Según la página WEB “DEFINICIÓN”, cito SIC.: La lealtad es el cumplimiento de aquello que exigen
las leyes de la fidelidad y el honor. Según ciertas convenciones, una
persona de bien debe ser leal a los demás, a ciertas instituciones y organizaciones (como la empresa para la
cual trabaja) y a su nación.
La lealtad es una virtud que se desarrolla en la conciencia y
que implica cumplir con un compromiso aun frente a circunstancias cambiantes o
adversas. Se trata de una obligación que uno tiene para con el prójimo. Por
ejemplo: “El ayudante técnico mostró su lealtad al
entrenador despedido y dejó su cargo”.
Lo contrario de la lealtad es la traición,
que supone la violación de un compromiso expreso o tácito. El caso más
comúnmente citado es la infidelidad en una relación de pareja:
no ser leal a esa persona con la cual se estableció un lazo sentimental es
considerado una traición.
Los trabajadores, por otra parte, deben
mostrar lealtad a su empresa;
en algunos casos, se firman contratos de confidencialidad, que exigen a los
empleados la absoluta reserva con respecto a las actividades que realiza en su
horario de trabajo, sea que se trate de ideas, nombres de productos o
decisiones de la compañía, tales como una estrategia de mercado.
En algunos países, existe una ceremonia
mediante la cual los ciudadanos expresan su compromiso y su fidelidad a su
patria, que se conoce con el nombre de “jura de la bandera“.
Fin de la cita.
Existen otras deslealtades que no se
mencionan, y las obviaré por falta de espacio y tiempo, y no ser ésta motivo
principal del escrito, como es la lealtad entre personas y animales. Tal
lealtad es digna de admiración y de estudio, donde existen ejemplos inconcebibles
de lealtad.
Ser desleal o traicionar a alguien o a
algo, es una decisión muy personal. Si la persona que traiciona, es sensata y
tiene moral, principios y valores; debe sentirse muy mal. Si es un y/o una cara
dura y lo hace, no le importa, este sigue su vida como si nada hubiese sucedido.
Las deslealtades más comunes en
personas, ocurren en las relaciones amistosas, en política, en matrimonios, en
incumplimientos con sus obligaciones de estudiantes, la de empleados con sus
empresas, y muchas otras deslealtades. Una deslealtad muy común es la personal,
con uno mismo. Esta deslealtad se produce, cuando esta persona es desleal a su
código de conducta y viola alguno de los principios de conducta y valores con
los cuales interactúa con la sociedad.
Las personas desleales o traidoras,
algunas veces se arrepienten de su deslealtad. Otras nunca lo hacen. Por
supuesto, esto sucede cuando ocurren deslealtades que transcienden o son muy importantes.
Tengo el recuerdo de un editor cubano
famoso, Miguel Ángel Quevedo, periodista y dueño para ese entonces, de la
famosa revista cubana Bohemia. Quevedo colaboró con la revolución cubana en la
época de la lucha armada contra el dictador Fulgencio Batista. Llegado Fidel
Castro al poder, éste le confisco su medio de comunicación y le dejó en la
calle. El editor se fue al exilio desterrado. Al poco tiempo se hizo un mea
culpa, y se suicidó dejando una CARTA arrepentido por haber colaborado con la revolución cubana,
al considerar que traicionó a su medio de comunicación (su creación, el activo
de su vida), por haber sido desleal a éste, al colaborar con quién luego se lo
arrebató, para servirle a la revolución comunista.
Quizás el amigo lector que lee este
escrito, este en desacuerdo con la siguiente afirmación, no obstante, tiene ese
derecho a estarlo y de pensar diferente. Considero que una de las deslealtades
más criticables para mí, es la de ser desleal o traicionar a su patria. Me
refiero a “entregarla” a otra nación, como lo está haciendo el gobierno actual.
Venderla al comunismo, a Cuba, a China, a Rusia, a una ideología marxista
comunista, totalmente ajena a nuestra idiosincrasia. Peor aún, hacerlo con placer, por el hecho de
la venganza, envidia, desavenencias, complejos e incompatibilidad con las otras
mentes venezolanas en las formas de gobernar a Venezuela, para lograr mejores
resultados para beneficio del propio y mismo pueblo.
Cuando pase el tiempo, y estos políticos
traidores, se percaten del gran daño que han hecho a su patria, a nuestra
patria, se verán muchos meas culpas y arrepentimientos, y alguno que otro
suicidio, por no soportar el peso de sus culpas en este periodo tan negativo y
tan brutal que estamos viviendo. ¿Que los ha motivado a hacerlo? Sin duda
alguna que el poder y las riquezas mal habidas han sido los más importantes de esos
motivos.
Quizás todos ellos piensen, que la
deslealtad a Venezuela, valió la pena. Se equivocan. Una deslealtad de esta
magnitud jamás será compensada con poder y riquezas mal habidas. Todos tenemos
conciencia, y ésta al final nos reclama y nos pide cuentas. Me pregunto: ¿Qué
van a decirle a sus conciencias? ¿Qué van a explicarles a sus hijos y parientes?
¿Qué van a decirle a la justica que les perseguirá de por vida? ¿Qué van a
decirle a Dios cuando se estén muriendo y les pidan perdón? ¡Que fue una
muchachada! Muchos de ellos están a tiempo de arrepentirse y enmendarse. Ojalá
y recapaciten para su bien y el de sus familias. Nunca es tarde para ser leal a
tu conciencia.