jueves, noviembre 12, 2015

La carta de la OEA al CNE de Venezuela

La sociedad civil democrática de Venezuela ha estado esperando desde hace algo más de una década, que la OEA aplique la carta democrática al régimen de gobierno de Venezuela, por su conducta antidemocrática y violación reiterada y permanente de los derechos humanos de las minorías políticas del país.

Desde entonces, hemos tenido en Venezuela, unas 18 elecciones presidenciales, legislativas, regionales y referéndums, arbitradas por un Consejo Nacional Electoral, totalmente parcializado políticamente por el régimen de gobierno chavista que administra a la nación desde hace 16 años. Durante este tiempo, cuatro de cinco de sus directores miembros, son fichas políticas evidentes del gobierno, quienes permiten toda clase de abusos de poder, ventajas electorales y arbitrariedades de parte de los partidos políticos del gobierno, en perjuicio de los partidos políticos opositores agrupados alrededor de la Mesa de la Unidad Democrática, MUD.

Luego de ganar unas elecciones “democráticas” en 1998, con el voto mayoritario y espontaneo de los venezolanos, el chavismo en Venezuela, dio un giro ideológico de 180º, y se declaró marxista leninista y posteriormente impuso el lema de “Patria socialismo o muerte” en toda la administración pública, alcanzando incluso al ejército. Han sido eventos y conductas que la OEA ha debido sancionar oportunamente y no lo hizo. Esta traición al pueblo venezolano por parte del gobierno de Venezuela, la misma razón por la que Cuba fue suspendida de la OEA en los años sesenta; pasó desapercibida e ignorada por la OEA, quién se negó reiteradamente a enviar la carta democrática al gobierno de Venezuela, mientras su secretario ejecutivo fue el señor Miguel Insulsa, un evidente marxista leninista encubierto de demócrata.

Dado el gran poder económico, que Venezuela logró con la subida abrupta e inesperada de los precios del petróleo, le permitió al régimen chavista promocionar y vender su proyecto revolucionario a algunos otros países de América a inicios de este siglo XXI, entre los cuales Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, han sido sus más cercanos aliados y favorecidos económicamente, quienes junto a Cuba, el primer y único país americano declarado hasta entonces marxista leninista; conformaron una enorme alianza regional, que logró una fuerza política inédita de la izquierda socialista revolucionaria en el seno de la OEA y del continente.

Este surgimiento del socialismo marxista leninista en Latinoamérica contagió a una gran parte de la región, razón por las cuales aparecieron muevas organizaciones (Unasur, Comunidad Andina de Naciones-CAN, Celac y PetroCaribe),  desaparecieron otras  inconvenientes para el socialismo (Pacto de Libre Comercio-PLC, Pacto Andino), y se ampliaron otras (Mercosur), en la cual fue incorporada Venezuela, ante la férrea resistencia de Paraguay.

Ante el escenario político que se conformó en Latinoamérica, daba la impresión que la democracia colapsaba, y resurgía el totalitarismo cívico militar, esta vez con un nuevo uniforme, el del socialismo o comunísimo. Evidentemente Latinoamérica socialista, intentaba hacerle una cayapa (varios contra uno) a los EE.UU., para aislarlo, debilitarlo y destruirlo política y económicamente. Venezuela, su gente y sus instituciones y  quedaron indefensa interna e internacionalmente, a la merced de un grupo de pillos que la desvalijaron y corrompieron.

El siempre milagroso e impredecible país de los EE.UU. tenía una sorpresa, la cual sacó como una carta debajo de la manga, que muy pocas personas estaban preparadas para esperarlo y digerirlo. Muy pocos sabían del desarrollo que avanzaba sigilosamente en los EE.UU., que consistía en la extracción y producción de petróleo mediante la fracturación hidráulica de yacimientos petrolíferos entrampados en lutitas1.

La baja abrupta de los precios del petróleo, y el aumento inusitado de su potencial de producción de petróleo y reservas petroleras, aunado a sus inmensos almacenajes de combustible bajo tierra, EE.UU. el país que todos creían que agonizaba por falta de combustibles, resurgía como el Fénix ante el mundo y anunciaba que tenía petróleo y gas natural para ofrecerle a Europa y al mundo, a bajos precios. Las reiteradas amenazas de Hugo Chávez de cortarle el suministro de petróleo, quedaron para la historia como bufonadas demenciales.

Este cambio tan sustancial del negocio petrolero mundial, ha repercutido tan hondamente en la economía de los países, que ha empezado a impactar en la política, en lo social y hasta en las ideologías políticas de los pueblos. El dinero que utilizaba Venezuela para extorsionar ya no lo tiene el régimen, en las cantidades abundantes que les permitía comprar conciencias de cualquier dirigente político influyente, o a cualquier nación en crisis económica. El cambio de Chávez por Maduro, le ha dado un toque dramático a nuestra situación, puesto que a Hugo Chávez, al menos se le entendía lo que decía, a Maduro no lo entiende nadie.

A La Carta de la OEA al CNE de Venezuela, que acaba de dirigir su secretario general Luís Almagro a Tibisay Lucena, le damos la bienvenida, y esperamos que surta algún tipo de efecto  en la sociedad civil y militar de toda Venezuela, en especial dentro del chavismo. Solo aspiramos a que las elecciones parlamentarias se realicen en paz, sin violencia y con la transparencia esperada. Esa larga carta, debe tener el apoyo de los gobiernos que conforman hoy día la OEA. Almagro, debe haberla consultado con muchos gobiernos antes de enviarla,  razón para pensar que de no respetarse las reglas de juego en las elecciones y la emisión correcta y a tiempo de los resultados, podría haber consecuencias nacionales y/o internacionales, para el régimen.

Si analizamos el panorama político actual, el socialismo en Latinoamérica está en decadencia, y siendo neutralizado por muchas acciones, que le van dando otra cara a la región respecto al tema. La democracia en centro américa luce reforzada, gracias a las iniciativas de sus propios pueblos. Ya soplan vientos de democracia plena en Argentina, y al menos que suceda algo imprevisto, el ganador sería Mauricio Macri, junto a su equipo político demócrata que le apoya, a carta cabal.
Cuba está siendo “apaciguada” por los EE.UU., y supuestamente tendrá que cambiar de criterio sobre seguir promocionando el marxismo leninismo en Latinoamérica. Se espera que con la firma del convenio con los EE.UU. y el levantamiento del embargo económico, le tranquilicen y le permitan olvidarse progresivamente de su existencial amor por el socialismo comunista que ha causado tanto retroceso en la región.

El gobierno socialista de Brasil, está duramente cuestionado por la población de Brasil. Dilma Rousseff, se encuentra arrinconada por hechos graves de corrupción aunados a sus malas políticas económicas. El expresidente Ignacio Lula Da Silva está siendo acusado de corrupto y podría terminar en la cárcel. Difícilmente el partido de los trabajadores vuelva a ganar la presidencia del país. Al presidente Correa del Ecuador se le está siendo difícil lograr la nominación presidencial para un próximo período de gobierno.


La carta enviada por Almagro, quizás produzca inquietudes y meas culpas en muchos dirigentes socialistas. Algunos pensábamos que Luis Almagro estaba ideológicamente identificado con la corriente del socialismo, al igual que Miguel Insulza, lo cual queda claro. Esta ayuda de la OEA, por tan preciada carta enviada por su secretario general, ayudaría y sería determinante a reestablecer la democracia en Venezuela. Queda de parte del pueblo venezolano, hacer valer el valor de su voto, el cual hoy cobra mayor importancia que antes. 

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