viernes, septiembre 19, 2014

Las guerras del régimen

Una de las formas que utiliza el régimen para eludir sus responsabilidades ante la nación y el mundo, ante el fracaso de tantas políticas públicas y acciones en las que participa, que como sabemos han llevado a Venezuela y encabezar los indicadores económicos y sociales más negativos en materia de: inflación, salubridad, competitividad, escasez, des abastecimiento, productividad, desempleo, homicidios, inseguridad, violaciones a los derechos humanos, corrupción, credibilidad y confianza ante sus acreedores;  es el de atribuirle a la oposición, a quienes califica en forma despectiva como miembros de la derecha política; unas supuestas guerras, a las cuales les asigna un nombre específico según sea el caso.

Según el régimen, LA GUERRA ECONÓMICA, estaría dirigida por Fedecámaras, la MUD, los caricaturistas, y los EE.UU. LA GUERRA DE LA SALUD, estaría dirigida por los médicos, medios y la MUD. LA GUERRA MEDIÁTICA estaría dirigida por Globo Visión, El Nacional y El Universal. LA GUERRA DE LA CORRUPCIÓN estaría dirigida por los miembros del sector opositor representados en la Asamblea Nacional. LA GUERRA DE LA DELINCUENCIA estaría dirigida por las asociaciones civiles no gubernamentales  de los derechos humanos. LA GUERRA CONTRA PDVSA estaría dirigida por Gente del Petróleo y toda persona sensata que escriba sobre el desastre en ésta. La guerra del alto costo de la vida, estaría dirigida por sindicatos, inversionistas, comerciantes y buhoneros. La guerra contra los dólares estaría dirigida por los inversionistas especuladores allegados a la MUD.

Es decir, quién toma las decisiones sobre: políticas públicas, macro economía, materia de seguridad, desarrollos petroleros, salud pública, servicios públicos, comunicaciones, manejo del tesoro nacional, contrataciones nacionales, planificación de presupuestos, compras de comidas en el exterior, endeudamientos de la nación, educación nacional, materia carcelaria, políticas cambiarias,  nombramientos de vice presidentes, ministros, vice ministros y presidentes de empresas e instituciones del estado, así como decisiones trascendentales que afectan a la toda la población venezolana; como lo hace en exclusividad este régimen; jamás es culpable de nada erróneo que pueda suceder en el país.

Este régimen, el cual ha gobernado por 16 años sin un contralor de la república que al menos le llame la  atención de vez  en cuando algo turbio este sucediendo, quien tiene bajo su control a todos los demás poderes del estado arrodillados al poder ejecutivo, quién no entrega cuentas a nadie, quién maneja el presupuesto de la nación sin participación o injerencia de las minorías políticas, quién se endeuda como le da la gana y con quién quiere sin dar explicaciones a nadie, quién aplica el control cambiario a su total discreción; tiene la desfachatez y arrogancia de pretender negar toda posibilidad de culpa en el desastre político, económico, social y moral en el cual toda Venezuela está hoy día profundamente inmersa.


Por el contrario, el régimen cree que han  hecho un extraordinario gobierno. Para ellos, los culpables de todo lo malo que ocurrido en Venezuela se ha debido a que los opositores no los han dejado gobernar, como ellos hubiesen deseado hacerlo. Son posiciones irresponsables e infantiles, como para morirse de risa y de tristeza. Antes de continuar hablando de guerras inexistentes dizque auspiciadas por el sector opositor con ayuda de los EE.UU., les sugiero concentrarse en sus propias guerras las cuales han peleado y perdido cobardemente en su totalidad debido a su propia negligencia e ineptitud, para administrar y gobernar a Venezuela. Es oportuna la ocasión para que procedan a hacerse un mea culpa de las atrocidades que han planificado y cometido, a nombre de su pérfida revolución, a objeto de facilitarles el trabajo a los jueces que les juzgaran por traición y daños irreparables a la patria, y tengan así la oportunidad de lograr condenas menos severas de las que se merecen todos ustedes. Sean valientes y asuman sus responsabilidades, las cuales las tienen en demasía, no las nieguen.

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