martes, diciembre 31, 2013

Sentir miedo hoy día en Venezuela es natural

A raíz de un comentario negativo de uno de mis lectores, censurando el “cierre” de mi artículo”  del lunes 18/11/2013 titulado: “Modalidad delictiva electorera”  publicado en Internet, le contesté que tenía razón. Le expliqué además que tal cierre lo había  cambiado a última hora por otro más moderado, porque pensé que el mismo era bastante fuerte, para la situación tan delicada que vivimos en estos momentos en Venezuela, donde cualquier cosa podría pasar.

Reflexionando posteriormente sobre el comentario del lector, llegué a la conclusión, de que en la medida en que el régimen de gobierno actual, actúa y declara sobre sus planes macabros de avasallar al venezolano que le adversa políticamente, mi miedo personal aumenta y tiendo a ser más cuidadoso en lo que escribo y publico. Es decir, hoy tengo más miedo que ayer.

En la medida en que muchas de las cosas que escribo se van materializando como por arte de magia y se van dando una a una tal y como las he descrito en anteriores artículos, muy a mi pesar, como ciudadano demócrata que ama la libertad, que clama por justicia y pide respeto a los derechos de todos los ciudadanos, en esa medida me aterro y me preocupo mucho más.

Conocemos sobre el odio a los judíos y los medio judíos, que el fascismo de Hitler impuso en Alemania, razón por la que se exterminó irracionalmente a millones de judíos (niños, niñas, mujeres y hombres) que murieron sin saber porqué los mataban en cámaras de gas.

También conocemos sobre el  genocidio cometido por la etnia de los Hutus en Ruanda, contra la etnia de los Tutsis, donde masacraron cobardemente a más de un millón de seres humanos inocentes, por solo ser más avanzados y progresistas  que sus ejecutores. En realidad los Tutsis masacrados jamás tuvieron la oportunidad de sobrevivir, ya que la ONU se negó reiteradamente a intervenir a pesar de la larga y obvia publicidad de odio que los Hutus mantuvieron a través de la radio calificando a los Tutsis de ratas y cucarachas entre otros epítetos algo parecidos a los que esgrimen los líderes del régimen venezolano contra la disidencia venezolana.

Otro ejemplo de atrocidades que algunos grupos irracionales violentos, cometen contra otros, serían los genocidios ocurridos en la desaparecida Yugoslavia por odios raciales, culturales, religiosos y/o sociales que ocasionaron la desintegración de una nación para dar nacimiento a pedacitos de naciones (Bosnia, Croacia, Eslovenia, Herzegovina,  Macedonia, Montenegro y Serbia) donde la ONU intervino muy tardíamente para frenar tales horribles genocidios,

Aún cuando la situación en Venezuela no es étnica, ni cultural, ni religiosa es tan peligrosa como las descritas anteriormente como ejemplos; ya que ésta tiene que ver con el resentimiento social exacerbado por un grupo de facciosos militares y políticos inescrupulosos del régimen, en la población más necesitada y desigual del país, utilizándola como excusa y bandera, para intentar imponer un sistema económico socialista y un sistema político comunista en Venezuela, vieja aspiración y sueño de Fidel Castro y su revolución cubana fracasada.
Por todo lo explicado, reconozco que tengo miedo y pienso que es natural que así sea. Insólito sería no sentirlo mientras en nuestro país suceden las cosas tan degradantes que observamos.

Sin embargo es oportuno y justo destacar, que ese miedo cada vez mayor que siento cada día que observo por la Televisión las declaraciones amenazadoras y desquiciadas de Nicolás Maduro y de Diosdado Cabello (voceros principales del régimen) plenas de odio y de rencor contra los ciudadanos o grupos de venezolanos que les adversan políticamente; en lugar de amilanarme y auto calificarlo como un acto de cobardía, es lo que me da mayores energías para continuar oponiéndome a este nefasto régimen, escribiendo y desnudando las verdades y crímenes políticos que cada día se comenten más frecuentemente Venezuela, con la anuencia de éstos tiranos.

Ese miedo que en una gran mayoría sentimos todos, por la caótica y atípica situación general que vivimos, que ha generado todo tipo de expectativas que nos podamos imaginar, que además alimenta la imaginación de muchos periodistas, escritores y analista políticos sobre los probables escenarios que pudiéramos enfrentar, es precisamente el detonante que ha despertado a muchas mentes abstraídas y en un tiempo escépticas sobre lo que venía pasando en Venezuela, que ahora gracias al miedo, han terminado por aceptar la cruda realidad existente en el país.

Si el régimen sigue utilizando el recurso de causar miedo en la población, para pretender lograr  que bajemos la guardia, nos atemoricemos y huyamos precipitadamente a refugiarnos en el exterior dejándoles libre el camino para que impongan fácilmente y sin resistencia su proyecto socialista/comunista en Venezuela, podría salírseles el tiro por la culata. Ese miedo se podría revertir en coraje, intrepidez, unidad y sinergia para defender a cualquier costo a nuestras familias y a nuestra secuestrada patria. A pesar de que se han ido muchos, acá quedamos suficientes.

Sentir miedo hoy día en Venezuela es humano y natural. Quiere decir que nuestros sentimientos son normales e intensos. También quiere decir que no somos suicidas, ni zombis. Por tal motivo hemos soportado lo insoportable, dando oportunidades a la democracia a que se auto depure. Aún con todas las desigualdades políticas existentes, se ha  insistido en una salida pacífica y democrática por la vía electoral que nos permita reconstruir al país en unión, paz y gobernabilidad.

He estado de acuerdo y aún lo sigo estando, con la estrategia de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), a la cual tanto el gobierno como algunos sectores opositores impacientes  tratan de desacreditar y satirizar. Para ello se ha estado intentando lograr una mayoría política abrumadora que permita la toma del poder por la vía electoral y pacífica a su debido tiempo.

En la medida en que el régimen sigue actuando y desacreditándose como gobierno por sus malas políticas económicas y sus decisiones erróneas, muchas de éstas ilícitas, anti constitucionales y anti populares, el pueblo que antes les apoyaba se aleja presuroso cada día más de su proyecto comunista fracasado e inviable.

El régimen marxista leninista de Venezuela acusa a la oposición de traidores, de enemigos de la patria, de enemigos de la revolución, de pro imperialistas, de ser una élite, de pro capitalistas, de privatizadores, de saboteadores, de especuladores, de propiciar guerras económicas, de des estabilizadores, de enemigos del pueblo, de oligarcas, de planificar magnicidios, etc.

¿Qué cree el amigo lector que se persigue con esos engañosos calificativos? Simplemente, predisponer al pueblo más necesitado contra la disidencia, que como todos sabemos, somos parte del pueblo, de la clase obrera, media y trabajadora, de la clase emprendedora, de la clase que estudia, de la clase  de los técnicos y universitarios, del sector comerciante e industrial. Es decir, somos el sostén principal de un país al cual desean empobrecer y/o desaparecer para que el comunismo se pueda justificar e instaurar; lo cual no han conseguido ni conseguirán jamás.

Cierto, en la disidencia tenemos miedo, pero no entregados ni desesperanzados ni sin opciones. El régimen nos ha amenazado con instalar baterías antiaéreas y tanques en barrios y cerros. Tiene las armas de la nación bajo su control. Cuenta con milicias y obreros armados, con  apoyo absoluto de las FARC y la asesoría permanente de la dictadura de Cuba con más de 100.000 militares, profesionales y asesores cubanos en Venezuela. Realmente tiene todo el poder institucional y de fuego bajo su control.


No obstante, todo ese despliegue impresionante de apoyo cívico militar armado que posee el régimen venezolano y el político internacional y latinoamericano de mequetrefes del  izquierdismo radical que les alcahuetea y apoya; les falta algo primordial, importante y determinante como lo son la verdad, la sensatez, la razón y los buenos resultados. Y más importante aún, tienen las experiencias desastrosas con el socialismo y el comunismo alrededor del mundo, evidenciados en el viraje económico de la repúblicas de China y de Rusia, plegados hoy al “capitalismo salvaje” que el régimen venezolano tanto odia y adversa. 

Para vivir y defender la democracia, primero hay que entenderla

Teóricamente, la esencia de la democracia está en: a) la libertad plena de los ciudadanos, b) el respeto a las minorías políticas, c) la libertad de expresión sin condicionamientos, d) la existencia del estado de derecho donde los poderes del Estado actúan con independencia absoluta, e) la pluralidad ideológica, f) la existencia de elecciones libres y limpias, g) el respeto pleno a los derechos humanos, h) la alternancia en el poder sin argucias, i) el respeto y el  acatamiento irrestricto a lo contenido en la constitución, j) la existencia de leyes equilibradas, consultadas y consensuadas por las mayorías políticas del PAÍS, k) la aplicación ciega de justicia.

Así interpreto la democracia y en consecuencia la defiendo porque la entiendo a plenitud, sobre todo, por qué me gusta vivir bajo esas reglas de juego claras, que a diferencia de otras formas de gobierno, ofrece: libertad, alegría, crecimiento económico, paz, prosperidad, bienestar, educación de calidad, equilibrio y justicia a las poblaciones que la practican y defienden.

Da tristeza admitirlo, pero en Latinoamérica existen muchos líderes políticos que entienden poco sobre democracia. Y si la entienden, la desnaturalizan, para dar rienda suelta a sus apetitos populistas de dominación, similares al de los caudillos del pasado. No es un secreto, que parte de algunos gobernantes megalómanos, que fingen vivir en democracia, violan la mayoría de los principios y normas que califican a la democracia como tal, actuando como tiránicos dictadores.

Los países de  Argentina,  Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela, cuyos gobernantes actuales presumen ser demócratas, por el simple hecho de haber sido electos por mayoría; por las actuaciones en su gestión de gobierno, se convierten en dictaduras disfrazadas de democracia.

Hasta Cuba, con una de las dictaduras más longevas del mundo, ha intentado hipócritamente de  auto calificarse de democracia, aun con todos los horrores que les han hecho vivir a sus habitantes. Pareciera ser irónico para algunos, ver a Fidel Castro, un déspota de los más sanguinarios del mundo quién, nunca ha respetado la democracia, abrazado a Nelson Mandela, un líder demócrata mundial que entendió a plenitud el sentido de ésta y quién con una extraordinaria capacidad de perdonar, logró el milagro de instaurar la democracia en Sur África. 

Si los venezolanos, incluyendo al chavista  demócrata que no sabe que lo es, al opositor que se dice demócrata sin sentirlo ni demostrarlo y al indiferente que no la valora pero la disfruta; reflexionáramos serena y responsablemente sobre lo que entendemos son los principios, valores, bondades y ventajas de la democracia, la situación política del país pudiera cambiar radical y positivamente para bien de Venezuela.

En esta lucha de la oposición venezolana por la democracia, es oportuno el llamado a todos los sectores de la sociedad venezolana que se consideren demócratas a debatir internamente, a objeto de eliminar nuestras diferencias, que nos permita esta vez, continuar luchando unidos férreamente en un solo bloque. Esta sería la manera inteligente de defender la democracia a conciencia y lograr triunfar en nuestra lucha.  Se equivocan quienes piensan y desean que el destino de Venezuela se circunscriba entre una dictadura  militarista u otra  comunista y/o mixta.

El pueblo venezolano conoce muy bien el  tormento y martirio de haber vivido varias décadas bajo dictaduras  militares y/o cívico militares, como para rechazarlas y combatirlas por siempre. Solo hay que revisar un poco la historia republicana de Venezuela para darnos cuenta del enorme tiempo que los militares han estado en el poder en nuestra amada y abusada patria.

El pueblo venezolano está al tanto de las experiencias sufridas por la población cubana de miseria, desesperanza, muerte, opresión, cárceles, paredones y persecuciones del comunismo marxista leninista impuesto a esa hermosa nación. Estamos con ese sufrido pueblo que vive hoy oprimido.

El gobierno dictatorial actual de Venezuela ha fracasado estrepitosamente, y aún así, pretende profundizar en el socialismo, que como todos sabemos empieza por: mutilar la descentralización, desconocer la propiedad privada, liquidar las libertades políticas, eliminar medios de comunicación privados, cercenar libertades y derechos individuales y colectivos, abolir sindicatos, apoderarse de las actividades económicas, controlar  familias y establecer vigilancia policíaca sobre éstas, eliminar el estado de derecho, concentrar el poder en una sola persona y/o grupo y perpetuarse en el poder por siempre utilizando procesos electorales amañados para tal fin.

Tales opciones de gobierno indicadas arriba, son incompatibles con la democracia que aspira vivir el pueblo de Venezuela. La inmensa riqueza que ha dilapido alegremente el gobierno actual para lograr la aceptación de una parte del pueblo, ha sido insuficiente para evitar su caída inminente la cual ha de ocurrir por su propio peso en un futuro muy cercano.

Se descuidaron las necesidades básicas del venezolano en educación, salud, servicios básicos, en crecimiento económico, en la siembra del petróleo, en vialidad, en construcción de infraestructura industrial, en mejoras de las empresas del estado; todo ello para ofrecer dádivas internas y externas para consolidar una fracasada “robo lución”, que calificaría de involución, por la enorme destrucción que ha causado a la nación a un descomunal costó para los venezolanos, para nada.

PDVSA, la gallina de los huevos de oro está agonizando sin posibilidad de recuperación a corto o mediano plazo. Los altos intereses sobre el 12% a pagar por los próximos prestamos, el altísimo servicio a la deuda interna y externa, los niveles de dos dígitos altos que se pronostican para la inflación el próximo año, la próxima e inminente devaluación del bolívar en otro 100% , el aumento impostergable del precio de la energía y servicios básicos (gas, gasolina y electricidad, telefonía), así como la carestía de dólares cada vez más crítica para la compra de alimentos y artículos de primera necesidad que hoy tenemos que importar; predicen una  económica  caótica a empeorar radicalmente a partir del año 2014.
   

Ante todas estas predicciones lóbregas que se anuncian; la única opción de vida que aspira el pueblo mayoritario de Venezuela ha sido y seguirá siendo la de vivir bajo el amparo de un nuevo gobierno de libertades que; entienda, defienda, aplique y garantice la vigencia y permanencia en el tiempo de la democracia, único tipo de gobierno que podrá ofrecerle a la nación, una Venezuela próspera de avanzada, mucho mejor que la actual, más respetable y respetada a nivel mundial. 

Las enseñanzas de Mandela

Una persona  que ha sido declarada la más importante e influyente del mundo  durante el siglo XX, entre a población mundial  cercana a los 10 mil millones de habitantes, y por encima de científicos,  artistas, deportistas, religiosos, presidentes de repúblicas, políticos, y otras personas brillantes que lograron y aportaron para la humanidad incuestionables, irrefutables y valiosísimos éxitos en sus respectivas vidas; merece que se le quiera, que se le elogie, que se le admire e idolatre y por sobre todas las cosas, se  tome como referencia y ejemplo para las juventudes actuales del mundo, de lo que una simple persona nacida en una tierra donde millones de seres humanos  eran brutalmente discriminas y maltratadas por el solo hecho del color oscuro de su piel.

La persona que ha recibido semejante distinción pudo haber elegido ser todo un exitoso profesional del derecho ejerciendo su profesión entre sus sufridos conciudadanos, y enriquecerse enormemente prestando sus servicios a millones de quejas y reclamos que provenían de esos seres humanos quienes eran prácticamente tratados como animales.

Por el contrario, Nelson Mandela, escogió el camino más duro, abnegado y difícil, como fue su lucha contra el denominado y odioso “apartheid” ejercido por siglos en esa bendita tierra, por los Africans, tal como eran conocidos los ciudadanos de África del Sur de piel blanca, descendientes de los colonos que habían permanecido por siglos durante la épocas de la colonización del continente africano ejercido por países europeos, en búsqueda de nuevas tierras que dominar y explotar, de esclavos, de riquezas, de minerales y poder.

De Nelson Mandela se ha dicho que fue valiente, persistente, abnegado, honrado, luchador, visionario,  atrevido, audaz, humilde y sencillo. Sin duda alguna, fue el líder mundial más destacado del siglo XX.

La historia de África del Sur ha podido cambiar quizás para peor si no hubiese sido por Nelson Mandela. El ha podido gobernar con solo gente de color y no lo hizo, pudiendo hacerlo. El ha podido juzgar a los Africans por todo el daño que causaron a millones de africanos de piel oscura y encerrarlos en cárceles como se lo merecían, y no lo hizo. El ha podido perpetuarse en el poder hasta su muerte, pudiendo hacerlo, y no lo hizo. Mandela tuvo tanto poder en África del Sur, que ha podido hacer las más desvariadas acciones y nadie lo hubiese detenido, sin embargo no lo hizo.

Solo su sabiduría, su nobleza, su honradez, su visión, su integridad, su sentido de la realidad, su imposibilidad de odiar, su capacidad de perdonar y muchas otras virtudes pudieron hacerle un llamado a su conciencia racional para que actuara bien y le indicara el comino correcto.


Podría firmarse que el amor por su patria y por su propia gente fueron determinantes en estas disyuntivas que suponemos se le presentaron a Nelson Mandela durante su largo periodo de cautiverio y su época de líder triunfador y poderoso. Al contrario de Fidel Castro, entre muchos otros líderes políticos de pacotilla; Mandela dejó a un lado las ambiciones personales, grupales y egocéntricas para contribuir a crear una nueva nación libre, moderna, poderosa, con justicia e inclusión, para la felicidad de su gente. Esa ha sido la verdadera enseñanza que dejó Mandela.

lunes, diciembre 02, 2013

Morir matando III

Cuando Hugo Chávez enfermó y empezó el declive vertiginoso de su proyecto socialista del siglo XXI, escribí un artículo que titulé “Morir matando”, inspirado en la hipótesis de que aún cuando estaba muriendo, el presidente Hugo Chávez prefería terminar de hundir a Venezuela en la miseria antes de considerar rectificar sus políticas públicas fracasadas hasta ese entonces y cambiar radicalmente  de rumbo para evitar el naufragio de la nación, al océano de la desesperanza.

Al nombrar a Nicolás Maduro como su sucesor, quién el 14 de abril de 2013 resulto llegar a la presidencia, tal como hubiese sucedido en un régimen monárquico; analizados los eventos antes y posteriores a su “coronación”, escribí el 2º artículo sobre el tema “Morir matando II”; puesto que interpreté, que Nicolás Maduro tampoco pensaba rectificar ni cambiar en un ápice el rumbo del proyecto original de Hugo Chávez, basado en la doctrina política del marxismo leninismo.

Las arremetidas iniciales y posteriores de Maduro, aunadas a los arreglos con la empresa Polar y su dueño Lorenzo Mendoza, entre otros, para sacar al país de la crisis; en mi opinión fue una jugada de distracción para un gobierno que continúa boqueando por  falta aire fresco, debido a continúa  sumido en una muerte terminal lenta, que no termina de advertir ni piensa en rectificar.

Los recientes eventos protagonizados por Nicolás Maduro para pretender resolver la corrupción y crisis económica de Venezuela, con soluciones tales como: a) solicitar una Ley Habilitante, b) ordenar a la población el saqueo de comercios como castigo a sus propietarios por tener sobre precios en los artículos, c) pretender obligar a los comerciantes a vender a “precios Justos” según el criterio del régimen, d) multiplicar los puntos de vigilancia en los comercios para garantizar ”justicia” en los precios, e) importar  directamente a través de Mercal los artefactos electrodomésticos para garantizar en el país el abastecimiento de éstos, f) instaurar por decreto, en complicidad con la descarriada Asamblea Nacional,  EL PLAN DE LA PATRIA 2013/2019, según el cual Hugo Chávez pensaba profundizar en el socialismo del siglo XXI.

Aun, con las señales económicas evidentes que se viven en Venezuela, el liderazgo del régimen insiste tozudamente en ignorar el rotundo fracaso de las políticas macro económicas que el régimen viene aplicando en la nación, a sabiendas de que iban a un inminente fracaso.

Si a eso sumamos que la producción de petróleo ha mermado en un millón o más de barriles por día, los precios del petróleo tienden a la baja, los formidables descubrimientos de petróleo en otros países que podrían saturar al mercado mundial, la falta de proyectos en Venezuela y la inviabilidad económica de realizarlos, la descontrolada deuda de Venezuela,  la dependencia cada vez mas mayor de la población del gobierno y la iniciativa privada está cada vez más acorralada; tendremos que concluir, que un tsunami económico gigantesco amenaza a Venezuela.


Aún ante esta trágica situación, el régimen continúa oídos sordos, jugando al absurdo socialismo y al derrotado comunismo, razón para pensar que es irresponsable y suicida, y prefiere MORIR MATANDO, que virar de rumbo 180 grados en la conducción del país y evitar así el indeseable naufragio que nos puede llevar a todos al fondo de un océano oscuro y desesperanzador.