jueves, febrero 19, 2015

La marcha del silencio

El pasado 18F, se  realizó en Argentina la MARCHA DEL SILENCIO inspirada en los misterios de la muerte inesperada y violenta del fiscal Alberto Nisman, quién se atrevió a acusar a la presidenta Cristina Fernández, viuda del ex presidente Néstor Kirchner, de encubridora de los supuestos criminales iraníes que causaron la muerte a 85 personas, mediante acto terrorista a la organización AMIA en Buenos Aires el 18J de 1994.

La convocatoria a la marcha la hizo un grupo de fiscales colegas de Alberto Nisman, a  quienes se sumaron sus familiares. A este reducido grupo se unió un número inédito de personajes de la sociedad civil, quienes en unión a personas comunes del pueblo argentino se sumaron masivamente a ésta convocatoria. La marcha tomó una fuerza descomunal; a tal punto que se le está comparando con las marchas del silencio de Francia y de Dinamarca y otras regiones el mundo, inspiradas en protestas contra la violencia, la inseguridad, el terrorismo, la impunidad y la injusticia; y en favor de la paz, de la verdad, de la libertad de expresión, etc.

La marcha del silencio que se acaba de producir en Argentina fue pacífica y silenciosa, sin elementos perturbadores. Se produjo aún en contra del tiempo, puesto que llovió pertinazmente y con fuerza; y sin embargo esto no impidió que se celebrase con éxito. Podría afirmarse que el gran protagonista de esa marcha, fue el gran pueblo argentino, quién se expresó en silencio y expuso públicamente sus demandas.

No obstante esas manifestaciones de civismo que dio el pueblo argentino en la marcha del silencio, donde sobresalieron los llamados de justicia; se esconde subrepticiamente una gran realidad que aún no termina de aflorar a la luz de la opinión pública, como lo es el modelo de relaciones internacionales de la república Argentina, muy semejante a los modelos de los gobiernos de Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela.

Para nadie es un secreto que los gobiernos de estos países, aplican una ideología política de extrema izquierda que odia al mundo israelí, y defiende al mundo palestino. Son gobiernos que se sienten a gusto con la ideología marxista leninista y condenan las democracias representativas. Son gobiernos que ven con simpatía a los gobiernos totalitarios de China, Cuba, Rusia, Irán, Siria, Corea del Norte, Bielorrusia y Vietnam.

Es evidente también el alejamiento de estos gobiernos latinoamericanos indicados arriba, con los gobiernos democráticos de Europa, América y del mundo. Pareciera ser que estos gobiernos populistas y extremistas, desean imponerles a sus respectivos pueblos el tipo de amistad internacional que deben cultivar. Estas posiciones extremas de parte de estos gobiernos, que se califican a sí mismo como revolucionarios y quienes utilizan la mentira, la manipulación, el abuso del poder y el terrorismo de estado como herramientas de gobierno, terminan enfrentados a los medios de comunicación privados que denuncian y condenan tales conductas y anormalidades. Ello explica el por qué, el diario Clarín es tan odiado por el gobierno argentino.

El caso Nisman, desnuda plenamente esta realidad de la existencia de dos versiones de la república de Argentina. Gran parte de la población argentina se siente identificada con la democracia y las naciones occidentales y la otra parte, a la cual pertenece el actual gobierno, está identificada con el mundo oriental del marxismo leninismo. Este tema más temprano que tarde, la población argentina tendrá que dilucidarlo.

La verdad sobre la muerte de Nisman no es suficiente para  resolver tal situación. El hecho es que la muerte del fiscal Nisman, ha propiciado un debate nacional e internacional que va tomando fuerza. En consecuencia, no sería de extrañar que como consecuencia de este debate, la correlación de fuerzas políticas en argentina sufra un gran viraje hacia la centro derecha; y en las próximas elecciones presidenciales, se produzca el entierro político del peronismo y del incipiente kirchnerismo, como consecuencia de un uso exacerbado del populismo, aunado a una ilógica y confusa política internacional que ha hecho mucho daño al país argentino. 

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