Es
notable el júbilo de gran parte de la población latinoamericana por el triunfo
de Mauricio Macri en las elecciones presidenciales de Argentina que acaban de
concluir, resultando ser electo presidente de esa bella, interesante y gran
nación. Dentro de ese gran pueblo jubiloso, quizás el venezolano sea el más
emotivo y feliz con este resultado, debido a la situación crucial de
indefensión que se vive en nuestro país, Venezuela.
El
eje Argentina – Venezuela se había convertido en una en una especie de muro de contención
en contra de la democracia y las libertades, en favor del totalitarismo y el
populismo, que prácticamente ha dividido a la región Latinoamericana en dos
grandes bloques; uno democrático y abierto al progreso, el otro socialista y
cerrado al crecimiento económico.
Los
países que conforman este eje socialista conformado por los gobiernos de Argentina,
Brasil, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y
Venezuela, con la asesoría del gobierno comunista de Cuba, quien fue sin duda
alguna, el arquitecto e inspirador de este eje socialista maligno que se instaló
en Latinoamérica en los años de la revolución cubana, y se ha ido expandiendo
desde 1998, con el triunfo de Hugo Chávez en Venezuela. Latinoamérica se
encuentra hoy día dividida en dos grandes bloques políticos; las democracias y los
gobiernos totalitarios.
Con
el triunfo de Mauricio Macri, un ingeniero, empresario y deportista; con
relativo poco tiempo en la política; se vislumbra una nueva época para la
Argentina, con políticas amplias de inclusión y crecimiento económico. También se
espera que desaparezca la polarización existente en la población de ese país desde
que el kirchnerismo tomó las riendas del poder en 2003. Algunos analistas
muestran preocupación por lo pareja que fue la elección, según la cual Macri
ganó por escaso margen del 3% de diferencia. Por ello, piensan que la gobernabilidad
sería difícil y tortuosa de lograr.
Si
analizamos el perfil del nuevo presidente argentino, es mi apreciación, al
contrario de lo que algunos analistas piensan; que la personalidad, madurez y carácter
liberal de Mauricio Macri, le facilitarían gobernar. Ello, por éste ser éste proclive
al: consenso, dialogo, inclusión,
sensatez y sagacidad; que le permitirían gobernar para todos los argentinos,
con humildad, responsabilidad, pulcritud y transparencia; que es lo que al fin desea
el pueblo argentino. Bajo esas condiciones de gobierno, por más que existan
opositores ideológicos distantes al gobierno de Macri, no tendrán, otra opción
diferente a la de apoyarlo, y dejar atrás las controversias y diferencias
extremas que se crearon durante los gobiernos de los Kirchner.
Hoy
la Latinoamérica oprimida, excluida, vejada, indefensa, abusada y sin justicia;
está sonriendo. Puesto que con el triunfo de Mauricio Macri, el cual años atrás
se creía era bastante duro y difícil de lograr, se abren las puertas para
cambios en Argentina y en otras naciones del mismo perfil del gobierno totalitario,
autoritario y socialista de Cristina Kirchner. En estos, aún prevalece la
exclusión, la tiranía, la corrupción, la criminalidad, el narcotráfico y la
restricción de las libertades. Entre ellos, se encuentra el gobierno de
Venezuela, donde estamos a la espera de elecciones parlamentarias a realizarse
el próximo 6D, esperanzados en que éstas sean ganadas por la oposición por amplia
mayoría. De lograrse, lo cual es lo esperado según todas las encuestas
existentes, nos daría una oportunidad de luchar con mayor equidad, por recuperar
a Venezuela del yugo del socialismo chavista, el cual la ha destruido, empobrecido,
aislado y tiene secuestrada desde 1998.
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