lunes, abril 01, 2013

La Inversión Privada


Vista la caótica situación económica que vive Venezuela, y considerando que el empresariado se encuentra maniatado y restringido cual es la realidad que vivimos en nuestro país,  he tomado escribir este artículo, con la idea exponer la situación de injusticia que vive dicho sector, esperanzado en que se encuentren formulas equilibradas que permitan incrementar la actividad privada en el país en pro de su desarrollo económico.

Sabemos de las intensiones ideológicas del gobierno actual de profundizar en el sistema económico del socialismo, que nos es otra cosa que estatizar aún más la economía del país lo cual es posible acorralando cada vez más al sector empresarial hasta reducirlo a su mínima expresión, empeorando la economía y dificultando de paso la ayuda social a los menos favorecidos del país, vista de paso la grave crisis de PDVSA, atada al proceso revolucionario.

Un empresario, en términos simples, es aquella persona que crea o adquiere un negocio o empresa, y luego, se dedica a trabajar en él y hacerlo crecer. Es evidente que el Estado venezolano ha ido acorralando al empresariado, con: regulaciones extremas, controles arbitrarios, leyes laborales parcializadas, expropiaciones y confiscaciones caprichosas; medidas estas que han producido una enorme merma en la generación de bienes y servicios por el sector empresarial privado, que han obligado al Estado el tener que importar cada vez más productos de primera necesidad  y comestibles que antes producíamos en la nación.

Es notoria inviable y desproporcionada  la ambición y sueños del oficialismo de profundizar en el socialismo (más estatismo) para hacer irreversible en el tiempo este sistema económico nefasto y fracasado en el mundo en diferentes regiones del mundo. Esta pretensión del chavismo, de seguir estatizando la economía en función de un sueño “socialista” del ex presidente Hugo Chávez, compartido con quienes formaron parte de su entorno, para complacerlo y honrarlo; es un error que raya en la locura, el cual puede costar mucho más caro al venezolano, de lo que hasta ahora ha costado esta aventura de la revolución bolivariana, destruyendo al aparato productivo del país y endeudando a Venezuela.

Insistir en el socialismo e ignorar y/o abstraerse de la importancia del capital privado en el desarrollo de las economías de los países, es simplemente estar de espaldas a las realidades fundamentales, necesarias para el progreso, desarrollo y la felicidad de los pueblos.

En un mundo moderno y civilizado el dialogo y los acuerdos ganar – ganar entre los factores políticos, sociales y empresariales, privan por encima de las amenazas, regulaciones y los controles desmedidos y leyes unilaterales inconsultas, que persiguen la imposición injustificada de “medias verdades” a los sectores productivos privados de la vida nacional, con el propósito político de lograr popularidad entre la población, desestimando el progreso económico y modernización de la nación.

Si bien es cierto que los gobiernos tienen la obligación moral, lógica y humanitaria de velar por que se cubran las necesidades básicas de las mayorías pobres, también es cierto que existen otras maneras progresistas de hacerlo, diferentes al socialismo o estatización exagerada de la economía. Desarrollar y diversificar la economía del país, aupando a la inversión privada a participar, es un camino sensato para lograrlo, lo cual es perfectamente viable y lógico.
 
China, Cuba, La URSS, Alemania del Este,  Corea del Norte y los países del lado oriental de Europa, se dieron cuenta de esa inocultable realidad  hace algo más de 30 años. Todos estos fracasos del socialismo mundial, deberían servir de ejemplos a Cuba y a Venezuela, para evitar caer en el mismo error de quienes se empeñaron en mantener tal sistema económico socialista, a sabiendas de que en la realidad es un sistema económico obsoleto e inviable.
 
Es cinismo, demagogia y populismo, asegurar a los cuatro vientos que Venezuela se convertirá en una nación socialista. De hecho el gobierno lo ha planteado infinidad de veces mediante la amenaza permanente, de que en este próximo periodo gubernamental (2013-2019), de ganar las elecciones, profundizarán en el socialismo.

Ante su fracaso y lo anti-popular del sistema político comunista, así como el rechazo natural de éste, por las mayorías latinoamericanas por tal sistema, Fidel Castro explica, que el sistema político comunista cubano fracasó, y que el mismo se ha convertido en el sistema económico socialista. Un hábil juego de palabras del ilusionista político más fantoche de América, y cuidado si del mundo. Confundir a propósito el sistema político comunista con el sistema económico socialista, pareciera ser un error, pero no lo es, viniendo de un experto en marxismo leninismo, como lo es Fidel Castro.
   
Una sociedad comunista (dictadura del proletariado) utiliza al sistema económico socialista (estatismo por excelencia) para generar riqueza. Un sistema político libre o democrático, utiliza como sistema económico predominante al sistema de libre mercado o capitalismo.

China utiliza los dos tipos de sistemas económicos. El socialista (comunas, cooperativas, estatismo) y el de libre mercado (capitalista). No obstante utiliza el sistema político comunista, que como todo el mundo sabe es un sistema regulador, totalitario, controlador, opresor que niega las libertades ciudadanas individuales y colectivas.

Un sistema político libre y democrático, utiliza al sistema económico de libre mercado, para generar riquezas y desarrollarse económicamente en libertades plenas. El sistema de libre mercado inspira y propicia la creatividad, la iniciátiva privada, el libre pensamiento, y requiere de un sistema de justicia independiente y ciego que garantice aplicar justicia imparcial. Por ello, el gran desarrollo que han tenido las naciones en democracia con un sistema de libre mercado o capitalista.

El sistema económico socialista, interpretado como la estatización de la mayor parte o de toda la economía de una nación, mediante la propiedad y administración directa por el Estado de todas las empresas -  convertidas en comunas, cooperativas y/o empresas estatales - plantea que estas trabajen con ganancias mínimas y muchas veces a perdida, lo que significa subsidios y déficit fiscales por doquier, influyendo negativamente en la generación de las riquezas.  

Lo planteado, es básicamente lo que se decidirá el próximo 14 de abril. No se trata solo de elegir a un nuevo presidente. Se trata de elegir una nueva forma de gobierno. Escoger entre un gobierno totalitario retrógrado con una economía orientada Ideológicamente al socialismo (estatismo), o cambiar a un gobierno democrático progresista con una economía orientada al libre mercado, donde el capital privado tenga un rol fundamental en el desarrollo del país. 

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