Para los demócratas
opositores que tienen vivir dentro de una dictadura comunista, militar o de
cualquier otro tipo, significa, que debemos aprender a vivir en la
clandestinidad o en el exilio. Debemos mentalizarnos para eso. Cuando viví la
dictadura militar de Marcos Pérez Jiménez, era un joven estudiante sin grandes
problemas, puesto que había comida, seguridad, progreso económico, el bolívar era
una moneda fuerte, cada año se inauguraba una gran obra, se estaban eliminando
los ranchos en Caracas, la seguridad ciudadana en las calles era óptima. Mucha
gente estaba feliz. Otros eran perseguidos, torturados y desaparecidos. Sin
embargo, era una dictadura, donde se añoraba la libertad, por sobre todas las
cosas. El liderazgo político clandestino en el país era de primera y muy
valiente. Fueron varios los líderes de Acción Democrática, del Comunismo, de
URD, y de Copei: que entregaron sus vidas por la causa de la democracia.
Ante la posibilidad
de una dictadura comunista, parecida a la cubana, en comparación a la de Marcos
Pérez Jiménez, la preparación de la oposición debe ser mucho más rigurosa y
exigente para enfrentarla. En esta ocasión, a las libertades que añorábamos en el
anterior régimen o dictadura militar, debemos agregarle: la falta de: comida, las
colas para adquirirla, la inseguridad personal, la falta medicinas y de salud, la
falta de liquidez, la corrupción galopante, del control cambiario, de la
irracionalidad del presidente, del deterioro de la altamente deteriorada infraestructura
física del país, de la devaluación, de la destrucción de PDVSA, y de servicios
básicos.
Es decir, habría
muchos más argumentos del pueblo, para luchar con una dictadura comunista, como
la que pudiéramos tener con Nicolás Maduro y sus fanáticos dementes y
descontrolados. Se necesitaría de una morbosidad sin límites y un despego
absoluto de la patria, la familia, la moral y la sensatez, para no luchar
contra ese proyecto político desquiciado que nos pretenden imponer por la
fuerza de las armas. Cuando el pueblo despierte y entienda a cabalidad, lo que
está en juego, y el sufrimiento extra al que se expone, por no luchar contra
esta tiranía, entenderá por qué la oposición no le dará tregua al gobierno para
que nos oprima como pretende hacerlo.
En esta oportunidad
en que se necesitan líderes políticos de envergadura dispuestos a luchar y a
vencer a la maldad, la injusticia, y la corrupción. Debemos reflexionar sobre
el lado del cual nos colocamos. Es incomprensible que un venezolano como el
músico Gustavo Dudamel, declare lo siguiente: "No quiero tomar ninguna
posición sobre la situación de mi país". ¡Qué pobre diablo es ese personaje!.
Supongo que con tantos viajes que realiza, no tiene tiempo de leer las
noticias. Me pregunto: ¿Es que necesita de la colaboración económica del
gobierno para sobrevivir?
Venezuela es un
país de líderes y de liderazgos. Lo hemos demostrado en infinidad de
oportunidades. Un líder político debe creer en la democracia y defenderla del
totalitarismo. En el comunismo ni en otro tipo de dictadura, no existen líderes políticos puesto que no
aceptan la pluralidad de ideas. Tampoco creen en las lecciones libres y trasparentes,
puesto que las decisiones las toma un grupo autoritario de adoctrinados. ¿Siendo
la democracia el mejor sistema de gobierno que existe en el mundo, que nos
puede hacer pensar que el sistema comunista es mejor que el sistema de gobierno
democrático?
Los nuevos líderes
políticos de la nueva Venezuela, deben ser demócratas, que defiendan: el Estado
de derecho, la pluralidad de ideas, las libertades individuales, los derechos
humanos, la libertad de expresión, la propiedad privada, el derecho a elegir
mediante el voto, la justicia ciega, la ética, etc. Por sobre todas las cosas
un líder democrático, cree en la constitución y la respeta. Bienvenidos los
nuevos líderes políticos venezolanos, que engrosarán las filas de la democracia.
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