Como es conocido, PDVSA es la
empresa petrolera venezolana que genera la mayor cantidad de divisas al tesoro
público nacional. Junto a lo recaudado por el IVA y el ISRL de obligatorio
cumplimiento; constituyen la base de la mayor parte de los ingresos totales de
Venezuela, para el cumplimiento de inversiones y gastos anuales del país para
su funcionamiento como nación.
PDVSA es la única de las empresas
petroleras de los países de la OPEP que se ha estancado en su nivel de mejoramiento,
modernidad y crecimiento. Peor aún ha retrocedido en el tiempo, de una
producción promedio diaria de 3,3 MMBPD que se tenía para él 1999 a caído a un
nivel inferior de 2,6 MMBPD de producción de petróleo en la actualidad.
Dado que el gobierno ha estado
utilizando a PDVSA como un comodín, para hacer política nacional e
internacional, la ha recargado de múltiples actividades que nada tienen que ver
con el petróleo; dentro las que se destacan PDVAL, para la compra y
distribución de alimentos, la misión Viviendas para construir viviendas, la
misión Rivas, para educación de los adultos; entre otras tantas asignaciones
que se le han ocurrido al presidente de Venezuela, que PDVSA debe cumplir a
nombre del socialismo.
Para atender a tantas
actividades, el personal de PDVSA se ha incrementado de unos 50 mil que tenía
cuando fue secuestrada por el gobierno y convertida en caja chica de éste,
hasta unos 150 mil o más, hoy día. Por supuesto, esta carga burocrática encarece
el costo de la producción del barril de petróleo, a niveles que estimo debe
estar cercano a los 20 US$/barril.
La desesperada necesidad
enfermiza de dólares para diversos usos, a objeto de intentar imponer el
socialismo en Venezuela, entre otras razones, han llevado al gobierno a
excederse en los gastos y extravagantes despilfarros, razones por las que ha
tenido que recurrir al endeudamiento innecesario de PDVSA y del país, a niveles
jamás pensados.
Se estima que el endeudamiento
actual de PDVSA ha rebasado los 50 mil millones de dólares. Lo más perverso de
este endeudamiento, mayormente con China,
estriba en que éste se pagará con producción de petróleo a futuro. Como si
fuera poco, a pagarse con crudo venezolano a precio por debajo del precio de
venta en el mercado internacional. Es decir PDVSA se ha puesto voluntariamente,
algo así como una camisa de fuerza, con limitadísima capacidad de maniobra
operacional y comercial para el futuro.
Si a estas limitaciones propias
de PDVSA, les sumamos las que se tienen a nivel nacional por la falta de
abastecimiento y escasez de los productos comestibles de primera necesidad, los
cuales necesariamente debemos importar por las limitaciones severas que tenemos
para producirlos en el país, gracias a las expropiaciones y apropiaciones ilegales
de empresas del agro y de la ganadería que fueron desmanteladas y/o arrasadas; razones
por las necesitamos dólares para su importación, la situación del país es más
grave aún.
Aunado a lo anterior, las
reservas operativas a la vista de Venezuela, depositadas en el Banco Central de
Venezuela son tan escasas que al parecer solo son suficientes para unas pocas semanas de duración, lo cual transforma la
crisis económica venezolana, en una verdadera catástrofe financiera de
proporciones altamente preocupantes.
Toda esta crisis ha obligado al
gobierno a devaluar el bolívar aún más, a principios de año, razón por las que
los alimentos y otros renglones de la vida diaria del venezolano han tenido que
aumentar de precio, ante la impotencia del gobierno de frenarlo o diferirlo,
dadas las necesidades reales que han mostrado los productores, inversionistas e
importadores. Esto ha generado un crecimiento en la inflación, que en lo que va
del año está en el orden del 30%.
Se ha llegado a un nerviosismo
tal que el gobernador del Estado Zulla, Arias Cárdenas, se apresuró a señalar
que haría falta la aplicación de una tarjeta racionadora en la venta de los
alimentos, con un chip dentro de la misma, para controlar las cantidades de
compra por persona. Afortunadamente, ante las protestas que se generaron a
nivel local y nacional, la medida fue cancelada por el presidente Nicolás
Maduro, quién la calificó de absurda.
Dado que Venezuela necesita de
dólares con urgencia, y su capacidad de endeudamiento está al borde de sus
límites, la producción o potencial de producción de petróleo de parte de PDVSA,
no es posible aumentarla en el corto plazo, las opciones del gobierno se
acortan, razón para pensar en medidas drásticas que el mismo gobierno no desea
tomar, pero que será necesario hacerlo, so pena de correr el riesgo de un
tsunami financiero y social en Venezuela, de consecuencias impredecibles.
Una de las medidas iniciales, sería
la de confesarle y pedirle perdón al pueblo de Venezuela por el fracaso del modelo
de desarrollo económico socialista, por haber resultado éste inviable para los
propósitos de la revolución bolivariana, e inconveniente para el país.
Inmediatamente, deben tomarse
medidas de austeridad a nivel nacional y empezar por suspender por tiempo
indefinido las ayudas económicas a los países del exterior que reciben estos
tipos de “apoyo” del gobierno de Venezuela, entre los cuales los que más
afectan nuestro presupuesto son los 500 mil BPD de petróleo que despachamos a
Latinoamérica y al Caribe a precios de venta y condiciones de pago muy
generosos, que afectan sensiblemente nuestros ingresos anuales.
Siendo PDVSA la gallina de los
huevos de oro de Venezuela, se hace imperativo, que ésta empresa nacional sea
intervenida para su reestructuración profunda y mejoramiento integral. Se debe
empezar por sustituir de su cargo de Ministro de Petróleo y Minería, y presidente
de PDVSA, Rafael Ramírez, y a su tren ejecutivo, por su manifiesta
incompetencia.
Seguidamente se debe empezar por eliminar
de PDVSA, y reubicarlas en sus sitios naturales, a las empresas y actividades
ajenas a las del petróleo y reorganizarla para los propósitos para la cual fue
creada, como lo son: explorar, perforar, producir, transportar, refinar, y
almacenar petróleo, gas natural y sus derivados, para su exportación al
exterior y usos en las instalaciones nacionales y extranjeras propiedad de
PDVSA.
Solo teniendo a PDVSA en
condiciones administrativas y operacionales optimas para generar la mayor
cantidad de beneficios económicos, para la nación, podría decirse que ésta cumple
a cabalidad con los propósitos económicos, sociales y generales para los cuales
se creó. PDVSA puede ser calificada de nacionalista, pero jamás de
revolucionaria y mucho menos popular.
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