Teóricamente, la esencia de la
democracia está en: a) la libertad plena de los ciudadanos, b) el respeto a las
minorías políticas, c) la libertad de expresión sin condicionamientos, d) la
existencia del estado de derecho donde los poderes del Estado actúan con
independencia absoluta, e) la pluralidad ideológica, f) la existencia de
elecciones libres y limpias, g) el respeto pleno a los derechos humanos, h) la
alternancia en el poder sin argucias, i) el respeto y el acatamiento irrestricto a lo contenido en la
constitución, j) la existencia de leyes equilibradas, consultadas y consensuadas
por las mayorías políticas del PAÍS, k) la aplicación ciega de justicia.
Así interpreto la democracia y en
consecuencia la defiendo porque la entiendo a plenitud, sobre todo, por qué me
gusta vivir bajo esas reglas de juego claras, que a diferencia de otras formas
de gobierno, ofrece: libertad, alegría, crecimiento económico, paz, prosperidad,
bienestar, educación de calidad, equilibrio y justicia a las poblaciones que la
practican y defienden.
Da tristeza admitirlo, pero en Latinoamérica
existen muchos líderes políticos que entienden poco sobre democracia. Y si la entienden,
la desnaturalizan, para dar rienda suelta a sus apetitos populistas de
dominación, similares al de los caudillos del pasado. No es un secreto, que parte
de algunos gobernantes megalómanos, que fingen vivir en democracia, violan la
mayoría de los principios y normas que califican a la democracia como tal, actuando
como tiránicos dictadores.
Los países de Argentina,
Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela, cuyos gobernantes actuales presumen
ser demócratas, por el simple hecho de haber sido electos por mayoría; por las actuaciones
en su gestión de gobierno, se convierten en dictaduras disfrazadas de
democracia.
Hasta Cuba, con una de las
dictaduras más longevas del mundo, ha intentado hipócritamente de auto calificarse de democracia, aun con todos
los horrores que les han hecho vivir a sus habitantes. Pareciera ser irónico
para algunos, ver a Fidel Castro, un déspota de los más sanguinarios del mundo
quién, nunca ha respetado la democracia, abrazado a Nelson Mandela, un líder
demócrata mundial que entendió a plenitud el sentido de ésta y quién con una extraordinaria
capacidad de perdonar, logró el milagro de instaurar la democracia en Sur África.
Si los venezolanos, incluyendo al
chavista demócrata que no sabe que lo es,
al opositor que se dice demócrata sin sentirlo ni demostrarlo y al indiferente
que no la valora pero la disfruta; reflexionáramos serena y responsablemente
sobre lo que entendemos son los principios, valores, bondades y ventajas de la
democracia, la situación política del país pudiera cambiar radical y positivamente
para bien de Venezuela.
En esta lucha de la oposición
venezolana por la democracia, es oportuno el llamado a todos los sectores de la
sociedad venezolana que se consideren demócratas a debatir internamente, a
objeto de eliminar nuestras diferencias, que nos permita esta vez, continuar
luchando unidos férreamente en un solo bloque. Esta sería la manera inteligente
de defender la democracia a conciencia y lograr triunfar en nuestra lucha. Se equivocan quienes piensan y desean que el
destino de Venezuela se circunscriba entre una dictadura militarista u otra comunista y/o mixta.
El pueblo venezolano conoce muy bien
el tormento y martirio de haber vivido
varias décadas bajo dictaduras militares
y/o cívico militares, como para rechazarlas y combatirlas por siempre. Solo hay
que revisar un poco la historia republicana de Venezuela para darnos cuenta del
enorme tiempo que los militares han estado en el poder en nuestra amada y
abusada patria.
El pueblo venezolano está al
tanto de las experiencias sufridas por la población cubana de miseria, desesperanza,
muerte, opresión, cárceles, paredones y persecuciones del comunismo marxista
leninista impuesto a esa hermosa nación. Estamos con ese sufrido pueblo que
vive hoy oprimido.
El gobierno dictatorial actual de
Venezuela ha fracasado estrepitosamente, y aún así, pretende profundizar en el
socialismo, que como todos sabemos empieza por: mutilar la descentralización, desconocer
la propiedad privada, liquidar las libertades políticas, eliminar medios de
comunicación privados, cercenar libertades y derechos individuales y
colectivos, abolir sindicatos, apoderarse de las actividades económicas,
controlar familias y establecer
vigilancia policíaca sobre éstas, eliminar el estado de derecho, concentrar el
poder en una sola persona y/o grupo y perpetuarse en el poder por siempre
utilizando procesos electorales amañados para tal fin.
Tales opciones de gobierno indicadas
arriba, son incompatibles con la democracia que aspira vivir el pueblo de
Venezuela. La inmensa riqueza que ha dilapido alegremente el gobierno actual
para lograr la aceptación de una parte del pueblo, ha sido insuficiente para
evitar su caída inminente la cual ha de ocurrir por su propio peso en un futuro
muy cercano.
Se descuidaron las necesidades
básicas del venezolano en educación, salud, servicios básicos, en crecimiento
económico, en la siembra del petróleo, en vialidad, en construcción de
infraestructura industrial, en mejoras de las empresas del estado; todo ello
para ofrecer dádivas internas y externas para consolidar una fracasada “robo
lución”, que calificaría de involución, por la enorme destrucción que ha causado
a la nación a un descomunal costó para los venezolanos, para nada.
PDVSA, la gallina de los huevos
de oro está agonizando sin posibilidad de recuperación a corto o mediano plazo.
Los altos intereses sobre el 12% a pagar por los próximos prestamos, el
altísimo servicio a la deuda interna y externa, los niveles de dos dígitos
altos que se pronostican para la inflación el próximo año, la próxima e
inminente devaluación del bolívar en otro 100% , el aumento impostergable del precio
de la energía y servicios básicos (gas, gasolina y electricidad, telefonía),
así como la carestía de dólares cada vez más crítica para la compra de
alimentos y artículos de primera necesidad que hoy tenemos que importar;
predicen una económica caótica a empeorar radicalmente a partir del
año 2014.
Ante todas estas predicciones lóbregas
que se anuncian; la única opción de vida que aspira el pueblo mayoritario de
Venezuela ha sido y seguirá siendo la de vivir bajo el amparo de un nuevo
gobierno de libertades que; entienda, defienda, aplique y garantice la vigencia
y permanencia en el tiempo de la democracia, único tipo de gobierno que podrá
ofrecerle a la nación, una Venezuela próspera de avanzada, mucho mejor que la
actual, más respetable y respetada a nivel mundial.
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