Con todo el respeto y consideración a los familiares de los secuestrados por grupos narco terroristas de las FARC – al ver tanto despliegue publicitario, tanta hipocresía política, tantas ansias de figuración de personajes, tanta exageración sin limites y sin escrúpulos, tanta manipulación abierta, tantas traiciones, tanta intriga y seguramente tantos negocios jugosos en juego - en mi opinión, no es mas que una asquerosa negociación y un juego de poderes regionales e internacionales que a las personas de a pié de la sociedad civil como yo, nos dan tristeza y hasta ganas de vomitar.
Invocar intereses humanitarios, jugar a las películas de espionaje y de contra espionaje, a la política barata y demagoga, utilizando cruelmente la buena fe de los familiares de estos secuestrados; quienes deben estar sintiendo un enorme dolor, drama, frustración y angustias genuinos - algunos de ellos por varios años que casi tocan la década - son síntomas de que nuestras sociedades democráticas latinoamericanas están colapsando, y no precisamente por que los izquierdistas radicales y los terroristas estén triunfando ideológica ni militarmente, sino porque éstas se estarían convirtiendo en un grupo de países alcahuetes, corruptos, débiles e inmorales, capaces de negociar lo innegociable, por algún beneficio económico, egocentrismo y/o favor político.
Muy pocos países en Latinoamérica se han mantenido cautos y responsables en este vulgar y patético show de la liberación de los secuestrados.
Es bochornoso ver la complacencia de líderes de algunos países suramericanos con las narco guerrillas y hasta a políticos, líderes y/o personajes colombianos que operan en el seno de la sociedad colombiana como quintas columna de las narco guerrillas; y al mismo tiempo, atacar solapada y abiertamente y sin ningún pudor, al gobierno colombiano, electo democráticamente por amplia mayoría, para intentar debilitarlo; con el hipotético descarado y preconcebido propósito de crear una crisis política en ese país, quizás con la ilusión malévola de pretender impulsar un comunismo en Colombia, al igual que lo intentan en Venezuela y así facilitar la expansión del castro comunismo antiimperialista en América Latina.
Observar al presidente venezolano Hugo Chávez intentar jugar al rol de benefactor y defensor de los derechos humanos - teniendo a cientos de presos y a millares de perseguidos políticos y asimismo verlo actuando como un tirano para la mayoría del país - y al mismo tiempo, actuar como si fuera una víctima del presidente colombiano, porque lo cesanteó como negociador; y por otra parte ver a otros presidentes y oscuros personajes latinoamericanos hacerle el coro; produce indignación y desprecio por éste y por su camarilla de compinches y sinvergüenzas.
Es conocida también la red de narco terroristas colombianos que se expanden aceleradamente en nuestro territorio nacional con la ayuda directa de funcionarios y militares del gobierno venezolano, lo cual hace a Venezuela cada vez más vulnerable y propensa a que se produzca una guerra civil, invasión o revuelta popular que ponga fin a tanto fanatismo y abuso de poder; o por el otro lado, que se termine de instaurar una dictadura sangrienta de extrema izquierda, sin precedentes en nuestra historia.
Me pregunto: ¿Cómo se puede actuar democráticamente o negociar con un grupo de narco terroristas que han matado cobarde e impunemente a tanta gente inocente? ¿Es que acaso en la política no existen principios ni escrúpulos? ¿Es que acaso algunos de estos protagonistas está detrás del premio Nobel de la paz?
El juego sucio de la ultra izquierda latinoamericana, auto denominados incorrectamente como corriente progresista – ya que representan al atraso, la barbarie y a la corrupción - está tan descubierto, que el presidente de Nicaragua Daniel Ortega, compinche y vividor de Hugo Chávez, hasta trató públicamente de “hermano” al narco terrorista criminal Manuel Marulanda, algo insólito nunca visto en un presidente electo democráticamente.
Precisamente, por esta complacencia y vista gorda ante las acciones narco guerrilleras por parte del gobierno, Venezuela esta cada día más inmersa en el submundo del terrorismo y de la delincuencia, donde las contradicciones están a la orden del día; a tal punto, que nuestra querida patria estaría siendo vista por las comunidades democráticas mas sólidas y desarrolladas del mundo como una amenaza para la democracia latinoamericana y mundial.
No deja de preocupar la extraña y exagerada posición del presidente francés en este show, quién ha criticado soslayadamente al presidente Álvaro Uribe, y ha tratado de involucrar hasta al Papa, para lograr la liberación de Ingrid Betancourt -por cierto, más colombiana que francesa - contribuyendo a darle mas protagonismo a las FARC del que se merecen y de paso molestar al gobierno colombiano y al de los EE.UU., según sus costumbres liberales ancestrales. ¿Es que acaso el presidente Francés confía mas en Hugo Chávez que en Álvaro Uribe? ¿Pueden el gobierno francés o el venezolano, o cualquier otro gobierno, tener más interés en la liberación de los secuestrados que el gobierno colombiano?
Pretender sacar provecho político o de cualquier otro orden de la crisis de los secuestrados por las FARC intentando pescar en río revuelto, es un crimen asqueroso que debe ser repudiado por toda la comunidad internacional. En mi opinión, el gobierno colombiano y el presidente Álvaro Uribe deberían recibir un respaldo masivo de toda Latinoamérica y del mundo, en la búsqueda de soluciones a esta crisis. Al fin y al cabo, el país que sufre esta guerra interminable es el colombiano; y en consecuencia, debería respetársele su soberanía y el derecho que tienen de manejar la situación según el interés de su pueblo.
En un viejo articulo titulado “La violación de Europa por el Islamismo”, interpreté, que una de las supuestas razones por las que el europeo en general, rechaza y critica las políticas norteamericanas, inglesas, israelíes y japonesas, entre otros; es la de que estos países no aceptan chantajes ni negocian con narco terroristas, principios éstos con los que algunos indulgentes gobiernos pseudo izquierdistas latinoamericanos, al parecer tampoco están de acuerdo ni aceptan y siempre están prestos a negociar lo innegociable y a tapar ollas podridas, por miedo a la verdad.
Aprovechando que es tiempo de navidad, de reflexiones, de sueños y de ilusiones; nada mas propicio como para rezar por una Venezuela libre de amenazas a las libertades; con mis deseos personales y familiares, por un año nuevo 2008 que nos ilumine a todos a lograr el sendero de regreso a la democracia y a la paz.
Invocar intereses humanitarios, jugar a las películas de espionaje y de contra espionaje, a la política barata y demagoga, utilizando cruelmente la buena fe de los familiares de estos secuestrados; quienes deben estar sintiendo un enorme dolor, drama, frustración y angustias genuinos - algunos de ellos por varios años que casi tocan la década - son síntomas de que nuestras sociedades democráticas latinoamericanas están colapsando, y no precisamente por que los izquierdistas radicales y los terroristas estén triunfando ideológica ni militarmente, sino porque éstas se estarían convirtiendo en un grupo de países alcahuetes, corruptos, débiles e inmorales, capaces de negociar lo innegociable, por algún beneficio económico, egocentrismo y/o favor político.
Muy pocos países en Latinoamérica se han mantenido cautos y responsables en este vulgar y patético show de la liberación de los secuestrados.
Es bochornoso ver la complacencia de líderes de algunos países suramericanos con las narco guerrillas y hasta a políticos, líderes y/o personajes colombianos que operan en el seno de la sociedad colombiana como quintas columna de las narco guerrillas; y al mismo tiempo, atacar solapada y abiertamente y sin ningún pudor, al gobierno colombiano, electo democráticamente por amplia mayoría, para intentar debilitarlo; con el hipotético descarado y preconcebido propósito de crear una crisis política en ese país, quizás con la ilusión malévola de pretender impulsar un comunismo en Colombia, al igual que lo intentan en Venezuela y así facilitar la expansión del castro comunismo antiimperialista en América Latina.
Observar al presidente venezolano Hugo Chávez intentar jugar al rol de benefactor y defensor de los derechos humanos - teniendo a cientos de presos y a millares de perseguidos políticos y asimismo verlo actuando como un tirano para la mayoría del país - y al mismo tiempo, actuar como si fuera una víctima del presidente colombiano, porque lo cesanteó como negociador; y por otra parte ver a otros presidentes y oscuros personajes latinoamericanos hacerle el coro; produce indignación y desprecio por éste y por su camarilla de compinches y sinvergüenzas.
Es conocida también la red de narco terroristas colombianos que se expanden aceleradamente en nuestro territorio nacional con la ayuda directa de funcionarios y militares del gobierno venezolano, lo cual hace a Venezuela cada vez más vulnerable y propensa a que se produzca una guerra civil, invasión o revuelta popular que ponga fin a tanto fanatismo y abuso de poder; o por el otro lado, que se termine de instaurar una dictadura sangrienta de extrema izquierda, sin precedentes en nuestra historia.
Me pregunto: ¿Cómo se puede actuar democráticamente o negociar con un grupo de narco terroristas que han matado cobarde e impunemente a tanta gente inocente? ¿Es que acaso en la política no existen principios ni escrúpulos? ¿Es que acaso algunos de estos protagonistas está detrás del premio Nobel de la paz?
El juego sucio de la ultra izquierda latinoamericana, auto denominados incorrectamente como corriente progresista – ya que representan al atraso, la barbarie y a la corrupción - está tan descubierto, que el presidente de Nicaragua Daniel Ortega, compinche y vividor de Hugo Chávez, hasta trató públicamente de “hermano” al narco terrorista criminal Manuel Marulanda, algo insólito nunca visto en un presidente electo democráticamente.
Precisamente, por esta complacencia y vista gorda ante las acciones narco guerrilleras por parte del gobierno, Venezuela esta cada día más inmersa en el submundo del terrorismo y de la delincuencia, donde las contradicciones están a la orden del día; a tal punto, que nuestra querida patria estaría siendo vista por las comunidades democráticas mas sólidas y desarrolladas del mundo como una amenaza para la democracia latinoamericana y mundial.
No deja de preocupar la extraña y exagerada posición del presidente francés en este show, quién ha criticado soslayadamente al presidente Álvaro Uribe, y ha tratado de involucrar hasta al Papa, para lograr la liberación de Ingrid Betancourt -por cierto, más colombiana que francesa - contribuyendo a darle mas protagonismo a las FARC del que se merecen y de paso molestar al gobierno colombiano y al de los EE.UU., según sus costumbres liberales ancestrales. ¿Es que acaso el presidente Francés confía mas en Hugo Chávez que en Álvaro Uribe? ¿Pueden el gobierno francés o el venezolano, o cualquier otro gobierno, tener más interés en la liberación de los secuestrados que el gobierno colombiano?
Pretender sacar provecho político o de cualquier otro orden de la crisis de los secuestrados por las FARC intentando pescar en río revuelto, es un crimen asqueroso que debe ser repudiado por toda la comunidad internacional. En mi opinión, el gobierno colombiano y el presidente Álvaro Uribe deberían recibir un respaldo masivo de toda Latinoamérica y del mundo, en la búsqueda de soluciones a esta crisis. Al fin y al cabo, el país que sufre esta guerra interminable es el colombiano; y en consecuencia, debería respetársele su soberanía y el derecho que tienen de manejar la situación según el interés de su pueblo.
En un viejo articulo titulado “La violación de Europa por el Islamismo”, interpreté, que una de las supuestas razones por las que el europeo en general, rechaza y critica las políticas norteamericanas, inglesas, israelíes y japonesas, entre otros; es la de que estos países no aceptan chantajes ni negocian con narco terroristas, principios éstos con los que algunos indulgentes gobiernos pseudo izquierdistas latinoamericanos, al parecer tampoco están de acuerdo ni aceptan y siempre están prestos a negociar lo innegociable y a tapar ollas podridas, por miedo a la verdad.
Aprovechando que es tiempo de navidad, de reflexiones, de sueños y de ilusiones; nada mas propicio como para rezar por una Venezuela libre de amenazas a las libertades; con mis deseos personales y familiares, por un año nuevo 2008 que nos ilumine a todos a lograr el sendero de regreso a la democracia y a la paz.
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