martes, enero 28, 2014

Salvemos a la MUD

Sacar del poder a la dictadura militarista de Marcos Pérez Jiménez, está resultando ser más  fácil que sacar del poder al gobierno marxista leninista de Venezuela, igualmente convertido en dictadura. Que además, es inepto, corrupto, tramposo, destructor, irracional y mentiroso. Pérez Jiménez dio un golpe de Estado en 1945 y luego traicionó a sus compañeros políticos que le acompañaron en ese golpe, quienes justificaron al golpe de estado como causa que creyeran justa.  Luego, Marcos Pérez  Jiménez  se convirtió en dictador que obligó a la sociedad civil y parte de la cúpula militar a unirse férreamente en un solo bloque para expulsarlo del poder, lo cual se logró con relativamente poca sangre el 23 de enero de 1958. Huyó con maletas repletas de dólares.

Hugo Chávez Frías hizo algo similar. Primero intentó un golpe de estado que fracasó. Luego de su rendición y despedida con un hasta luego, fue encarcelado e inmediatamente indultado por el presidente Rafael Caldera (¿error histórico?). Gano las elecciones presidenciales  de 1998, con el apoyo de una mayoría que clamaba por cambios para mejorar al país en lo político, económico, social y cultural. El programa marxista leninista estaba oculto y dispuesto a emerger.

Una vez que tomó el poder empezó a maniobrar para convertir a Venezuela en una nación comunista, para lo cual compro las conciencias de muchos venezolanos y la de políticos de otras naciones que simpatizaban por la misma causa del comunismo. Se solidarizó abiertamente con la revolución comunista cubana (antes lo negaba) y declaró a su gobierno marxista leninista, anti imperialista, anti capitalista orientado a combatir a los EE.UU. A su proyecto lo apodó “proceso revolucionario pacífico pero armado” y contribuyó a extenderlo a parte de Latinoamérica. 

El gobierno de Hugo Chávez, actualmente bajo la presidencia de Nicolás Maduro, lleva unos 15 años de gestión. Tiene el apoyo total e incondicional de los poderes del Estado Venezolano, a saber: Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), Fiscalía, Legislativo, Defensoría del Pueblo, Contraloría y Consejo Nacional electoral (CNE). Adicionalmente, ha recibido el apoyo irrestricto de la cúpula de las Fuerzas Armadas Nacionales, quienes hacen de brazo armado de la revolución. Todo este apoyo interno, logrado en base ha: corrupción, argucias, sobornos, amenazas y tramoyas.

Al principio, la oposición no sabía cómo actuar ni reaccionar ante una situación inédita como esa. Se opuso democráticamente cuanto pudo, ante atropellos y persecuciones políticas que se sucedían día tras día impúdicamente, convirtiéndose en pesadilla, la cual aún hasta el presente no hemos podido superar. Las numerosas quejas y reclamos hechos por la oposición ante las instancias de los otros poderes del Estado, nunca han progresado por las razones expuestas. Venezuela ha estado insólitamente secuestrada y reiteradamente violada  una y otra vez por el actual gobierno, ante la mirada miserable de las Naciones Unidas (ONU), la Organización de Estados Americanos (OEA) y de la Unión Europea (UE).

Es cierto que en Venezuela se realizan elecciones según los cronogramas electorales para elegir, tales como, las elecciones: presidenciales, regionales, municipales y legislativa; todas bajo un mismo patrón de complicidad del Consejo Nacional Electoral (CNE) y el TSJ, con el poder ejecutivo, el cual abierta y descaradamente les da órdenes, que todos éstos siguen al pié de la letra.

El poder ejecutivo viola la constitución, las leyes y las normas electorales cuantas veces lo necesita para ganar las elecciones y jamás ha sido sancionado. Es decir el sistema electoral venezolano y el TSJ son una triste y cruel pantomima, que igualmente defienden y protegen al gobierno de la manera más baja y cruel; es decir, engañando al electorado y aparentando pulcritud en sus actos.

Ante tanto poder que ha logrado el gobierno a fuerza de ilícitos alcahueteados por los factores que le apoyan, la disidencia venezolana ha intentado distintas formas de organización política. La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) ha sido un intento para lograr armonizar a todos los factores de la disidencia en búsqueda de salir de ésta embarazosa situación por la vía electoral.

A pesar de la enorme contribución que ha hecho la Mesa de la Unidad Democrática en defensa de la Venezuela libre, justa, prospera, moderna, equilibrada, decente e institucionalista que las grandes mayorías de venezolanos deseamos y reclamamos; la misma está siendo atacada, vilipendiada y entorpecida en sus difíciles funciones por  grupos del mismo sector opositor.

Ramón Guillermo Aveledo, secretario general de la MUD ha declarado que está dispuesto a renunciar a sus responsabilidades, para satisfacer a quienes piden su cabeza. Particularmente creo que difícilmente vamos a encontrar a un sustituto como éste para dirigir a la MUD, en momentos en que se requiere de sensatez, equilibrio, control, visión, madurez, imparcialidad, valentía y respeto; para seguir defendiendo la democracia ante un régimen abusivo, fanático, perverso y dispuesto a todo para seguir gobernando a Venezuela y conducirla hacia un despeñadero.

Intereses opositores individuales, grupales, partidistas, de poder, egoístas por excelencia; conspiran contra de la MUD, ignorando que el verdadero contendiente de la democracia y de la MUD está adentro y fuera de Venezuela. Nuestro verdadero enemigo es el comunismo internacional constituido como un gran proyecto continental que se ha instalado en Latinoamérica desde la llegada al poder de Fidel Castro en Cuba. Los de adentro, son solo marionetas y aventureros de esa dictadura. Tenemos que aceptar la cruda realidad de que el enemigo es superior en alcance al que suponemos, razón para luchar “herméticamente” unidos contra esa enorme conspiración.

No debería existir interés personal, ni grupal, ni partidista, ni económico dentro de la MUD, superior a ese hecho. En consecuencia es elemental que debamos contribuir a salvar a la MUD y mejorarla, no destruirla. Si debilitamos a la MUD por esas pequeñeces e intereses mezquinos de de los que buscan poder y publicidad o simplemente llenar su ego para sentirse satisfechos; perderemos a Venezuela y será más difícil recuperarla desunidos, dispersos y enemistados.

Es fundamental que los factores democráticos del país se incorporen alrededor de la MUD en un solo bloque de defensores de la democracia.  Más importante aún, que la MUD les llame, escuche y preste atención a sus puntos de vista, para subsanar diferencias superables. Existen muchas formas inteligentes de hacerlo sin dar ventajas al régimen. Atacar a la MUD, es a todas luces una torpeza, si se piensa  “honestamente”  en democracia, crecimiento económico y bienestar social.

Por elemental sentido común, el único beneficiario del debilitamiento o la desaparición de la MUD sin duda alguna, sería el gobierno actual. De hecho, la mayor y feroz crítica a la MUD la hace el propio gobierno desde que ésta apareció; quién gasta millones de de dólares anuales en publicidad comunista y en descalificaciones contra el que considera, es su peor enemigo político.

Es evidente el desvanecimiento del impulso “revolucionario” que llevó al gobierno al poder. El mismo chavismo lo está cuestionando en su gestión desastrosa. Se está quedando sin fuerzas, sin pueblo, sin aliento, sin recursos, sin amigos, sin discurso persuasivo ni renovador. Ya el gobierno no tiene nada importante que ofrecer, sus programas sociales y políticas públicas han venido cayendo como barajas ante su evidente fracaso. El gobierno solo intenta sobrevivir algo más, mientras piensa en alguna salida cómoda, como salir sigilosamente con maletas llenas de dólares.

La MUD no necesita llamar a la violencia para crear caos y tumbar al gobierno, por la vía de la fuerza. Eso sería un enorme error. Esa solución solo permitiría que los militares anti institucionalistas encuentren la justificación perfecta para dar el golpe de Estado, del cual habla toda Venezuela. El gobierno se caerá solo, dado que ya no existe forma de motivar al pueblo chavista a que siga votando por ellos, ni a los militares a que le defiendan, dado que éstos últimos ya están claros en el panorama adverso que enfrentan y no tienen nada de tontos para seguir perdiendo su tiempo con una revolución fracasada.

La MUD solo tiene que mantenerse firme, erguida y seguir adelante cuestionando la gestión desastrosa del gobierno. Sus políticas públicas miopes de corte marxista leninista, sus enormes contradicciones políticas y financieras, sus erráticas decisiones  en el manejo torpe de la escasez y el des abastecimiento, cavaran su propia tumba.  Con el actual gobierno no hay forma de reducir la inflación, aumentar el empleo, pagar religiosamente la gigantesca deuda contraída, hacer crecer económicamente al país. Venezuela sucumbirá estrepitosamente si no se abre al libre mercado y al ingreso seguro y abundante del capital privado que necesita hoy día para levantarse. De no ser así, el gobierno tendrá que cubanizarla, y así acelerar su caída por la vía de la protesta rebelde e insurrección. Venezuela no está sola ni aislada como una isla, está en un continente.

La MUD esté trabajando pacíficamente en función de ganar las elecciones necesarias para conquistar el poder y cambiar de gobierno. Esta posición pacífica y democrática que ha mantenido hasta ahora; no la imposibilita, ni la inhabilita, ni la abstraerá de actuar de otra forma diferente apegada a la constitución, para  hacer lo que sea necesario, en caso de que el gobierno se pase de la línea roja democrática que el pueblo no esté dispuesto a tolerar.


En pocas palabras, sería el pueblo bajo la conducción de la MUD, quién tendría la última palabra de pasarle por encima al gobierno, si éste sigue violando la constitución y errando impúdicamente respecto a las acciones acertadas que se deben tomar para resolver la grave crisis política, económica y social, por la cual atraviesa Venezuela. El pueblo está indignado y se empieza a hastiar e incomodar por la situación de desamparo que vive. Sin ser miembro ni vocero de la MUD, me atrevo a interpretar y afirmar, que esa sería su posición política actual.

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