jueves, junio 27, 2013

Opciones para la solución a la crisis de Venezuela

Es un clamor irrefutable, que según la gran mayoría de los venezolanos, la crisis de Venezuela se solucionaría con el cambio de actual gobierno, por uno más democrático, progresista, honesto, justo, incluyente y abierto; que aplique un modelo de desarrollo económico de libre mercado y/o mixto, con políticas públicas claras y coherentes correctamente bien aplicadas.

El gobierno actual, el cual se caracteriza por ser excluyente, incapaz, corrupto y obsesionado por el obsoleto modelo económico socialista, basado en el estatismo y controles extremos, solo podrá atenuar la grave situación actual con ayuda interna de la otra mitad de Venezuela, aunada a la que nos puedan proveer otros países genuinamente democráticos, que quieran y respeten verdaderamente a nuestro País, no que lo manipulen ni le especulen.

No obstante los exiguos éxitos y variados fracasos que a lo largo de 14 años ha tenido la denominada revolución bolivariana, como calificara el difunto presidente Hugo Chávez a su proyecto político, el liderazgo actual del mismo, exhorta en profundizar en el socialismo, a sabiendas de que con ello conduce a Venezuela a colapsar económicamente, afectándola en lo social y limitando su desarrollo y crecimiento industrial, la cual pareciera ser una decisión irreversible, marcada por el fanatismo y la falta de conciencia de un liderazgo insensato.

Considerando lo anterior,  en este escrito se tratarán solo las opciones democráticas y pacíficas que desde mi punto de vista personal, han ido surgiendo desde todos los sectores opositores, ajustadas a derecho, que eviten cualquier otra salida violenta, de esas que pululan por allí, que seguramente conllevarían a situaciones sangrientas indeseables, a saber:
1.   Que se convoque a una Asamblea Constituyente, para reformar la CONSTITUCIÓN y exigir nuevas elecciones presidenciales entre otras exigencias y mejoras a ésta.
2.    Que se espere el tiempo legal de 3 años, para solicitar un revocatorio al mandato del presidente Nicolás Maduro y forzar a nuevas elecciones presidenciales en 2016.
3.       Invitar al gobierno a un dialogo, con miras a lograr un entendimiento mínimo que permita llegar a un pacto que contribuya a aliviar la actual crisis política, social y económica y esperar nuevas elecciones presidenciales en el tiempo legal de 2019.
4.       Que se aplique la resistencia pacífica mediante el artículo 350, entre otros, de la constitución, hasta obligar al gobierno-estado a convocar nuevas elecciones.
5.     Que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) determine que hubo fraude electoral el  14 de Abril y convoque a nuevas elecciones presidenciales.
6.       Participar en la elecciones municipales del 8-D, insistir en la impugnación, y una vez que se tenga mayor información y claridad se plantee una solución final.
De estas opciones seis planteadas, la que me parece más realista, podría ser la 6ª opción. La 1ª y la 2ª pudieran tener más relevancia y viabilidad, luego de ejecutarse esta 6ª opción.
La 3ª opción, la cual implica la realización de un dialogo entre los dos sectores tan diametralmente opuestos desde el punto de vista ideológico, como lo son el gobierno y la oposición, pareciera que es imposible de realizar, dado la animadversión del partido del gobierno (PSUV) al dialogo y pacto con el sector opositor, al que califican de ultra derechista.

La  4ª opción no pareciera tener mucha acogida en los sectores opositores dado que implica riesgos y posible violencia, dada la habilidad del gobierno en capitalizar estas actividades en su favor y hacer de victimas, para luego replicar con violencia, lo cual en estos momentos pareciera contraproducente, si se considera que existen otras opciones menos riesgosas.

La 5ª opción, sería en mi concepto, la opción ideal y justa para la oposición y el país, de lograrse los resultados de parte del TSJ que se esperarían. Sin embargo, la lentitud con la que ha respondido el TSJ, la artimaña de dirigir el reclamo a la Sala Constitucional, así como su conocida y demostrada lealtad al gobierno, hacen prever que muy difícilmente se atreverán a darle la razón a la oposición y mucho menos convocar a nuevas elecciones.

La 6ª opción la cual ciertamente es la opción oficial de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), tiene sentido y lógica, puesto que le permite al sector opositor seguir firme en su reclamo justo de impugnación de las pasadas elecciones presidenciales del 14-A, hasta agotar todas las instancias nacionales e internacionales, que permita lograr una respuesta definitiva al reclamo planteado. Al mismo tiempo, puede continuar trabajando políticamente en hacerse de la mayoría electoral irrefutable en todo el territorio nacional, que le dote de un piso político más sólido, que el actual.

Una vez que el panorama se aclare y se conozca tanto la situación de la impugnación, como los resultados electorales del 8-D, la MUD tendría una visión más clara, objetiva y realista, sobre la cual pudiera perfilar una opción final, que le permita llegar al gobierno y dar la solución definitiva  al problema político, social y económico que los venezolanos hemos venido confrontando desde hace varios años, los cuales se han agravado con el gobierno actual.

Cada día que pasa, con el presidente ilegítimo Nicolás Maduro haciendo turismo, satisfaciendo las demandas de gobiernos aliados y/o cómplices, sin dar respuestas concretas a los diferentes problemas del país, la situación tiende a agravarse.

Con un gobierno sordo, intentando amedrentar y descalificar a los sectores opositores, abstrayéndose de sus responsabilidades de dar respuesta a los diferentes reclamos pacíficos de los sectores de la vida nacional que reclaman sus justos derechos, también se contribuye al empeoramiento de la crisis.


Por el contrario, en lugar de convocar a la nación entera a un diálogo abierto y sincero,  para buscar soluciones y al menos atenuar la crisis; el gobierno engaña, espía, se burla, maltrata o desconoce a los sectores que reclaman soluciones, empeorando la situación general del país, aproximándonos a probables soluciones violentas, que los opositores del lado democrático por sentido común y para el bien de Venezuela, rechazamos de pleno. 

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