miércoles, julio 28, 2010

La guerra y la paz

Oír hablar de un plan de paz para resolver el conflicto armado entre la sociedad colombiana y las Farc, a una semana después de haber roto las relaciones diplomáticas con Colombia, y de haber saturado el ambiente político latinoamericano con una inminente posibilidad de guerra entre Colombia y Venezuela, pareciera ser la trama o guión de la excelente novela, convertida en “best seller”, producida por el exitoso escritor ruso León Tolstói, “La guerra y la paz”; plena de armoniosas intrigas, traiciones, amoríos, tensiones, dramas, guerras, y vivencias familiares del pueblo ruso en varias décadas.
Que el gobierno venezolano le proponga al gobierno colombiano, en estos momentos de máximas tensiones diplomáticas, una propuesta de paz con las Farc, más que una solución al conflicto, pareciera ser otro trapo rojo más, y una huida hacia delante, como las tantas que ha propiciado el chavismo en estos primeros meses del año, para ocultar las verdaderas realidades de su gestión mediocre en Venezuela, intentar evitar la derrota inminente en las próximas elecciones parlamentarias y una forma más de ganar tiempo ante las incómodas y bien sustentadas acusaciones de Colombia de que esta protegiendo y aupando a las Farc.
El gobierno venezolano sabe perfectamente, que Colombia ha intentado infructuosamente hacer las paces con las Farc. De hecho, lo intentó el gobierno de Andrés Pastrana, quién fue infantilmente engañado por las Farc, y quienes además, salieron fortalecidas después de ese intento fallido de paz. Desde ese entonces, las Farc han actuado inclementemente contra la sociedad colombiana, cometiendo crímenes atroces e imperdonables, indignos de un ejército que se dice de liberación, cuyo término o significado no terminamos de entender.
El gobierno venezolano también sabe, que el gobierno de Álvaro Uribe le ha declarado la guerra a muerte al narco terrorismo, política ésta que ha sido ratificada a seguir por el presidente electo Juan Manuel Santos. Ambos presidentes colombianos están profundamente convencidos, de que las gestiones de paz contra este tipo de tenebrosos y malignos personajes, son inviables e improcedentes, actualmente en Colombia.
Sin duda alguna, que esta jugada del gobierno chavista venezolano, como sacada de la manga de la camisa por un mago, más bien, pareciera tener el objetivo de ganar tiempo, que intensiones responsables y serias de ayudar en la solución al drama colombiano. Quizás algunos analistas más osados se atrevan a calificarla como una especie de burla, tendente a incomodar al gobierno colombiano y hacerlos perder la calma.
Hablar de guerra un día, y una semana después hablar de paz, pareciera ser una demostración de disponer de unas habilidades extraordinarias e ilimitadas de manipulación y perversión, que al parecer utiliza el chavismo con mucha frecuencia en sus confrontaciones políticas y diplomáticas, con el propósito de vencer, no para negociar ni para progresar. Mientras tanto, esperaremos a ver qué sucede en esa incierta cumbre de UNASUR.

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