En
lo que va de ésta primera parte del siglo XXI se han puesto al descubierto
debilidades y vicios en algunas de las naciones latinoamericanas que para la
mayoría de la gente pasan desapercibidas, pero que a los ojos de los analistas,
historiadores, sociólogos y politólogos, son señales de una descomposición que
va ganando terreno en las sociedades latinas de la región, que al menos amerita
una reflexión responsable e innegable.
El
poder ejecutivo latinoamericano, entendido como gobierno, no obstante ser
electo “democráticamente”, tiende a ser autoritario, presidencialista y
prepotente. En un tiempo, cuando proliferaban las dictaduras militares, se
entendía tal situación puesto que los pueblos nada podían hacer contra éstas, debido
a que tales dictaduras controlaban los respectivos territorios donde actuaban,
con el uso de la fuerza de las armas.
Hoy
día ante la avanzada inédita de las izquierdas extremas de corte marxista
leninista, que como resultado han conquistado electoralmente el poder en algunas
naciones latinoamericanas; se vuelve a notar la prepotencia de gobiernos, que
aun cuando fueron electos con el voto de sus pueblos, ejercen el poder en forma
prepotente, dictatorial, abusiva y hasta con mayor represión en comparación a
las dictaduras militares. Otros países latinoamericanos han estado muy cerca de
caer en esta categoría de gobiernos y han tenido que hacer malabarismo para
evitarlo. No obstante, tales países parecieran estar permanentemente en la mira
e interés del marxismo leninismo internacional.
Se
ha observado además, el crecimiento y modernización de las actividades del
narcotráfico, que al igual que la ultra izquierda política, también ha crecido
en volumen y audacia en sus operaciones y vemos como algunos países de la
región, de alguna u otra forma sufren las terribles consecuencias del
narcotráfico. Tal situación ha permitido la proliferación de CARTELES que
defienden a muerte sus respectivas áreas de influencia. A tal punto, que se
habla de narco gobiernos asociados al narcotráfico que utilizan a sus
respectivas milicias e infraestructuras físicas para apuntalarlos.
Como
resultado de estos gobiernos prepotentes, débiles, forajidos e inescrupulosos; los
hechos de corrupción, la impunidad, las violaciones a los DD.HH., la criminalidad
y las desapariciones forzadas de personas, han tenido un crecimiento sin
precedentes en la región. Tal situación es una triste realidad que tarde o
temprano habrá que enfrentarla para erradicarla y evitar que ésta siga dañando
a la familia latinoamericana.
Vemos
con preocupación, como el gobierno del partido político de los trabajadores de
Brasil, ha tenido que remover de sus cargos a la cúpula directiva de Petrobras
por actos escandalosos de corrupción. El gobierno de México pasa por una gran
crisis moral y política en su historia republicana con el asunto de las
desapariciones forzadas, donde al parecer; el narcotráfico, los poderes
regionales, los militares y el poder ejecutivo nacional tienen presuntamente
alguna relación. La muerte del fiscal Alberto Nisman en Argentina, ha causado
tal conmoción que pareciera que dejará huellas imperecederas en las memorias y
corazones de su población. El gobierno de Maduro, tiene acorralados a
empresarios, a las minorías políticas así como a la población misma; al someterlos
a situaciones bochornosas e indignas, mediante el uso del ejército, de leyes ilicitas
y del poder judicial; para distraer a la población del enorme fracaso de su
proyecto político socialista e intentar contener el inmenso malestar de la
población, por la terrible situación general del país.
Ante
tal situación caótica y anárquica que se estaría gestando en Latinoamérica, es
menester que las sociedades decentes de esta parte del mundo se pronuncien y
rompan el silencio, para denunciar a esta tendencia nefasta que hoy día nos daña.
Posiblemente este sería un buen tema de acción para la ONU.
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