miércoles, febrero 25, 2015

Cristina, Nicolás y sus pueblos

Es asombrosa la similitud de las políticas de los presidentes Cristina Fernández y Nicolás Maduro. Pareciera ser que leen los mismos libros, y/o utilizan los mismos asesores. Ambos hacen largas e insólitas cadenas de radio y televisión. Ambos odian con fervor extraño a sus adversarios políticos. Ambos mienten y manipulan frecuentemente.  Ambos tienen los mismos gobiernos totalitarios como amigos. Ambos son populistas. Ambos son demagogos. Ambos han fracasado en sus políticas económicas y sociales. Ambos odian visceralmente a los EE.UU. y a países democráticos desarrollados. Ambos odian tenazmente a los israelíes. Ambos van en creciente deterioro de su popularidad. Ambos abusan a diario del poder. Ambos son enemigos acérrimos de los medios de comunicación privados. Ambos están  ideológicamente ganados al marxismo - leninismo.

Como todo presidente totalitario y déspota, Cristina y Nicolás se escudan detrás del pueblo y del ejército, como su frente de choque, contra la sociedad civil disidente. A ese pueblo necesitado, con tantas carencias, lo utilizan mezquinamente, con dádivas y mendrugos de pan, para exigirles lealtad. A los militares les dan cargos, más poder del que normalmente tienen y les permiten violar las leyes con impunidad, mientras hacen negocios turbios para enriquecerse. Cuando el país está económicamente próspero y existe  un clima político, social relativamente aceptable; el trinomio funciona a la perfección y estos dos gobiernos, ganan elecciones haciendo alguna que otra trampa, la cual por lo general pasa desapercibida ante un pueblo al que solo le importa comer y un ejército satisfecho por su posición privilegiada de cogobierno.

Cuando los resultados económicos empiezan a deteriorarse por las malas políticas del gobierno,  aunado a factores externos imprevistos; empiezan a surgir malestares de los diferentes sectores del país. Para los gobiernos de Argentina, Venezuela y Cuba, entre otros gobiernos latinoamericanos, ha sido una enorme tragedia el deterioro operativo de PDVSA, y el descenso dramático de los precios del petróleo. Esta última circunstancia, derrumba prácticamente un proyecto político continental que avanzaba peligrosamente alimentado políticamente por Cuba y económicamente financiado por Venezuela. Los efectos están expuestos a la vista de todos. Es tan grave la situación que en ambos países se piensa y se mencionan auto golpes.

No obstante, el enorme deterioro en popularidad de ambos mandatarios de Argentina y Venezuela, señalados en múltiples sondeos y encuestas; tanto Cristina como Nicolás siguen esperanzados en el apoyo multitudinario de sus respectivos pueblos y confían vehementemente sin reservas en sus ejércitos.

Por ello, Cristina está convocando a una gran marcha de su pueblo para demostrarle al mundo y al país que la marcha del silencio fue un fracaso. Por su parte, Nicolás,   el apoyo que ha recibido Antonio Ledesma de la población venezolana, está programando una concentración multitudinaria para demostrarle al mundo y al país, que no obstante las grandes dificultades de todo tipo del país, él aún tiene el apoyo de su pueblo.

Los resultados a esperar de ambas concentraciones probablemente satisfagan a Cristina y a Nicolás. Sobre todo si consideramos las habilidades de ambos mandatarios en manipular y en comprar conciencias. No obstante, les sugeriría que indagasen sobre las personas que asisten a estas marchas en contra de su voluntad por temor a perder sus empleos, así como los asistentes a quienes les pagan por su asistencia.

Cristina y Nicolás, tienen que entender que las grandes multitudes que años atrás aclamaban a Néstor y a Hugo, ya no son las mismas, ni tienen el mismo tamaño, ni las mueve el mismo motivo. Las multitudes actuales son altamente inferiores en tamaño, en calidad, en calidez y en fervor. Dado que sus líderes murieron inesperadamente y el pueblo no siente el mismo amor, ni lealtad ni cariño, ni respeto por sus respectivos sucesores. Sobre todo, por el fracaso de éstos últimos, al negarles la culminación de sus sueños. 

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