Una de las grandes dificultades
que ha tenido la oposición, para lidiar con el actual gobierno de Venezuela, ha
sido no saber “exactamente” cómo actuar durante gran parte del tiempo que el
chavismo ha sido gobierno, en el cual nos hemos opuesto a una supuesta
“democracia”.
Esa ha sido una gran desventaja,
para los partidos políticos democráticos reunidos alrededor de la MUD, dado lo
respetuosos, de las normas democráticas que han cuidado con esmerada pulcritud,
durante estos largos 14 años, donde el gobierno ha violado cualquier cantidad
de artículos de la Constitución y del Estado de Derecho, que han ameritado
sanciones como la CARTA DEMOCRÁTICA de parte de la OEA, que ésta “inútil” organización
jamás se ha atrevido a emitir, dado que se ha convertido en un gran y costoso
club de gobiernos forajidos amigos.
Esta inédita situación, ha
permitido al gobierno chavista hacer lo que le viene en gana, sin ningún tipo
de escrúpulos. A tal punto que ha recibido múltiples llamados y sanciones de
parte de la CIDH, a que respete a las minorías venezolanas, las cuales han sido
víctimas de múltiples abusos de poder de parte de funcionarios del gobierno,
así como de los poderes del Estado venezolano, totalmente volcado a defender la
denominada “revolución bolivariana”.
El gobierno exige pulcritud y
respeto a los medios de comunicación privados, por las acciones y actos de
parte de sus funcionarios públicos, y al mismo tiempo utiliza los medios de
comunicación del Estado; para difamar, ofender, hacer proselitismo político, como
si esos medios fuesen propiedad del gobierno y no del Estado y/o de todos los
venezolanos.
Los ciudadanos que desean hacer
una denuncia pública por radio o televisión, son conminados por los conductores
de los programas de opinión, a que se expresen decente y adecuadamente, sin
proferir palabras ofensivas en contra de los funcionarios del gobierno, tal
como debería ser. Sin embargo, el mismo presidente Maduro y
otros líderes del chavismo, no desperdician oportunidad; para denigrar,
ofender, mancillar y condenar a los líderes de la oposición (por radio o
televisión) cuantas veces se les ocurra, sin que sucedan consecuencias.
Dentro de la oposición existen
diversas corrientes y opiniones de cómo enfrentar la lucha política contra este
régimen oprobioso. La MUD ha venido dando el mensaje de continuar la lucha
pacíficamente, respetando la constitución, leyes e institucionalidad democrática.
Otras corrientes invitan a ser más radicales, e incitan abiertamente a
sublevarse contra el gobierno, vistos los múltiples abusos que éste comete
impunemente en Venezuela y ante el mundo.
Las últimas actuaciones del
gobierno, según los anuncios anti democráticos del ilegítimo Maduro, están
poniendo a prueba el aguante de la oposición democrática, respetuosa de la
constitución y de las leyes, que hasta ahora ha prevalecido en la conducta
política de las mayorías democráticas, actuando siempre apegada a derecho. Pero
existe un límite.
Incitar a los chavistas radicales
a que persigan a los opositores, ordenar a la FANB armar a 2 millones de
obreros para que defiendan la revolución, sacar una lista de 900 mil chavistas
que votaron por H. Capriles, para perseguirlos y despedirlos de sus empleos; son
ejemplos de estas desvariadas actuaciones de Maduro durante su gobierno.
Actuaciones como estas, pareciera reclaman cambios sustanciales de parte de la
oposición, para continuar la lucha, no contra una democracia, sino contra una vulgar
dictadura, que es lo que en el fondo representan.
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