Ayer, en un programa de CNNE, la
periodista Patricia Junot hacia un programa especial de las elecciones
presidenciales en Argentina, y entre otras tantas cosas asociadas a tal
elección, informaba que esa nación tiene
cerca de 40 millones de votantes y una cifra cercana de votantes de 32
millones. Tales cifras llamaron poderosamente mi atención, puesto que en un
rápido cálculo me percaté que el 80% de los habitantes legítimos en esa nación.
Estarían habilitados para votar.
De esa disparidad absurda, saqué cuatro
conclusiones: I) La población de Argentina es una nación extremadamente vieja,
con una juventud exigua en plena etapa de extinción. II) Se permite la votación
a menores de edad, que según mis cálculos, hasta los niños de 10 años pueden
votar. III) El registro electoral está alarmantemente adulterado, y allá votan hasta los gatos. IV
¿Será que jamás ha sido depurado y están inscrito hasta los muertos?
Dentro de esas reflexiones, recordé
que los países de Argentina, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, hicieron una copia
al carbón de las practicas electorales fraudulentas que utiliza el consejo
Supremo Electoral de Venezuela (CNE) desde que el chavismo llegó al poder en
1999. No solo eso, al parecer en Argentina lo han superado en cuanto a
fraudulencia se trata.
Quizás eso explica el porqué,
después de tanto daño hecho a la economía, a la sociedad, a la democracia y a la institucionalidad en
esa nación por el kirchnerismo, actualmente en las encuestas aparezca como
favorito para ganar las elecciones presidenciales un ex alto funcionario de esa
tendencia política en los gobiernos de Néstor
Kirchner y el de Cristina Kirchner.
La presidencia vitalicia que
persiguen los gobiernos mencionados
arriba (Argentina, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela) añadiendo a Cuba
por supuesto, quién ha estado gobernada por más de 50 años por los hermanos
Castro a nombre de una revolución socialista, no es una simple coincidencia. Se
trata de un plan continental concebido en el seno del Foro de Sao Paulo, con
sede en Brasil. Después de Cuba, el régimen chavista de Venezuela fue el
segundo gobierno de Latinoamérica que se declaró públicamente de ideología
marxista leninista.
¿Cómo explicarse que con tanto daño
que han hecho a sus respectivos países, estos gobiernos impregnados de una
ideología política absurda, rancia, fracasada y obsoleta, aún tenga vigencia en
esta región del mundo, donde la democracia ha estado presente por décadas, por
demostrarse que es el mejor sistema de gobierno que podemos darnos los
habitantes latinoamericanos?
Ese mérito, si es posible y lógico
utilizar esta expresión en este caso, es atribuible al desmesurado odio de
Fidel Castro a los EE.UU., a su sistema democrático de gobierno y a su sistema
económico de libre mercado o capitalismo. Por supuesto, que Cuba no ha estado solo
en este complot internacional. No olvidemos que las potencias enemigas de la
democracia, más prominentes del mundo, como China y Rusia, han estado
permanentemente detrás de este complot, beneficiándose política y
económicamente del mismo.
Pensar que el kirchnerismo a través
de la figura de Scioli, pueda ganar fraudulentamente la presidencia en Argentina y continuar con
sus políticas destructivas de la democracia y de sus instituciones, me parece inconcebible
y extraño. Esto, debido a que con tantos
escándalos políticos, de corrupción de abuso de poder, de enriquecimiento
ilícito, de falta de institucionalidad, de alianzas internacionales macabras,
que ha habido en los gobiernos kirchneristas, suena extraño que el pueblo
argentino continúe dándole apoyo a un proyecto político sin brújula y sin
sentido que ha hecho tanto daño a la
Argentina y a su democracia. ¡Qué tristeza que esto pudiera suceder!
El registro electoral argentino,
donde un 80% de la población estaría habilitada para votar, genera la siguiente
pregunta: ¿Esta la sociedad argentina consciente del fraude que esto significa?
¿A estas alturas de las elecciones, a realizarse el próximo fin de semana, se
podrá pedir una revisión de tal registro? ¿Cómo es posible que se haya llegado
a esta situación de inmoralidad sin que la oposición política argentina lo haya
percibido y/o denunciado?
En Venezuela sabemos que el CNE hace
trampas, que favorece al partido de gobierno en las elecciones. Lamentablemente,
en nuestro país hemos llegado a aceptar pasivamente, que los poderes del estado
sean controlados por el poder ejecutivo, lo que es igual a decir que el Estado
venezolano es el poder ejecutivo, quién además tiene el apoyo incondicional de
la Fuerzas Armadas.
Es decir, en Venezuela el sector
político opositor no tiene instituciones a las cuales acudir en caso que sus
derechos y libertades sean violados. Solo tenemos a las instancias
internacionales a las cuales el gobierno no atiende, y de paso, las irrespeta y se burla de ellas. Tengo
entendido que en Argentina eso no sucede en todas las instituciones del país.
Que aún se puede apelar a algunas instancias, por ser éstas independientes del
poder ejecutivo.
Al menos que las instituciones
internacionales que trabajan en favor de las democracias, como la OEA,
intervengan y sancionen a las naciones que se salen del marco legal durante los
actos electorales, la situación en Latinoamérica, seguirá resquebrajándose,
para dar paso a gobiernos forajidos que actúan sin escrúpulos, sin vergüenza y
sin control.
No hay comentarios:
Publicar un comentario