A propósito de las
declaraciones del famoso actor venezolano Edgar Ramírez, quién señaló que el
cambio en Venezuela es irreversible, se me ocurre que el tema de
irreversibilidad, pudiésemos aprovecharlo para recordar, aclarar, y definir
mejor el tipo de lucha actual del pueblo contra el gobierno actual, y los
vicios del pasado que aun nos afectan y seguirán afectando si no hacemos algo
por combatirlos y erradicarlos.
Es oportuno aclarar,
que no se trata de un simple cambio de gobierno - de uno malo por otro
mejor. No se trata tampoco del simple
cambio de gobernantes, ni el cambio de un partido político por otro u otros. Ni
el simple cambio de un presidente autoritario, ignorante y terco por otro popular, estudiado, brillante y
demócrata.
Se trata de un
cambio irreversible en Venezuela, para desterrar por siempre de nuestra nación,
vicios, malas practicas, arbitrariedades, confusiones, y actuaciones erróneas
que han hecho mucho daño a Venezuela, en el pasado y en el presente. Uno de
éstos males es el militarismo, el cuál no hemos podido quitarnos de encima en
toda nuestra vida republicana. Según mis estadísticas, Venezuela ha estado
gobernada durante unos 150 años, por gobiernos militares o militaristas, cuando
lo lógico y constitucional es que estos presidentes o gobernantes han debido
ser civiles. Hoy día estamos secuestrados por esos mismos militares con otros nombres en otra época y
otros argumentos.
Otra
"tara" que venimos arrastrando en Venezuela es la de que los
presidentes electos por la vía democrática, que por mal lectura de la
constitución, y pienso que por aligerar las acciones de estado
correspondientes, o por debilidad de los
poderes del estado que lo permiten, o por abuso simple de poder, o por contar
con una mayoría en la asamblea
legislativa; pareciera que los presidentes de Venezuela se convierten en
intocables y actúan en actitud de soberbia, como si la nación entera les
perteneciera, actitud ésta definida por el pueblo como conducta
presidencialista. Venezuela se merece un
gobierno que respete cabalmente la constitución, la cual por cierto, debería
ser adecuada nuevamente, para lograr armonía y consistencia, con la nueva
Venezuela que queremos y debemos forjar.
En Venezuela, costo
mucho esfuerzo cambiar del centralismo al regionalismo. Antes, los gobernadores
y alcaldes de los estados que conforman la nación eran elegidos por el
presidente o por el partido de gobierno que ganaba las elecciones. Desde hace
muy pocas décadas, se abrió y amplió el abanico electoral y se incluyeron
elecciones para gobernadores y para alcaldes y demás cargos legislativos
regionales. Sin embargo, debido al presidencialismo y autoritarismo de los
últimos presidentes, pareciera que aún se persiste en restarle poder y
autonomía de acción a las autoridades regionales. No se entiende por ejemplo,
que aun persistan hospitales, puertos, aeropuertos, universidades, etc., que
actualmente sean administrados desde la capital, sede del gobierno nacional. En
lugar de frenar y/o entorpecer sus actividades, las regiones deben ser
permanentemente motivadas y respetadas por el ejecutivo nacional, que permita
mejorar el desarrollo económico regional e integral nacional.
Las actividades
políticas, su reglamentación, su financiamiento, las estructuras, las
ideologías, las reglas de juego y leyes
que rigen la actividad política en Venezuela; deben revisarse, mejorarse y
adecuarse a los tiempos modernos. Estas organizaciones,
deberían ser alineadas de tal forma que se eviten las exageraciones o
exabruptos que ocurren con frecuencia. La fundación de un nuevo partido
político debe ser producto de una necesidad justificada, la cual debe ser
rigurosamente revisada. Acá en Venezuela, se fundan partidos políticos, por el
solo hecho de que su fundador desea protagonismo, o facilidades para hacer
negocios, o por egocentrismo por desear estar en la cúspide del poder. No se
cuál es la cifra de partidos políticos existentes en Venezuela, pero me imagino
que superan los cien o más, lo cual es inaudito. Creo que es tiempo de bajar de
cantidad de partidos políticos y aumentar la calidad de los merecen actuar como
tales.
La corrupción en
Latinoamérica, se ha desbordado a niveles preocupantes. En esta primera parte
del siglo XXI, Venezuela se ha puesto a la cabeza de ésta corrupción. Aún
cuando no se hecho un balance total y fiel de la corrupción habido en estos
últimos 18 años en Venezuela, es evidente el gran daño económico y social que
se hecho a la nación por este nuevo karma que nos ha invadido progresivamente,
que aunado al narcotráfico de estado, nos esta llevando a una gran calamidad
económica, social y moral. Explicar y justificar el derroche de unos 2 billones
de dólares (doce ceros) en 18 años, en un país de 30 millones de habitantes,
pareciera ser algo fantasioso de explicar. No existen obras ni programas
sociales suficientes y a la vista que
justifiquen tan inmenso despilfarro de dinero.
Pudiera continuar
señalando, vicios y conductas erróneas de los gobiernos y de la sociedad
venezolana en general por décadas, reñidas con los principios democráticos, la
justicia, la responsabilidad, la sensatez, el progreso, la moral, la legalidad,
etc., etc.; que deberíamos erradicar de una vez por todas en Venezuela.
Deberíamos aprovechar esta oportunidad de lucha actual contra el chavismo, la
negligencia, la corrupción, el narcotráfico y el comunismo que nos permite la
historia, para poner acción y empezar a erradicar costumbres obsoletas,
anticuadas, inconvenientes, atrasadas, e indeseables para un futuro mejor para
nuestra patria; una vez que se produzca un cambio de gobierno en nuestro país.
Con el chavismo
hemos aprendido a rechazar, conductas, prácticas y actuaciones que no queremos
repetir en el futuro inmediato ni lejano. Con los gobiernos anteriores teníamos
que haber aprendido y actuado a rechazar y a combatir, lo que nunca hemos debido
permitir que sucediera en el pasado. Es decir, cuando hablo de irreversibilidad
me refiero a cambios históricos y recientes, que nos permitan deslastrarnos de
lo malo como sociedad, para trabajar por una Venezuela digna de sus habitantes
actuales y futuros. El pasado debemos dejarlo atrás sin remordimientos y sin
rencor. Sin embargo, debemos insistir en horadar hacia atrás. No debemos
conformarnos con un simple cambio de gobierno. Si buscamos un cambio, este cambio debe ser mas extenso,
profundo, amplio e histórico hacia una
democracia real robusta, sostenible, eficiente y moderna. Por tales motivos,
……¡el cambio real debe ser profundamente irreversible!!!!
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