domingo, octubre 17, 2010

El nacionalismo
En una reunión social de clausura de unas jornadas técnicas de ARPEL (Asociación de empresas Regionales de petróleo y gas natural en Latinoamérica  y el Caribe),   realizadas en Rio de Janeiro el año 1972, patrocinada por Petrobras, empresa petrolera estatal brasileña,  a la cual tuve el privilegio de asistir por CVP (Corporación Venezolana del petróleo), como miembro de la delegación venezolana; un ingeniero chileno se refirió jocosamente a los venezolanos, como los menos nacionalistas de Latinoamérica.
Mi reacción inmediata fue de sorpresa, malestar e incomodidad;  y creo que me avergoncé y  enrojecí de la rabia. Mi respuesta a tan imprevisto señalamiento, al parecer no fue muy convincente, para el grupo de latinoamericanos presentes. Evidentemente en ese momento, no estaba preparado para responder adecuadamente a  tal situación.
En ese entonces, la admirada nación chilena, tenía como presidente al recién electo candidato, doctor Salvador Allende,  político de conocida ideología comunista, posteriormente asesinado durante el golpe de estado dado por el militar  golpista General Augusto Pinochet. 
En Venezuela teníamos de presidente al conocido social demócrata  doctor Rafael Caldera (1969-1974), luego de dos presidencias sucesivas, del señor Rómulo Betancourt y del doctor Raúl Leoni, del partido Acción Democrática, partido este que ya se había dividido dos veces, por su política partidista  pro democrática y anti comunista, no compartida por algunos.
En ese entonces, ya estaba planteada y en pleno apogeo  la guerra ideológica, denominada guerra fría entre democracia y comunismo (occidente versus oriente)  y Venezuela estaba definitivamente del lado occidental, defensor de la democracia y de las libertades, mientras que el comunismo mantenía varias dictaduras en Europa y Asia, opresoras de varios pueblos que clamaban y luchaban  por sus respectivas libertades.
Por tal posición anti comunista, y anti dictaduras, Venezuela, en especial el partido de Acción Democrática y su líder principal Rómulo Betancourt, se habían hecho de varios connotados enemigos políticos, entre los cuales figuraban, Fidel Castro, Chapita Trujillo, los Somoza, el sandinismo, sendero luminoso, las FARC, entre muchos otros.
Sin duda alguna, Rómulo Betancourt fue uno de los líderes latinoamericanos, a quién considero, fue genuinamente nacionalista y muy claro en su pensamiento político sobre lo inconveniente y dañino del comunismo para Latinoamérica, dado que  en un tiempo fue un simpatizante de la extrema izquierdista, con amplio conocimiento sobre el marxismo leninismo. Sus enemigos de ahora, los fanáticos chavistas, han tratado infructuosamente de enlodar su nombre,  por el hecho de que los combatió y venció políticamente y con las armas,  razón por la que el rencor contra él está presente, aun después de muerto. 
Los venezolanos de cualquier época de la historia,  no podemos ni deberíamos ser catalogados como antinacionalista, sobre todo por otros ciudadanos latinoamericanos, ya que la historia tiene bien claramente establecido el grado de nuestro nacionalismo, demostrado por nuestro amor por las libertades y el apego a la defensa de la soberanía nacional.
El nacionalismo mal entendido, como el del presidente Hugo Chávez y de su camarilla de comunistas, es tan bueno como el nacionalismo de:  Adolfo Hitler de Alemania, Fidel Castro de Cuba, Saddam Hussein de Irak,  Rafael Leonidas (Chapita) Trujillo de Dominicana, Anastasio Somoza de Nicaragua, Kim Jong Il, de Corea del Norte, Robert Mugabe de Zimbabwe, Omar Hassan Al-Bashir de Sudán, Mahmoud Ahmadinejad de Irán, Muammar Al-Qaddafi de Libia, Bashar Al-Assad de Siria, Aleksandr Lukashenko de Belarus, entre muchos otros dictadores cuyo marcado nacionalismo les llevó o aún les llevan a la opresión,  y a  la tiranía de sus respectivos pueblos, con el trillado argumento de que lo hacen por nacionalistas.
Un dictador, sea este de derecha o de izquierda, debería estar inhabilitado para calificarse de nacionalista. Un verdadero nacionalista no debería:  a) destruir la infraestructura  física y política de su nación, para instaurar otras que han fracasado en otros países del mundo; b) no endeuda a su país de la manera brutal y sin controles; c) permitir que su pueblo pase hambre por el empeño en ayudar a otros países olvidándose del propio; d) descuidar los servicios básicos de su país y tratar a toda costa que estos colapsen; e) desatender las necesidades de educación, salud, infraestructura y viviendas de la población; f) destruir la primera y más importante fuente de ingresos de la nación para colocarla como caja chica al servicio de la ideología internacional del comunismo; g) expropiar, ni apoderarse ilegítimamente de  empresas productivas,  para implantar, cooperativas y conucos, que muy difícilmente suplanten a éstas como modelos de eficiencia y productividad.  
A manera de conclusión y de resumen, un presidente nacionalista nunca debería permitir que su país a nivel mundial, sea  uno de los:  A) más corruptos, B) menos competitivos,  C) menos productivos, D) de menor crecimiento económico, E) de menor poder adquisitivo, G) de mayor índice de mortandad criminal, H) mas rechazados por la comunidad internacional desarrollada y civilizada, I) mas importadores de comida, J) de mayor índice de inflación, K) más pobres,  l) políticamente más dividido y polarizado, y sobre todo, M) más negligentes e ineptos.
Gracias a esa afirmación sobre el supuesto anti nacionalismo de los venezolanos por el referido ingeniero chileno, realizada en la ciudad de Río de Janeiro, durante la histórica referida guerra fría, que vivía el mundo de 1972, reflexioné y aprendí más sobre, el significado de nacionalismo, que me permite hoy día opinar con mayor propiedad sobre el tema.
Una de las primeras acciones que hice fue la de aprovechar unas vacaciones vencidas, para viajar por casi todos los países  de  Sudamérica, dialogando con la gente, y aprendiendo de sus historias, culturas y costumbres. Lo que asimilé en ese viaje, aunado a las lecturas y observaciones políticas posteriores, me permitieron conocer  más sobre el nacionalismo y me facilita hoy día diferenciar entre este y  tiranía, engaño, populismo,  caudillismo, mesianismo, fanfarronería, atraso y opresión; palabras íntimamente asociadas al nacionalismo tradicional.
En mi opinión, nacionalismo significa: progreso, bienestar, libertad, educación optima y abierta, justicia ciega, libertad para expresarse, respeto a los derechos humanos, unidad nacional, crecimiento económico, existencia plena de la propiedad privada, abundante trabajo para los  ciudadanos, excelentes servicios básicos y de infraestructura, libertad de expresión sin controles políticos, poderes del estado independientes y con contrapesos, derecho a soñar y a crecer como personas. En fin, nacionalismo termina coincidiendo con democracia. Lograr todo esto en un gobierno totalitario o en una dictadura comunista o militarista es imposible.  

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