lunes, diciembre 28, 2015

Venezuela necesita urgentemente una SALIDA

La nueva Asamblea Nacional, es considerada como el balcón desde donde se expresa el pueblo. Ésta, genera,  controla y vigila las leyes que emite, para la nación en favor de las necesidades de todos los ciudadanos y residentes en el país. Tiene además, la “tácita” responsabilidad de poner orden y devolverle a Venezuela la independencia de actuación de los poderes de la nación, hasta ahora secuestrados por el poder ejecutivo, que le sirven a éste para lograr sus objetivos políticos de perpetuarse en el poder, entre muchos otros propósitos antidemocráticos.

El poder ejecutivo actual, en complicidad con la Asamblea Nacional saliente, ha conspirado para prostituir al poder judicial, y al poder ciudadano lo que ha llevado al país a una situación de fracasos económicos y sociales  acompañados de una ola enorme de pobreza y corrupción propiciada por el mismo gobierno. Esta permisividad e impunidad generada por el gobierno, ha sido parte de su estrategia  para administrar a Venezuela en forma radical y fraudulenta. En nombre de la revolución bolivariana, han arruinado al país en su beneficio propio. Muchos de sus líderes y allegados, se han enriquecido fraudulentamente durante 16 años en el ejercicio del poder. No existe ni siquiera una investigación por esto.

Un debate necesario en la nueva AN, sería el de la revisión de las funciones, roles y responsabilidades de los poderes del estado venezolano. Esto debido a que en la teoría y según la constitución están bien definidos; pero en la práctica, los deberes y responsabilidades de cada uno de estos poderes, no son afines con lo que contempla la constitución y las leyes. Ante esta enorme “trasgresión” y vacío que existe en los poderes del estado venezolano, el referido debate sería de un gran valor para los venezolanos y el mundo que nos observa.

Según la constitución, los poderes del estado sirven a la nación para beneficio de todos los venezolanos sin exclusión alguna. Otra función de los poderes del estado es el de ofrecer a la nación un contra peso entre todos estos, a objeto de lograr el balance idóneo entre ellos en beneficio de los intereses del país.

Las coincidencias y/o diferencias permitidas entre los poderes, están claramente señaladas en la constitución de la república.  Los miembros de los poderes de la nación son elegidos tácitamente por el pueblo, y el pueblo es el jefe supremo de todos estos.

En el caso de que algún poder público actuare en forma diferente y en contra del pueblo, el pueblo tiene el poder electoral para remover a los representantes de este poder de sus cargos. En algunos casos lo hace directamente, en otros, lo hace a través a e la tribuna del pueblo representada por la Asamblea Nacional. Un ejemplo de estas anomalías las podemos ver en la realidad actual. A saber:

Están lloviendo denuncias gravísimas de corrupción asociadas a funcionarios venezolanos, familiares de éstos y a empresarios cercanos a la denominada revolución chavista o gobierno. Tales denuncias son reseñadas por diarios de todas las regiones del mundo con pruebas e información fidedigna de los hechos, con evidencias inobjetables y legitimas. Se han hecho detenciones ciertas por tales actos de corrupción con nombres y apellidos.

Cuando lo sensato sería investigar internamente y ponerse a las órdenes de la justicia externa para informarse, aclarar o confirmar tales actos, contribuyendo con la investigación que los señala; el gobernó voltea hacia un lado y niega e ignora que exista esa realidad. Contrariamente a lo que deben hacer, el gobierno y los poderes del estado de Venezuela se convierten automáticamente en cuestionadores de las denuncias y sentencias e inmediatamente se constituyen en alcahuetes de tales “personajes acusados de corruptos” o de “narcotraficantes”. Seguidamente dan declaraciones de la existencia de una guerra internacional que desea hacer daño al gobierno de Venezuela.

Otro ejemplo de incompetencia, dejadez y desidia, es el de la grave situación económica y social que vive el país en sus diferentes áreas. A saber: enorme escasez, altísima inflación, enorme desnutrición, altos precios, alta devaluación de la moneda, bajos sueldos y salarios, alto desempleo, alarmante baja en la producción de bienes y servicios, bajísimo poder adquisitivo, existencia de un corrupto e inútil control cambiario, alarmante baja en la producción de petróleo, deterioro inmenso en la calidad de vida del venezolano, mayor pobreza, etc...

Ante las denuncias y demandas del pueblo para que salgamos de esta situación, al gobierno y demás poderes del estado, solo se les ocurre achacarle la culpa de todo ello a las naciones enemigas que “supuestamente” tienen una guerra económica contra el gobierno de Venezuela, para sacarlo del poder. Cuando deberían dar la cara y reconocer su culpa por el fracaso de su revolución, el gobierno miente cobardemente y acusa a la oposición y al empresariado de la destrucción económica que ellos mismos han causado. Ya el pueblo no les cree nada de lo que dicen y argumentan.

Hasta ahora la Asamblea Nacional solo ha servido para apoyar al poder ejecutivo en todo tipo de irregularidades, con el propósito de avanzar en su proyecto comunistoide perverso. Ha permitido que el gobierno junto a los demás poderes públicos despilfarrasen gran parte de un inmenso presupuesto anual sin control ni seguimiento alguno. Numerosos bancos internacionales tienen dentro de su clientela VIP a cientos de venezolanos y extranjeros corruptos que han usurpado a la nación gran parte de esos enormes ingresos, los cuales han podido servir para hacer crecer a Venezuela a niveles impensados.

Utilizando la señal de costumbre de levantar las manos, los asambleístas chavistas dieron luz verde al gobierno para ejecutar ostentosos presupuestos, que han desangrado al país de una forma ominosa. Como resultado, existe enorme desbalance fiscal, la deuda interna y externa del país, llegó a niveles gigantescos, y es prácticamente impagable. Se estima que es de unos 300 mil millones de US$.

Si se hubiese ejercido correctamente el control de la AN sobre el poder ejecutivo, de aprobar solo las solicitudes ajustadas a derecho y rechazar las que estaban fuera de la ley; al menos, se hubiera evitado que el desangramiento del erario público fuese tan enorme como lo ha sido. Lamentablemente el daño está hecho y actualmente no tenemos la posibilidad de tener enormes presupuestos anuales que controlar. El país está económicamente deprimido y prácticamente quebrado.  Se requiere de inmensos recursos económicos para sanear su economía.

El nivel actual de producción de petróleo ha bajado dramáticamente. Hoy día es de unos 2,3 MMBPD. Esto, debido al crecimiento insólito de la nómina de PDVSA, el aumento de tareas y funciones ajenas al negocio petrolero, sumados a la  impericia de PDVSA de mantenerlo a niveles aceptables. Los costos de producción han subido estrepitosamente desde 1998. Estimo que estos costos de producción de petróleo pudieran estar cercanos a los 15 $/barril, con un margen de ganancia por venta bizantino, considerando los bajos precios de venta del petróleo en el mercado internacional cercano a los 30 $/barril. Si a esto sumamos que producimos gasolina a un precio muy superior al que la vendemos en el mercado interno; y además tenemos que suplir la demanda que no podemos cubrir a precios de mercado internacional, es evidente que tenemos un enorme balance deficitario en la economía de nuestra industria petrolera que se debe solventar.

La información frecuente que nos suministra el portal de internet “Energy &  Capital” de un próximo “boom” en la generación de energía eléctrica a través de la energía nuclear en todo el mundo; emiten señales poderosas para preocuparse y ocuparse de resolver cuanto antes los problemas políticos, petroleros y económicos de Venezuela. De no hacerlo, preparémonos para un futuro sombrío.


Para enderezar la economía, es necesario y urgente que Venezuela se abra al capital privado internacional, atraiga inversiones y ofrezca a los dueños de éstas garantías de protegerlas. Todo ello, necesario para apalancar y diversificar la economía del país. Eso será imposible con el actual gobierno, el cual se declaró socialista y anti capitalista; y además, canceló sus relaciones comerciales con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y el Banco Mundial (BM) los cuales pudieran auxiliarnos. Por lo tanto, es inaplazable decidirse a cambiar el rumbo  del país exigido por el pueblo el 6D. Por ello es forzoso y pertinente cambiar de gobierno vía revocatoria u otro método legal y constitucional. No existe otra vía.

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