He
oído que dentro de la MUD, existen factores que niegan al sistema económico de
libre mercado, conocido mundialmente como capitalismo. Al parecer, estos
grupos, tienen marcada influencia en las decisiones políticas de la MUD. Dentro
de las pocas voces que hablan claramente sobre la conveniencia de retomar al capitalismo,
se destaca la extraordinaria dirigente demócrata María Corina Machado, entre
algunos otros. Muy pocos líderes de la MUD son dados a hablar sobre los
beneficios del capitalismo, ni siquiera lo pronuncian en sus discursos
políticos, puesto que según entiendo, sería dañino para obtener votos.
También
he oído que la fracción democrática del partido político del Movimiento Al
Socialismo (MAS), que decidió permanecer del lado de la MUD, se encuentra incómoda
dentro de ésta, debido a que el corazoncillo de sus líderes sigue siendo el
sistema económico del socialismo. La
situación pereciera complicarse, cuando
se alude a Cristóbal Fernández Daló, creyente acérrimo del socialismo del siglo
XXI, como candidato seguro para la secretaría de la MUD, lo cual pareciera ser
un colosal error. Capitalismo y socialismo se repelen.
Contradicciones
ideológicas y políticas dentro de la MUD, impiden un consenso sobre qué tipo de
gobierno se debe diseñar para beneficio de toda Venezuela, sumida hoy día en la
peor crisis política, social, moral y financiera que jamás haya tenido.
Pareciera que existe un enamoramiento lunático de algunos liderazgos con el
socialismo, que les impide ver las derrotas y el daño que este sistema
económico ha tenido y hecho a la humanidad en los últimos dos siglos. Hoy más
que nunca, es necesario que la MUD se desmarque políticamente aún más del
régimen comunista y se aleje de su
sistema económico socialista.
Europa
pudo deslastrarse a tiempo del socialismo y solo España y Portugal parecieran
resistirse a dejarlo a un lado. Latinoamérica pareciera andar en otra onda,
dada la maligna influencia cubana y el populismo inseminado en Argentina,
Brasil, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela, quienes se han unido en un
grupo poderoso que impulsa al socialismo, aún en contra de toda probabilidad de
éxito en la región.
Las
primeras víctimas de este intento de imponer al socialismo en Latinoamérica han
sido Cuba, Argentina y Venezuela. Estas naciones están hoy devastadas
económicamente con un hundimiento moral en progreso, donde la corrupción se ha
desatado y ha dejado abiertas muchas heridas difíciles de cerrar y donde los
problemas sociales, en lugar de mejorar empeoran aceleradamente.
Me
atrevería a decir, que esa dicotomía de amar al socialismo a extremos
enfermizos, dentro de algunos factores
de la MUD, ha sido la peor dificultad para lograr consenso en la lucha política
por las libertades, la justicia el crecimiento económico y el desarrollo
industrial del país. En esto se debe ser pragmático y decidido.
En
la MUD dialogan para lograr elegir nuevos líderes y reestructurar una
plataforma política de trabajo sólida, firme y unida, que permita hacer oposición a un régimen que
nos lleva a los venezolanos por un profundo precipicio, lo cual tenemos el
deber ciudadano, patriótico y moral de contribuir a evitar. La MUD requiere
despojarse de ambigüedades. No se trata de elegir a un secretario que se lleve
bien con el régimen. Se trata de elegir a alguien que le adverse y combata
firme, por la certeza de que es la mejor opción para Venezuela.
No
es posible seguir adelante, con esta dicotomía de defender al socialismo ante
tanta evidencia en su contra. Es elemental debatir antes, el asunto de la
dirección política, social y económica, hacia donde debe y desea ir la MUD. Es
un hecho irrefutable, que el socialismo no paso la prueba de calidad y debemos
enterrarlo bien profundo en Venezuela. Se inicia una nueva era donde hablar de
capitalismo no debe ser pecado ni ser mal visto por la sociedad venezolana,
puesto que hacia allí debemos dirigirnos, para salvar a Venezuela del enorme
tsunami que nos amenaza. Debemos ser pro activos y pensar primero en el país.
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