Evaluando
la situación de indefensión en que nos encontramos los venezolanos
demócratas en nuestro propio país, me viene a la mente, el cruel y
sanguinario cerco del ejército alemán a la ciudad rusa de
Stalingrado – conocida actualmente como Volgogrado – hecho éste
ocurrido entre AGO/1942 - FEB/1943, durante la II guerra mundial.
En
la denominada Batalla
de Stalingrado,
considerada una la más sangrientas de la historia, murieron 2 a 3
millones de personas. Del lado ruso murieron civiles y militares en
una cantidad superior a la de las bajas militares alemanes que
ocasionaron esa masacre. El ejército ruso esperó a que llegase el
invierno de 1943, para contraatacar al ejército alemán. Esa
estrategia, aunque produjo más muertes de las esperadas, salvó a
Rusia de caer en manos de Alemania. Algunos consideran, que esa
batalla, significó el inicio del resultado final de la II guerra
mundial, en la cual Alemania e Italia resultaron las naciones
derrotadas militarmente.
Sin
ánimos de protagonizar un teatro dramático sobre la situación
venezolana, y reconociendo, que aún nos quedan ciertas libertades
en Venezuela, encuentro cierta similitud, que aún cuando ahora no
sea tan dramática como el referido cerco a Stalingrado, estaría en
vías de convertirse en algo similar, con la diferencia que éste
cerco a los venezolanos demócratas. lo realizan ciudadanos
venezolanos, de ideología política marxista leninistas, aliados con
la dictadura comunistas de Cuba y apoyados por gobiernos rufianes y
cómplices, de países como los de Argentina, Bolivia, Brasil,
Ecuador y Nicaragua.
Volviendo
al teatro de operaciones en Venezuela, tenemos que: La comida empieza
a escasear desde hace tiempo, las divisas para viajar son muy escasas
y su costo es inalcanzable para los bolsillos de las mayorías. Las
comunicaciones cada vez nos las restringen más, y nos jaquean las
cuentas electrónicas, para limitar nuestras comunicaciones. Los
lideres invasores nos atemorizan con mayores y fuertes represalias a
través de sus repugnantes alto parlantes. A los diputados
opositores, les insultan y los abuchean desde los palcos secuestrados
por el chavismo, y les limitan sus intervenciones. Las tropas
provenientes de Cuba aumentan y se reestructuran, ante la mirada
complaciente y guapetona de los enemigos venezolanos de la democracia
Nos sentimos como solos en Latinoamericana y el mundo sin que se
produzcan indicios de solidaridad provenientes de gobiernos
influyentes y reconocidos, o de instituciones internacionales, en
defensa de la democracia venezolana. El ejército cívico militar,
enemigo declarado de la democracia, aprieta más sus medidas de
aislamiento para sofocarnos y obligarnos a rendirnos y a entregarnos.
Cada día nos acostamos pensando y divagando, cuando irrumpirán
violentamente en nuestras ciudades y puertos, con sus submarinos,
destructores, tanques y aviones, cual fuerza invasora. Así me siento
como venezolano, y creo que muchísimos más como yo se sienten
igual.
Con
el debido respeto a ese valiente y glorioso pueblo de Stalingrado,
que pudo soportar ese horror, en base a coraje, dignidad y amor
propio, intento imaginarme, como se sentirían todos ellos:
padeciendo de hambre y sed, por no tener agua potable ni comida,
comiendo ratas y demás animales, comiéndose a sus muertos, muriendo
de hipotermia por falta de combustible y leña para resguardarse del
frio penetrante hasta los huesos, abandonados en la nada, rodeados de
un desierto gigantesco de hielo, sin saber cuándo volverían a
comer, o si al siguiente día estarían muertos, acurrucándose unos
a otros, para darse algo de calor, desvelados por no poder dormir, o
por lo duro e incómodo del suelo.
Cuando
leo algún escrito o columna panfleto de algún venezolano, que
exterioriza la aceptación, de que todo está perdido y no hay nada
que se pueda hacer; no dejo de pensar en ese noble pueblo ruso, que
resistió su cautiverio con honor y valentía, hasta los máximos
sacrificios inimaginables.
Al
menos en Venezuela, tenemos la ventaja, de que la temperatura no es
tan inclemente como la de aquella ciudad de Stalingrado. Es cierto
que tampoco estamos en igualdad de condiciones que el pueblo de esa
ciudad. Pero al menos ellos tuvieron un ejército leal y patriota que
les defendía y protegía, ante la despiadada invasión extranjera.
Por el contrario, nuestro ejército se une al invasor extranjero.
Quizás
tengamos solo una afinidad o cosa en común que compartir, con el
horror de la Batalla de Stalingrado. A saber: Los alemanes
invadieron Rusia, principalmente para apoderarse de los pozos
petrolíferos del Cáucaso, entre otras variadas razones
estratégicas. Lo venezolanos y aliados cubanos que les acompañan,
lo hacen básicamente por apoderarse de la riqueza de Venezuela
proveniente de los ingresos por su producción petrolera, simulando
que lo hacen por el pueblo y para el pueblo.
El
solo saber que quienes nos amenazan, nos acorralan y nos atropellan,
son nuestros propios hermanos venezolanos, en complot con nuestro
propio y desleal ejército, supuestamente creado para defender a
Venezuela y a su población. Y peor aún, orientados, asesorados y
dirigidos por el gobierno comunista cubano, quién ha desplegado un
ejército cívico militar en nuestra propia tierra, para virtualmente
contribuir a aplastar nuestra determinación de permanecer en
democracia, justicia y en libertad.
Apreciado
compatriota, y consecuente lector; disculpa que me sienta pesimista
en estos momentos, cuando mi temperamento y voluntad me convierten
en una persona optimista por naturaleza. Pero esto tengo que
expresarlo crudamente y de alguna manera, para contribuir a que
despertemos, y sólidamente unidos, busquemos una salida honrosa a
este cerco en que nos han metido: los ambiciosos aventureros, los
golpistas consuetudinarios, los vende patria, y los fanáticos de
ideas políticas obsoletas y periclitadas; tal como lo hubiese
expresado ese insigne personaje y luchador incansable por la
democracia latinoamericana, llamado en vida Rómulo Betancourt.
¡Irónico!
¿Verdad?.... En este escrito, estoy honrando al pueblo ruso y
destacando al ejército ruso de la antigua URSS del criminal Joseph
Stalin, por su heroísmo y tenacidad, y tener que enfrentarnos hoy
día, a las secuelas de ese mismo sistema político decadente del
comunismo, en nuestro propio territorio venezolano, 60 y tantos años
después de ocurridos tales lamentables y heroicos hechos.
Se
acercan momentos donde el cerco a la democracia venezolana se
profundizará, para intentar ahogarnos en nuestras angustias y
miedos. Han intentado argüir que el pueblo pobre está de acuerdo
con ellos y con su revolución bolivariana, cuando es una enorme
falacia, lo cual pronto certificarán.
Nos
han amenazado y expresando públicamente en cadena de radio y
televisión, que la revolución bolivariana (léase comunista)
seguirá imperturbable, con Chávez vivo o muerto. Están a punto de
pasar la línea delgada línea roja entre democracia y dictadura.
Espero confiadamente que tú, querido compatriota, sepas como actuar
en defensa de nuestra única patria, para evitar que nos la quiten.
Es
de esperarse que, mañana 10 de enero, luego de perpetrado el hecho
ilícito de violar la constitución y de producirse automáticamente
un auto golpe de estado, a ser dado por el gobierno chavista, la
representación opositora en la AN, se debería retirar voluntaria y
dignamente de esa caldera del diablo llamada Asamblea Nacional, y se
inicie así una nueva lucha desigual, más abierta y más frontal en
defensa de la democracia, de las libertades y de la justicia. Dios
bendiga y salve a Venezuela.