martes, diciembre 31, 2013

Para vivir y defender la democracia, primero hay que entenderla

Teóricamente, la esencia de la democracia está en: a) la libertad plena de los ciudadanos, b) el respeto a las minorías políticas, c) la libertad de expresión sin condicionamientos, d) la existencia del estado de derecho donde los poderes del Estado actúan con independencia absoluta, e) la pluralidad ideológica, f) la existencia de elecciones libres y limpias, g) el respeto pleno a los derechos humanos, h) la alternancia en el poder sin argucias, i) el respeto y el  acatamiento irrestricto a lo contenido en la constitución, j) la existencia de leyes equilibradas, consultadas y consensuadas por las mayorías políticas del PAÍS, k) la aplicación ciega de justicia.

Así interpreto la democracia y en consecuencia la defiendo porque la entiendo a plenitud, sobre todo, por qué me gusta vivir bajo esas reglas de juego claras, que a diferencia de otras formas de gobierno, ofrece: libertad, alegría, crecimiento económico, paz, prosperidad, bienestar, educación de calidad, equilibrio y justicia a las poblaciones que la practican y defienden.

Da tristeza admitirlo, pero en Latinoamérica existen muchos líderes políticos que entienden poco sobre democracia. Y si la entienden, la desnaturalizan, para dar rienda suelta a sus apetitos populistas de dominación, similares al de los caudillos del pasado. No es un secreto, que parte de algunos gobernantes megalómanos, que fingen vivir en democracia, violan la mayoría de los principios y normas que califican a la democracia como tal, actuando como tiránicos dictadores.

Los países de  Argentina,  Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela, cuyos gobernantes actuales presumen ser demócratas, por el simple hecho de haber sido electos por mayoría; por las actuaciones en su gestión de gobierno, se convierten en dictaduras disfrazadas de democracia.

Hasta Cuba, con una de las dictaduras más longevas del mundo, ha intentado hipócritamente de  auto calificarse de democracia, aun con todos los horrores que les han hecho vivir a sus habitantes. Pareciera ser irónico para algunos, ver a Fidel Castro, un déspota de los más sanguinarios del mundo quién, nunca ha respetado la democracia, abrazado a Nelson Mandela, un líder demócrata mundial que entendió a plenitud el sentido de ésta y quién con una extraordinaria capacidad de perdonar, logró el milagro de instaurar la democracia en Sur África. 

Si los venezolanos, incluyendo al chavista  demócrata que no sabe que lo es, al opositor que se dice demócrata sin sentirlo ni demostrarlo y al indiferente que no la valora pero la disfruta; reflexionáramos serena y responsablemente sobre lo que entendemos son los principios, valores, bondades y ventajas de la democracia, la situación política del país pudiera cambiar radical y positivamente para bien de Venezuela.

En esta lucha de la oposición venezolana por la democracia, es oportuno el llamado a todos los sectores de la sociedad venezolana que se consideren demócratas a debatir internamente, a objeto de eliminar nuestras diferencias, que nos permita esta vez, continuar luchando unidos férreamente en un solo bloque. Esta sería la manera inteligente de defender la democracia a conciencia y lograr triunfar en nuestra lucha.  Se equivocan quienes piensan y desean que el destino de Venezuela se circunscriba entre una dictadura  militarista u otra  comunista y/o mixta.

El pueblo venezolano conoce muy bien el  tormento y martirio de haber vivido varias décadas bajo dictaduras  militares y/o cívico militares, como para rechazarlas y combatirlas por siempre. Solo hay que revisar un poco la historia republicana de Venezuela para darnos cuenta del enorme tiempo que los militares han estado en el poder en nuestra amada y abusada patria.

El pueblo venezolano está al tanto de las experiencias sufridas por la población cubana de miseria, desesperanza, muerte, opresión, cárceles, paredones y persecuciones del comunismo marxista leninista impuesto a esa hermosa nación. Estamos con ese sufrido pueblo que vive hoy oprimido.

El gobierno dictatorial actual de Venezuela ha fracasado estrepitosamente, y aún así, pretende profundizar en el socialismo, que como todos sabemos empieza por: mutilar la descentralización, desconocer la propiedad privada, liquidar las libertades políticas, eliminar medios de comunicación privados, cercenar libertades y derechos individuales y colectivos, abolir sindicatos, apoderarse de las actividades económicas, controlar  familias y establecer vigilancia policíaca sobre éstas, eliminar el estado de derecho, concentrar el poder en una sola persona y/o grupo y perpetuarse en el poder por siempre utilizando procesos electorales amañados para tal fin.

Tales opciones de gobierno indicadas arriba, son incompatibles con la democracia que aspira vivir el pueblo de Venezuela. La inmensa riqueza que ha dilapido alegremente el gobierno actual para lograr la aceptación de una parte del pueblo, ha sido insuficiente para evitar su caída inminente la cual ha de ocurrir por su propio peso en un futuro muy cercano.

Se descuidaron las necesidades básicas del venezolano en educación, salud, servicios básicos, en crecimiento económico, en la siembra del petróleo, en vialidad, en construcción de infraestructura industrial, en mejoras de las empresas del estado; todo ello para ofrecer dádivas internas y externas para consolidar una fracasada “robo lución”, que calificaría de involución, por la enorme destrucción que ha causado a la nación a un descomunal costó para los venezolanos, para nada.

PDVSA, la gallina de los huevos de oro está agonizando sin posibilidad de recuperación a corto o mediano plazo. Los altos intereses sobre el 12% a pagar por los próximos prestamos, el altísimo servicio a la deuda interna y externa, los niveles de dos dígitos altos que se pronostican para la inflación el próximo año, la próxima e inminente devaluación del bolívar en otro 100% , el aumento impostergable del precio de la energía y servicios básicos (gas, gasolina y electricidad, telefonía), así como la carestía de dólares cada vez más crítica para la compra de alimentos y artículos de primera necesidad que hoy tenemos que importar; predicen una  económica  caótica a empeorar radicalmente a partir del año 2014.
   

Ante todas estas predicciones lóbregas que se anuncian; la única opción de vida que aspira el pueblo mayoritario de Venezuela ha sido y seguirá siendo la de vivir bajo el amparo de un nuevo gobierno de libertades que; entienda, defienda, aplique y garantice la vigencia y permanencia en el tiempo de la democracia, único tipo de gobierno que podrá ofrecerle a la nación, una Venezuela próspera de avanzada, mucho mejor que la actual, más respetable y respetada a nivel mundial. 

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