viernes, julio 14, 2017

La irreversibilidad de los cambios que buscamos.

A propósito de las declaraciones del famoso actor venezolano Edgar Ramírez, quién señaló que el cambio en Venezuela es irreversible, se me ocurre que el tema de irreversibilidad, pudiésemos aprovecharlo para recordar, aclarar, y definir mejor el tipo de lucha actual del pueblo contra el gobierno actual, y los vicios del pasado que aun nos afectan y seguirán afectando si no hacemos algo por combatirlos y erradicarlos.

Es oportuno aclarar, que no se trata de un simple cambio de gobierno - de uno malo por otro mejor.  No se trata tampoco del simple cambio de gobernantes, ni el cambio de un partido político por otro u otros. Ni el simple cambio de un presidente autoritario, ignorante y terco  por otro popular, estudiado, brillante y demócrata.

Se trata de un cambio irreversible en Venezuela, para desterrar por siempre de nuestra nación, vicios, malas practicas, arbitrariedades, confusiones, y actuaciones erróneas que han hecho mucho daño a Venezuela, en el pasado y en el presente. Uno de éstos males es el militarismo, el cuál no hemos podido quitarnos de encima en toda nuestra vida republicana. Según mis estadísticas, Venezuela ha estado gobernada durante unos 150 años, por gobiernos militares o militaristas, cuando lo lógico y constitucional es que estos presidentes o gobernantes han debido ser civiles. Hoy día estamos secuestrados por esos mismos  militares con otros nombres en otra época y otros argumentos.

Otra "tara" que venimos arrastrando en Venezuela es la de que los presidentes electos por la vía democrática, que por mal lectura de la constitución, y pienso que por aligerar las acciones de estado correspondientes, o  por debilidad de los poderes del estado que lo permiten, o por abuso simple de poder, o por contar con una mayoría en  la asamblea legislativa; pareciera que los presidentes de Venezuela se convierten en intocables y actúan en actitud de soberbia, como si la nación entera les perteneciera, actitud ésta definida por el pueblo como conducta presidencialista.  Venezuela se merece un gobierno que respete cabalmente la constitución, la cual por cierto, debería ser adecuada nuevamente, para lograr armonía y consistencia, con la nueva Venezuela que queremos y debemos forjar.

En Venezuela, costo mucho esfuerzo cambiar del centralismo al regionalismo. Antes, los gobernadores y alcaldes de los estados que conforman la nación eran elegidos por el presidente o por el partido de gobierno que ganaba las elecciones. Desde hace muy pocas décadas, se abrió y amplió el abanico electoral y se incluyeron elecciones para gobernadores y para alcaldes y demás cargos legislativos regionales. Sin embargo, debido al presidencialismo y autoritarismo de los últimos presidentes, pareciera que aún se persiste en restarle poder y autonomía de acción a las autoridades regionales. No se entiende por ejemplo, que aun persistan hospitales, puertos, aeropuertos, universidades, etc., que actualmente sean administrados desde la capital, sede del gobierno nacional. En lugar de frenar y/o entorpecer sus actividades, las regiones deben ser permanentemente motivadas y respetadas por el ejecutivo nacional, que permita mejorar el desarrollo económico regional e integral  nacional. 

Las actividades políticas, su reglamentación, su financiamiento, las estructuras, las ideologías,  las reglas de juego y leyes que rigen la actividad política en Venezuela; deben revisarse, mejorarse y adecuarse  a los  tiempos modernos. Estas organizaciones, deberían ser alineadas de tal forma que se eviten las exageraciones o exabruptos que ocurren con frecuencia. La fundación de un nuevo partido político debe ser producto de una necesidad justificada, la cual debe ser rigurosamente revisada. Acá en Venezuela, se fundan partidos políticos, por el solo hecho de que su fundador desea protagonismo, o facilidades para hacer negocios, o por egocentrismo por desear estar en la cúspide del poder. No se cuál es la cifra de partidos políticos existentes en Venezuela, pero me imagino que superan los cien o más, lo cual es inaudito. Creo que es tiempo de bajar de cantidad de partidos políticos y aumentar la calidad de los merecen actuar como tales.

La corrupción en Latinoamérica, se ha desbordado a niveles preocupantes. En esta primera parte del siglo XXI, Venezuela se ha puesto a la cabeza de ésta corrupción. Aún cuando no se hecho un balance total y fiel de la corrupción habido en estos últimos 18 años en Venezuela, es evidente el gran daño económico y social que se hecho a la nación por este nuevo karma que nos ha invadido progresivamente, que aunado al narcotráfico de estado, nos esta llevando a una gran calamidad económica, social y moral. Explicar y justificar el derroche de unos 2 billones de dólares (doce ceros) en 18 años, en un país de 30 millones de habitantes, pareciera ser algo fantasioso de explicar. No existen obras ni programas sociales suficientes y a la vista que  justifiquen tan inmenso despilfarro de dinero.

Pudiera continuar señalando, vicios y conductas erróneas de los gobiernos y de la sociedad venezolana en general por décadas, reñidas con los principios democráticos, la justicia, la responsabilidad, la sensatez, el progreso, la moral, la legalidad, etc., etc.; que deberíamos erradicar de una vez por todas en Venezuela. Deberíamos aprovechar esta oportunidad de lucha actual contra el chavismo, la negligencia, la corrupción, el narcotráfico y el comunismo que nos permite la historia, para poner acción y empezar a erradicar costumbres obsoletas, anticuadas, inconvenientes, atrasadas, e indeseables para un futuro mejor para nuestra patria; una vez que se produzca un cambio de gobierno en nuestro país.


Con el chavismo hemos aprendido a rechazar, conductas, prácticas y actuaciones que no queremos repetir en el futuro inmediato ni lejano. Con los gobiernos anteriores teníamos que haber aprendido y actuado a rechazar y a combatir, lo que nunca hemos debido permitir que sucediera en el pasado. Es decir, cuando hablo de irreversibilidad me refiero a cambios históricos y recientes, que nos permitan deslastrarnos de lo malo como sociedad, para trabajar por una Venezuela digna de sus habitantes actuales y futuros. El pasado debemos dejarlo atrás sin remordimientos y sin rencor. Sin embargo, debemos insistir en horadar hacia atrás. No debemos conformarnos con un simple cambio de gobierno. Si buscamos un cambio,  este cambio debe ser mas extenso, profundo,  amplio e histórico hacia una democracia real robusta, sostenible, eficiente y moderna. Por tales motivos, ……¡el cambio real debe ser profundamente irreversible!!!!

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