lunes, septiembre 29, 2014

El nuevo gobierno y liderazgo para Venezuela

El nuevo gobierno para Venezuela, que sustituya “pronto” al régimen dictatorial actual, debe y tiene que ser totalmente distinto a éste, en lo: político, social, económico y moral. El país está totalmente arruinado y devastado, debido a la funesta gestión e ideología política arcaica del liderazgo que ha administrado al país durante 16 los últimos años. Esto es algo que debería saber y haber aprendido hasta la saciedad de este desastre, el sector político opositor que pretende reemplazarlo.

Las preguntas que nos hacemos la mayoría de los venezolanos demócratas pensantes, pudieran ser las siguientes: ¿Cómo pretende el sector opositor tomar el poder en Venezuela? ¿Hasta cuándo soportará la MUD tanto abuso de poder, opresión, tiranía, irrespeto a los derechos humanos, negación enfermiza de las crisis y de la verdad? ¿Es qué acaso vamos a seguir repitiendo como los loros que a una dictadura como la actual la vamos a sacar del poder solo por la vía electoral? ¿Se puede segur permitiendo al régimen dictatorial la violación permanente e impune a la constitución y solo responder que la salida electoral seguirá siendo nuestro norte? ¿No les parece que se ha esperado demasiado tiempo para buscar salidas diferentes y drásticas a la vía electoral?

Cuando me informo por los medios de comunicación que se atreven valientemente a informar las verdades de la situación actual del país, observo con alarma, que aún existan dirigentes de la MUD, empeñados en pretender copiar los perfiles políticos, sociales, éticos y morales  de los  actuales dirigentes del régimen.

Si la dirigencia izquierdista populista del país, puso LA GRAN TORTA en Venezuela y en toda Latinoamérica, debido a sus erróneas políticas públicas, económicas, sociales e internacionales; ¿cómo es posible que se pretenda  pensar en líderes políticos de la MUD con un perfil parecido al del liderazgo chavista, dizque para poder dialogar, negociar y/o llevarse bien con el régimen, quien jamás ha respetado a las minorías políticas?

La próxima futura imagen y perfil de la gerencia gubernamental, o liderazgo estatal debe ser totalmente diferente al de la dirigencia del chavismo. Es decir, el liderazgo populista, irreverente, estrafalario, mentiroso, manipulador, inculto, vulgar, adulador, corrupto, fanático, ignorante, improvisador e irresponsable, debe ser desterrado para siempre de Venezuela. Lo anterior es válido para contribuir a formar al nuevo venezolano.

Es inaceptable que el régimen actual pretenda igualarnos intelectual y culturalmente por debajo, que preferir intentar igualarnos por arriba, solo por la apetencia de votos chavistas. Elegir a Chuo Torrealba como secretario general de la MUD para captar votos chavistas, cuando lo que se pretende es formar a otro tipo de venezolano superior al chavista actual es una visión errónea. Es como hacerle un favor al régimen y otorgarle un certificado de calidad, reconociéndole sus logros por el buen trabajo realizado en el chavismo.

El sector opositor no tiene necesidad de ir a buscar al chavismo a los barrios para ofrecerle programas y proyectos que a lo mejor ni entiende. El primer compromiso y prioridad de la MUD es con los sectores opositores de la clase media algunos de los cuales, difieren de los métodos y procedimientos de lucha de la MUD. Ese sector opositor está en los abstencionistas, en los ni es; y espera ser tomado en cuenta. El chavismo duro jamás se identificará con un gobierno opositor, por más acercamiento que se produzca hacia estos y hasta tanto el sector opositor no les demuestre con hechos concretos que sabe administrar al país mejor que el chavismo. Lo lógico es convencerlos con hechos, no seducirlos con maniobras y mentiras.

¿Cómo le explica usted a un chavista que la idea es la de retomar el sistema económico de libre mercado (capitalismo) más humanista; cuando tiene insertada profundamente en su cerebro una matriz de opinión que les obliga a rechazar al capitalismo y a aceptar al estatismo como sistema natural de gobierno?

 ¿Cómo le explica usted a un chavista  que la idea es la de revertir las políticas estatistas del gobierno de asumir las responsabilidades y competencias que corresponden históricamente al sector empresarial?

¿Cómo se le explica al chavista que la idea es la de privatizar las empresas del estado quebradas que dan pérdidas económicas, para aliviar así al Estado de éstas y optimizar el uso de los dineros públicos?

¿Cómo explica usted a un chavista que la idea  es la de reducir los subsidios, para lograr el equilibrio fiscal, mejorar el valor del bolívar, desarrollar la economía del país y reducir la inflación; para generar más empleos, mejorar los sueldos y beneficios y el venezolano tenga mayor poder adquisitivo y mejor calidad de vida?

¡Ese es el cambio que habrá que ofrecerle al chavismo y al venezolano en general! Enseñarle a pescar, para que tenga mayores y mejores oportunidades de empleo y mayor crecimiento profesional, personal y familiar. Siendo Chuo Torrealba un educador y comunicador con gran sensibilidad social, me atrevo a afirmar que estaría de acuerdo con estas líneas, premisas y principios.

El chavista que se cambió de preferencias y ahora está con el sector opositor lo hizo por razonamientos propios. Igual sucederá con los que aún tienen dudas y estén indecisos. Si el chavismo duro quiere calificar al próximo gobierno de derechista, de conservador, de imperialista, de allegado a los EE.UU., etc., que lo haga; aún cuando no tendría la fuerza moral para hacerlo. Por más derechista que pueda parecerle al pueblo venezolano el próximo gobierno, se le debe transmitir la certeza de que éste sería un gobierno pulcro, serio, responsable, honesto  y profesional, que reivindicará al país y a su población, llevándola a los más altos niveles de reconocimiento mundial. Tenemos el deber moral de devolverle al pueblo, el orgullo y dignidad de ser venezolano. En nada deberíamos parecernos al liderazgo mediocre y dañino del régimen saliente.

En estos últimos 56 años de gobiernos electos por el pueblo, luego de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, hemos vivido una gran diversidad e infinidad de experiencias, incluyendo triunfos y fracasos, de las que esperamos haber aprendido a diferenciar entre lo correcto y lo incorrecto, entre lo bueno y lo malo, entre la verdad y la mentira. Los venezolanos debemos rechazar de plano en el futuro, cualquier otra experiencia negativa  de gobiernos  totalitarios, así como con  gobiernos mediocres y negligentes.

Hemos perdido mucho tiempo en nuestra historia republicana, con: guerras internas innecesarias, políticas públicas fallidas, nacionalismos exacerbados, ambiciones de poder exageradas,  jerarquización incorrecta de acciones gubernamentales, selección inadecuada de funcionarios gubernamentales, impunidad en crímenes, deshonestidad y corrupción, abusos de poder, etc. ¡Pienso que es hora de hacer algo urgente al respecto!

Chuo Torrealba fue electo secretario general de la MUD por unanimidad, razón por la que se espera mucho de él. Sin embargo, insisto en que la prioridad debe ser la unificación absoluta de los factores opositores, por una unidad consolidada a prueba de grietas y fisuras. No niego que visitar a los barrios chavistas e interactuar con éstos, para conocer sus inquietudes y necesidades sería beneficioso, pero ello, no es lo fundamental.

Debemos pensar en un venezolano superior al chavista, para hacer esa gran Venezuela que tanto hemos soñado. Es importante que se dé un giro en la forma de lucha política y social de la MUD, haciéndola más: incluyente, valiente, audaz, dinámica, moderna, representativa, lógica, realista y viable. Necesitamos un PRONTO cambio de gobierno y un NUEVO y superior liderazgo político. La historia de Venezuela debe ser cambiada para bien del país, no para endiosar a civiles aventureros y/o a militares inescrupulosos, protegidos por gobiernos de naciones alcahuetes e indignos.

viernes, septiembre 19, 2014

Las guerras del régimen

Una de las formas que utiliza el régimen para eludir sus responsabilidades ante la nación y el mundo, ante el fracaso de tantas políticas públicas y acciones en las que participa, que como sabemos han llevado a Venezuela y encabezar los indicadores económicos y sociales más negativos en materia de: inflación, salubridad, competitividad, escasez, des abastecimiento, productividad, desempleo, homicidios, inseguridad, violaciones a los derechos humanos, corrupción, credibilidad y confianza ante sus acreedores;  es el de atribuirle a la oposición, a quienes califica en forma despectiva como miembros de la derecha política; unas supuestas guerras, a las cuales les asigna un nombre específico según sea el caso.

Según el régimen, LA GUERRA ECONÓMICA, estaría dirigida por Fedecámaras, la MUD, los caricaturistas, y los EE.UU. LA GUERRA DE LA SALUD, estaría dirigida por los médicos, medios y la MUD. LA GUERRA MEDIÁTICA estaría dirigida por Globo Visión, El Nacional y El Universal. LA GUERRA DE LA CORRUPCIÓN estaría dirigida por los miembros del sector opositor representados en la Asamblea Nacional. LA GUERRA DE LA DELINCUENCIA estaría dirigida por las asociaciones civiles no gubernamentales  de los derechos humanos. LA GUERRA CONTRA PDVSA estaría dirigida por Gente del Petróleo y toda persona sensata que escriba sobre el desastre en ésta. La guerra del alto costo de la vida, estaría dirigida por sindicatos, inversionistas, comerciantes y buhoneros. La guerra contra los dólares estaría dirigida por los inversionistas especuladores allegados a la MUD.

Es decir, quién toma las decisiones sobre: políticas públicas, macro economía, materia de seguridad, desarrollos petroleros, salud pública, servicios públicos, comunicaciones, manejo del tesoro nacional, contrataciones nacionales, planificación de presupuestos, compras de comidas en el exterior, endeudamientos de la nación, educación nacional, materia carcelaria, políticas cambiarias,  nombramientos de vice presidentes, ministros, vice ministros y presidentes de empresas e instituciones del estado, así como decisiones trascendentales que afectan a la toda la población venezolana; como lo hace en exclusividad este régimen; jamás es culpable de nada erróneo que pueda suceder en el país.

Este régimen, el cual ha gobernado por 16 años sin un contralor de la república que al menos le llame la  atención de vez  en cuando algo turbio este sucediendo, quien tiene bajo su control a todos los demás poderes del estado arrodillados al poder ejecutivo, quién no entrega cuentas a nadie, quién maneja el presupuesto de la nación sin participación o injerencia de las minorías políticas, quién se endeuda como le da la gana y con quién quiere sin dar explicaciones a nadie, quién aplica el control cambiario a su total discreción; tiene la desfachatez y arrogancia de pretender negar toda posibilidad de culpa en el desastre político, económico, social y moral en el cual toda Venezuela está hoy día profundamente inmersa.


Por el contrario, el régimen cree que han  hecho un extraordinario gobierno. Para ellos, los culpables de todo lo malo que ocurrido en Venezuela se ha debido a que los opositores no los han dejado gobernar, como ellos hubiesen deseado hacerlo. Son posiciones irresponsables e infantiles, como para morirse de risa y de tristeza. Antes de continuar hablando de guerras inexistentes dizque auspiciadas por el sector opositor con ayuda de los EE.UU., les sugiero concentrarse en sus propias guerras las cuales han peleado y perdido cobardemente en su totalidad debido a su propia negligencia e ineptitud, para administrar y gobernar a Venezuela. Es oportuna la ocasión para que procedan a hacerse un mea culpa de las atrocidades que han planificado y cometido, a nombre de su pérfida revolución, a objeto de facilitarles el trabajo a los jueces que les juzgaran por traición y daños irreparables a la patria, y tengan así la oportunidad de lograr condenas menos severas de las que se merecen todos ustedes. Sean valientes y asuman sus responsabilidades, las cuales las tienen en demasía, no las nieguen.

martes, septiembre 09, 2014

¿Hasta cuándo oponernos dócilmente?

Las minorías políticas democráticas de Venezuela, aquellas que perdieron las elecciones presidenciales en 1998 y las que perdieron la constituyente y la segunda elección presidencial de 1999; han venido luchando democráticamente desde entonces para volver al gobierno y no han podido lograrlo hasta el presente.

La forma de gobierno en Venezuela – o revolución bolivariana tal como la califica éste -  ha venido cambiando en el tiempo, a tal punto que la mayoría de estas minorías y la sociedad civil democrática  que le acompaña, considera que el gobierno cambió, de un gobierno democrático a una dictadura, lo cual ha ido sucediendo progresivamente sin que esto haya podido ser frenado de una manera enérgica y contundente.

Cuando voces de protesta se levantaban para criticar la conducta inconstitucional del gobierno, el difunto ex presidente Hugo Chávez decía socarronamente, que su revolución era pacifica, pero armada. Para los entendedores, esto significaba que tenía el apoyo político del alto mando de la Fuerza Armada Nacional.

Dado que cuando el chavismo se dio cuenta que un gran sector de las FAN, empezó a mostrar su inconformidad por el trato, manejo y politización de las FAN, el liderazgo del régimen creyó conveniente crear una enorme milicia armada, la cual se justificó con la excusa de prepararse para una lucha de guerrillas contra los EE.UU., en caso de que esa nación decidiera invadir a Venezuela. EE.UU. no ha invadido a Venezuela, y esta jamás se producirá. Aun así, el régimen sigue hablando de aumentar las milicias civiles armadas en cantidades insospechadas. Al parecer, hoy, al enemigo que temen es a su propio pueblo.

Ya muchos venezolanos dan por descontado que este gobierno representa y actúa como una dictadura marxista leninista, al igual que la de Cuba, pero con diferencias en estilo. La venezolana es  más sofisticada y moderna, que las tradicionales dictaduras comunistas del pasado, gracias al aporte cubano, quiénes la han diseñado y enriquecido, dándole “valor agregado” a la misma, dada su larga experiencia en dictaduras.

Mientras tanto, el régimen de Venezuela se ha ido reestructurando y fortaleciendo en su revolución marxista leninista para lo cual hablan de etapas, misiones, motores, comunas, vice presidencias territoriales, etc., a objeto de lograr la  profundización de la revolución. Tal profundización, es interpretada por muchos – entre los que me encuentro - como lograr el control total del país, incluyendo el dominio de la sociedad venezolana, de la economía e industrias privadas que aún quedan por estatizar, incluyendo la propiedad privada. Ante esta evidencia irrefutable, las minorías políticas del país siguen indecisas, pensando en elecciones, sin tener un plan B, el cual aplicar en caso de que esto que está en progreso se produzca, como es de esperarse.

Es bien conocida la posición del régimen de no  reconocer el fracaso del socialismo, razón que esgrimen para no pensar en otro tipo de sistema económico en Venezuela diferente al socialista. Se acaba de iniciar la campaña de ideologización del agricultor venezolano bajo la conducción de uno de los comunistas más dañinos para el país como lo ha sido Elías Jaua. Su misión sería la de crear cientos de miles de comunas para nacionalizar al sector agro pecuario. Pareciera ser que el “sacudón” anunciado por Maduro, tiene algo que ver con vetar la acostumbrada participación del capital privado, en el sector agro pecuario.


Los cambios esperados en políticas económicas no se produjeron y pareciera que no se producirán; hecho este, que solo nos induce a entender que la profundización de la revolución es un hecho, que no habrá giro ni cambio hacia el sistema económico de libre mercado y que la suerte de Venezuela ha sido echada y refrendada. Es decir, vamos rumbo al final de las libertades: económicas,  ciudadanas y de expresión; para imponer la estatización de la economía y la propiedad comunitaria.  Ante toda esta ilegalidad e ineptitud del régimen de Venezuela, me pregunto: ¿Hasta cuándo oponernos dócilmente? ¿Qué tenemos que hacer?

sábado, septiembre 06, 2014

El régimen debe disculparse ante la iglesia católica

El régimen de Venezuela, debe disculparse ante la IGLESIA CATÓLICA por la ofensa hecha con toda maldad y resentimiento a la oración del PADRE NUESTRO, que todos los católicos rezamos diariamente para demostrar nuestra fe en Dios y Jesucristo. Sabemos del ateísmo practicado mundialmente por los militantes comunistas desde su creación como doctrina política, que intenta satanizar a la iglesia católica, por el gran poder de convocatoria que ésta ejerce ante millones de creyentes, que practican su fe en esta religión.

Esta burda, descarada, grosera, satánica e inhumana agresión que acaban de hacerle al PADRE NUESTRO de la iglesia católica, en lugar de vulnerarla; la robustece y glorifica aún más, vista la gran fe de sus fieles seguidores, que no tienen que ver nada con política y politiquería que, desde hace siglos el marxismo leninismo intenta utilizar para dañarla, dado el gran resentimiento que tienen hacia esta religión.

El chavismo en Venezuela, ha hecho todos los intentos posibles para dañar al cristianismo, sin lograr amedrentarlo ni inhibirlo, en la lucha social, misericordiosa y religiosa que viene emprendiendo desde que se conoce como tal. Ha intentado incluso crear una serie de hechicerías, dogmas y creencias extravagantes anti religiosas importadas de África y de Cuba que intentan imponer a la población venezolana, a sabiendas de la gran fe que éste pueblo profesa por dios, Jesucristo y su iglesia católica.

Utilizar a la figura del fallecido Hugo Chávez, para este tipo de santerías y politiquería es grotesco y corresponde a políticos de la época de las cavernas. La familia del difunto presidente debería ser la primera en protestar e impedirlo. Creo que el “presidente” Nicolás Maduro, comete un gravísimo error al justificar y apoyar a estas personas que propiciaron tal burla a la iglesia católica y a su oración del PADRE NUESTRO.  No tiene idea Maduro del gran daño que se hacen ellos mismos y a su fallida revolución, enfrentado a la iglesia católica de esa grotesca manera. Gobiernos pasan y la iglesia se robustece y enaltece cada día más.

Soy un venezolano común que practica su fe en Dios y Jesucristo y se siente orgulloso de ser católico. Así como yo existen millones de venezolanos que hoy nos sentimos avergonzados e indignados por este tipo de lucha aberrante que utiliza un movimiento revolucionario de fanáticos comunistas, cuyo único legado será el de enriquecerse de odio a sus líderes y blasfemar del pueblo venezolano, mayoritariamente católico.

En lugar de buscar el perdón de la nación, por los crímenes cometidos contra la nación, el tesoro nacional  y su pueblo, se empeñan en intentar distraer la atención del venezolano de los verdaderos problemas de toda índole que en estos momentos vive la nación. No se explica si estas acciones las hacen para ganar tiempo, confundir o exaltar el caos existente en el país; o simplemente, las producen por simple maldad, ignorancia o falta de educación. Con estas acciones satánicas, el régimen solo conseguirá el desprecio del pueblo que religiosamente reza el PADRE NUESTRO antes de acostarse y al despertarse.

Señor presidente Nicolás  Maduro. Usted se volvió a equivocar, tal como lo hace a diario en la conducción del país. Usted permite y respalda el insulto de su régimen y fanáticos a la población venezolana, mayoritariamente católica y cristiana, por su odio injustificado a ésta.  No se le ocurra volver culparnos de herejes, que acá los únicos de esa clase son usted y sus fanáticos. Si UD se arrepiente de sus pecados cometidos, posiblemente la iglesia católica le perdone, tal como hace con los pecadores arrepentidos.


Sin embargo, ante la justicia del hombre, ni aún arrepentido, usted jamás podrá ser perdonado por el pueblo venezolano y la justicia, quienes entienden perfectamente el gran daño físico, económico, social,  moral y cultural que el régimen que usted representa, ha ocasionado a la nación, dentro del cual usted ha sido uno de los más responsables por ocasionar tal daño. Cuando su régimen expire, se le juzgará, cueste lo que cueste. 

miércoles, septiembre 03, 2014

El socialismo en la MUD, dificulta la unidad.

He oído que dentro de la MUD, existen factores que niegan al sistema económico de libre mercado, conocido mundialmente como capitalismo. Al parecer, estos grupos, tienen marcada influencia en las decisiones políticas de la MUD. Dentro de las pocas voces que hablan claramente sobre la conveniencia de retomar al capitalismo, se destaca la extraordinaria dirigente demócrata María Corina Machado, entre algunos otros. Muy pocos líderes de la MUD son dados a hablar sobre los beneficios del capitalismo, ni siquiera lo pronuncian en sus discursos políticos, puesto que según entiendo, sería dañino para obtener votos.

También he oído que la fracción democrática del partido político del Movimiento Al Socialismo (MAS), que decidió permanecer del lado de la MUD, se encuentra incómoda dentro de ésta, debido a que el corazoncillo de sus líderes sigue siendo el sistema económico del socialismo.  La situación pereciera complicarse,  cuando se alude a Cristóbal Fernández Daló, creyente acérrimo del socialismo del siglo XXI, como candidato seguro para la secretaría de la MUD, lo cual pareciera ser un colosal error. Capitalismo y socialismo se repelen.

Contradicciones ideológicas y políticas dentro de la MUD, impiden un consenso sobre qué tipo de gobierno se debe diseñar para beneficio de toda Venezuela, sumida hoy día en la peor crisis política, social, moral y financiera que jamás haya tenido. Pareciera que existe un enamoramiento lunático de algunos liderazgos con el socialismo, que les impide ver las derrotas y el daño que este sistema económico ha tenido y hecho a la humanidad en los últimos dos siglos. Hoy más que nunca, es necesario que la MUD se desmarque políticamente aún más del régimen comunista  y se aleje de su sistema económico socialista.

Europa pudo deslastrarse a tiempo del socialismo y solo España y Portugal parecieran resistirse a dejarlo a un lado. Latinoamérica pareciera andar en otra onda, dada la maligna influencia cubana y el populismo inseminado en Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela, quienes se han unido en un grupo poderoso que impulsa al socialismo, aún en contra de toda probabilidad de éxito en la región.

Las primeras víctimas de este intento de imponer al socialismo en Latinoamérica han sido Cuba, Argentina y Venezuela. Estas naciones están hoy devastadas económicamente con un hundimiento moral en progreso, donde la corrupción se ha desatado y ha dejado abiertas muchas heridas difíciles de cerrar y donde los problemas sociales, en lugar de mejorar empeoran aceleradamente.

Me atrevería a decir, que esa dicotomía de amar al socialismo a extremos enfermizos,  dentro de algunos factores de la MUD, ha sido la peor dificultad para lograr consenso en la lucha política por las libertades, la justicia el crecimiento económico y el desarrollo industrial del país. En esto se debe ser pragmático y decidido.

En la MUD dialogan para lograr elegir nuevos líderes y reestructurar una plataforma política de trabajo sólida, firme y unida,  que permita hacer oposición a un régimen que nos lleva a los venezolanos por un profundo precipicio, lo cual tenemos el deber ciudadano, patriótico y moral de contribuir a evitar. La MUD requiere despojarse de ambigüedades. No se trata de elegir a un secretario que se lleve bien con el régimen. Se trata de elegir a alguien que le adverse y combata firme, por la certeza de que es la mejor opción para Venezuela.


No es posible seguir adelante, con esta dicotomía de defender al socialismo ante tanta evidencia en su contra. Es elemental debatir antes, el asunto de la dirección política, social y económica, hacia donde debe y desea ir la MUD. Es un hecho irrefutable, que el socialismo no paso la prueba de calidad y debemos enterrarlo bien profundo en Venezuela. Se inicia una nueva era donde hablar de capitalismo no debe ser pecado ni ser mal visto por la sociedad venezolana, puesto que hacia allí debemos dirigirnos, para salvar a Venezuela del enorme tsunami que nos amenaza. Debemos ser pro activos y pensar primero en el país.