en educación. Es en toda la nación, y en todas las disciplinas e instancias en las que desempeña la sociedad civil venezolana. Estos cambios incluyen cambiar (paso a paso),  la estructura básica y territorial de la República y convertirla en regiones “comunales” con vicepresidentes regionales que controlen férreamente todas las actividades de éstas regiones. Esto está subrepticiamente en vigencia en su primera fase.

En estos momentos el gobierno se encuentra en emergencia por el descalabro de la economía, razón por las se les hace difícil profundizar en el socialismo, ya que no hay presupuestos ni para comprar papel higiénico. Todo esto contrasta con las recientes declaraciones de Evo Morales, cuando recibía 9 aviones de entrenamiento militar para Bolivia, cuya compra la costeó el gobierno de Venezuela, bajo la presidencia de Hugo Chávez.

Dudo mucho que la situación económica de Venezuela se sostenga a flote por mucho tiempo más. No se requiere ser economista o un genio en macro economía para darse cuenta de las realidades venezolanas. La mayor inflación en el mundo,  desempleo de dos dígitos (lo intentan ocultar), desabastecimiento y escasez de comida y productos de consumo masivo, sin divisas suficientes para ofrecer a los que las necesitan para importar, últimos en productividad, primeros en corrupción, últimos en confianza, deudas externas e internas impagables, decrecimiento de la actividad petrolera, por colapso de PDVSA.

Ante este escenario, financiero y social, aunado a la crisis política que no se termina de resolver; donde el Gobierno actúa como una dictadura, y la oposición actúa como una democracia, sin la existencia de un Estado de Derecho, donde los poderes del Estado son dirigidos por activistas políticos del PSUV, partido político del gobierno,  con una Asamblea Nacional en Rebeldía contra  la Constitución y las Leyes, con el presidente interino Maduro  ordenando a la FANB armar a los obreros y en una eterna campaña electoral; los niveles de nerviosismo aumentan y llegan a niveles exasperantes, razón para predecir al azar, de que cualquier cosa puede pasar en Venezuela.

Costó mucho tiempo y esfuerzo, lograr que se implantara la descentralización de la administración y conducción de las actividades en los 23 estados de la República de Venezuela. Se empezó por elegir con el voto popular a los gobernadores de cada Estado, quienes venían siendo nombrados por el Presidente de la República, durante la dictadura de MP Jiménez. 

Repentinamente, pasando por encima de la constitución y las leyes, el presidente de la República Hugo Chávez, sin explicaciones mayores, decide abolir esta descentralización y ordena que los gobernadores les entreguen a la administración nacional, los puertos, aeropuertos, hospitales y otros activos que venían siendo administrados con éxito por las gobernaciones y alcaldías locales respectivas. Algo inaudito e insólito en una democracia.

Haciendo un balance somero de que la gestión de todos estos gobernantes de la República, de los Estados y de las Alcaldías, son algunas excepciones, la gran mayoría de las administraciones han sido desastrosas. En toda Venezuela solo se ve desolación. El progreso ni se distingue.

La explicación es muy sencilla. Quienes han llevado la gestión del gobierno central y de la mayoría de gobernaciones y alcaldías,  les dieron prioridad al trabajo político (ideologización) y al populismo. Se ha trabajado para satisfacer parcialmente a un solo sector del país; dejando a un lado por resolver los problemas de envergadura que afectan a todas las comunidades, como las necesidades en: vivienda, nuevas escuelas liceos y universidades, de vías de circulación nacionales, mejor atención en los hospitales, generación de empleos, mejoras de la calidad de vida, mejoras en el poder adquisitivo, generación de energía eléctrica, solución a problemas por doquier de aguas negras, diversificar la economía, fortalecer a PDVSA, etc.


Sin duda alguna que la década del 2003-2013, ha sido las más catastrófica que jamás haya tenido Venezuela en lo político, social, económico, moral y en soberanía. Hemos sido una nación ultrajada en todo sentido y entregada a intereses externos, con una facilidad y entrega anti patriótica que debería avergonzar al liderazgo que lo permitió. Aprendamos a elegir.

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