martes, marzo 28, 2017

Una solución consensuada a la crisis de Venezuela

La Organización de Estados Americanos, OEA, es el principal arbitro político que se instaló en América, para defender la democracia y sus principios, libertades, justicia, derechos humanos y respeto a la propiedad privada, entre otros factores, que son parte de la democracia, como lo es el sistema económico de libre mercado y la existencia del estado de derecho. Por supuesto, los países miembros de la OEA, son autónomos en sus decisiones libérrimas, y pueden por voluntad propia, pertenecer o no a la OEA. Una vez que pertenecen a ella por voluntad propia, adquieren un compromiso, legal, político y moral con el continente, de defender los principios de la democracia. La república de Cuba, en los años 60 del siglo pasado, decidió por los gobernantes “revolucionarios” de entonces convertir a su país en una república comunista, y la OEA, en cumplimiento a sus deberes y responsabilidades, la expulso del sistema político democrático establecido en América.
La OEA ha hecho un anuncio de enviarle la carta democrática al gobierno de Venezuela, por violaciones constantes, de la democracia, luego de ser electo gobierno democráticamente por los votos de los venezolanos en 1998. A partir del momento en que se declaró un gobierno marxista leninista o comunista, empezaron las violaciones a la constitución recién modificada el año de 1999, mediante un referéndum.  Sus violaciones a la democracia empezaron a mostrarse de inmediato, durante la primera década del siglo XX., y han continuado hasta ahora, en varios períodos presidenciales desde entonces.  En mi opinión y la de muchos venezolanos, la OEA ha sido demasiado paciente con el gobierno venezolano desde entonces. El hecho de que el chavismo niegue que existen políticos presos y los califiquen politiqueros presos, es una muestra del cinismo y desvergüenza del chavismo en negar algo que está claramente a la vista.
Quince países de los más importantes y representativos de América y 14 ex presidentes latinoamericanos, están de acuerdo en aplicar la carta democracita a Venezuela, cuanto antes. Antes de aplicarle la Carta a Venezuela la OEA exige como condición, que se libere a todos los políticos presos en Venezuela y que se llame a elecciones generales este año 2017.
Dado que las elecciones presidenciales en Venezuela están pautadas para realizarlas en diciembre de 2018, lo que nos lleva al hecho de que son dos años más que el pueblo venezolano tendría que esperar para empezar a resolver sus múltiples problemas con un nuevo gobierno. Esa es la causa por la que la OEA presiona para pedir elecciones generales de inmediato, para no tener que aplicar la carta democrática. Así están las cosas, hasta el momento.
A objeto de darle mayor seriedad y evidencia a esta salida consensuada, yo le agregaría una actividad extra y fundamental. Y añadiría que obligatoria, para que el pueblo venezolano certifique y apoye la propuesta de la OEA, incluyendo previo a la elección general propuesta, un plebiscito o referéndum, donde el pueblo sea quién decida, el adelanto de las elecciones de 2018, y no vayan a decir mañana que este fue un golpe de Estado preparado por la OEA, apoyado por el imperialismo norte americano.
Ese plebiscito o referéndum podría realizarse en el segundo trimestre del año 2017 (abril, mayo junio), y las elecciones generales, realizarlas para el tercer trimestre (julio, agosto, septiembre) y el cambio de gobierno se haría en el cuarto trimestre de año (octubre, noviembre diciembre).
Ni el gobierno ni la oposición tendrían objeciones mayores a una salida consensuado tal como la planteada. Por supuesto esta debería ser acompañada por veedores de la OEA, de Europa, de la ONU, y de organizaciones internacionales de los derechos humanos, para garantizar la trasparencia de ambos eventos. El gran ganador de esta salida será el pueblo venezolano, el cual mantendría su soberanía, validaría la solución acordada, y se eliminaría cualquier forma de ingobernabilidad, puesto que no habría justificaciones para que exista. Al menos a gran escala. La OEA resolvería uno de grandes problemas políticos de América, se consolidaría y ganaría prestigio perdido por opacas actuaciones del pasado reciente.
Con esta salida, se elimina, además, la posibilidad de un golpe de estado aupado por los militares venezolanos ambiciosos y oportunistas o por Cuba, para mantener el control de Venezuela y seguir recibiendo los beneficios económicos que recibe de parte del actual gobierno de Maduro. Más importante aún, se elimina la posibilidad de una guerra civil o de una poblada nacional donde ni la oposición ni el gobierno de Venezuela, tendrían el control del país, con consecuencias caóticas e impredecibles para Venezuela. La transición de gobierno sería pacífica, legal y consensuada a nivel regional nacional e internacional.
En éstos momentos la pelota está en posesión del gobierno, quién aceptará o rechazará la propuesta de la OEA. Personalmente, pienso que la rechazará, sin aceptar adelantar las elecciones generales, y preferiría que la excluyan de la OEA a prestarse a esa solución consensuada, que, a todas luces, tiene perdida.
El discurso ante la OEA de la canciller venezolana, Delcy Rodríguez, causó gran polémica este lunes porque no tocó los temas importantes que llevaron al organismo hemisférico a tratar de nuevo con nivel de emergencia la situación de crisis en Venezuela.
Nueve meses más tarde, la OEA volverá a debatir un informe actualizado del secretario general, Luis Almagro, sobre el empeoramiento de la crisis del país, en el que el uruguayo instó a celebrar elecciones generales en menos de 30 días, a liberar a los presos políticos y a atender la crisis humanitaria en el país. Rodríguez optó por un discurso antiimperialista, anti injerencista y en el que se dedicó a insultar a Almagro.
Después de pasearse por los iconos trasnochados del comunismo internacional y de hacer bostezar a la audiencia por más de una hora, a Delcy le tocó enfrentar el momento en el que el presidente pro-tempore del Consejo Permanente se manifestara sobre el “engavetamiento” de la cháchara. “Se toma nota de las intervenciones de su excelencia Delcy Rodríguez “, fue lo que dijo el vocero de la sesión.
Ante tal panorama actual, nadie garantizaría que esa salida consensuada, se dará tal como se ha anunciado y solicitado la OEA, ni con el agregado del referéndum nacional, para darle al pueblo la oportunidad de aprobarla, sugerido por el autor de este escrito. Es decir, que todo indica que la carta democrática será enviada a Venezuela, el gobierno la recibirá, la protestará, argumentará, y al final dejará de pertenecer a la OEA. Nuestro problema seguirá latente sin solución, por más tiempo, dejando pendiente una solución muy difícil de lograr.

A partir de ese momento, el gobierno de Venezuela se declara en rebeldía contra el sistema democrático interamericano y por supuesto, oficialmente queda fuera de éste, acompañando a Cuba como único otro país que rechaza al sistema político democrático, como forma organizada de vida, para la población de estas naciones. Habrá que esperar entonces, las reacciones de la población y oposición política, ante esta situación atípica. 

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