domingo, abril 02, 2017

El fin del agonizante chavismo

Luego de las declaraciones de la Fiscal General, de la república de Venezuela, María Luisa Ortega Díaz, cuestionando por inconstitucionales y golpistas los decretos 155/156 del TSJ, según los cuales: se desconoce a la AN, se les despoja de su inmunidad a los parlamentarios opositores, se les usurpan sus funciones, las cuales asume el mismo TSJ; y súbitamente todo cambió en la Venezuela política.
Inmediatamente, el presidente Nicolás Maduro llama al Consejo Nacional de Seguridad, al cual la fiscal, ni el TSJ, ni representantes de la oposición asisten. En una maratónica sesión, se decide solicitar al TSJ a que eche atrás (que aborte) tales decretos, por ser inconstitucionales. Si alguien necesita un ejemplo práctico de lo que significa anarquía, se me ocurre que éste, pudiera ser uno muy representativo. 
Las consecuencias están a la vista. Se habla de un globo de ensayo practicado por el chavismo para dar un golpe de Estado, justificado por el TSJ ante la supuesta ilegalidad de la AN, decretada por ellos mismos; evitando la participación del poder ejecutivo y dejando como responsable único, al TSJ. Si no hubiese habido la participación oportuna de la Fiscal, cuestionando a tales decretos por inconstitucionales, no se sabe cuáles hubieren sido los resultados y consecuencias de esta acción. Lo cierto para los venezolanos, es que ha habido alta irresponsabilidad del TSJ, el cual en estos momentos está siendo repudiado por la población y conminado a que renuncie en pleno, lo cual agrega otro elemento a la lucha gobierno – oposición.
Lo cierto es que el chavismo ha sufrido un fuerte golpe político y moral entre sus filas. Sobre todo, entre las fuerzas morales internas que todavía pudieran existir dentro de ellas, las cuales deben estar alarmadas ante tanta inmoralidad y desparpajo de sus líderes, dentro de un proyecto político al cual se adhirieron incondicionalmente por considerarlo viable y serio; que al final ha resultado todo un conjunto de decisiones y acciones erróneas y perversas sin ningún viso de legalidad ni de racionalidad. Tan es así, que el apoyo estimado actual al gobierno, tiende a colocarse por debajo del 10% de aprobación, lo cual es definitivamente determinante para corroborar el desplome del gobierno. Esta solo, no tiene población que lo defienda.
Solo falta saber, el grado de tozudez del gobierno para aceptar gallardamente, que perdió la guerra contra la democracia y la sensatez. Solo falta saber, su disposición a aceptar que la única solución para los venezolanos y futuro de éstos, es la de aceptar el llamado a elecciones inmediatas que está solicitando el pueblo desde hace mucho tiempo. Solo falta saber, si el gobierno aún tiene sentimientos y la capacidad de honrar al pueblo, y acepta liberar de las cárceles venezolanas a los presos políticos que permanecen innecesariamente detenidos sin justificación alguna. Solo falta saber, si el gobierno, al perder las elecciones por los votos obtenidos por la oposición, está dispuesto a entregar el poder a los legítimos elegidos por el pueblo, para ejercerlo.

Si el gobierno está consciente de que perdió la guerra contra la democracia, ésta última representada en estos momentos por la oposición, se le conmina a que deponga las armas, que actualmente apuntan al pueblo, y haga lo que tiene que hacer, para garantizar fechas y arreglos electorales correspondientes, para iniciar de inmediato el proceso electoral que se requiera para elegir y legitimar a un nuevo gobierno constitucional, para la nueva Venezuela.  

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