lunes, junio 15, 2015

Nicolás Maduro debería renunciar

Venezuela tiene varias crisis que impiden que el país evolucione en sus diversas actividades nacionales con normalidad, eficiencia, eficacia y sentido común. Los pronósticos de la mayoría de los economistas, sociólogos, historiadores, politólogos y analistas indican y coinciden; que de seguir así, al ritmo caprichoso que imprime al país este gobierno;  la situación empeorará a niveles impredecibles.

Los megaproyectos, las inversiones mayores, los emprendimientos de adecuación y modernización de los sistemas, infraestructura y servicios básicos que requiere el país para su desarrollo; están pendientes y paralizados, por no tener un rumbo definido ni correcto para sacar al país de esta compleja crisis. Los bancos internacionales y/o empresarios privados de mayor jerarquía a nivel mundial, no se atreven a dialogar con el gobierno, para auxiliarle invirtiendo en Venezuela,  hasta que se les garantice seguridad jurídica y política, que protejan sus inversiones y esfuerzos, lo cual no sería posible lograr con este SISTEMA DE GOBIERNO.

Las encuestadoras mencionan a la economía, la delincuencia y la inflación; como los principales problemas que confronta el país. En esas mismas encuestas, entre el 63% y el  87% de los encuestados, piensa que los pocos problemas mencionados por estas encuestas van por la vía del empeoramiento. Nada positivo ni esperanzador para el país. Por razones inexplicables, las encuestadoras sub estiman la gran crisis política, institucional, ética y moral; que carcome el espíritu de la inmensa mayoría de los venezolanos.

De las diferentes opciones que se han planteado  en Venezuela, para la solución definitiva de la crisis que nos abruma; se ha planteado con cierta timidez, la renuncia del presidente Nicolás Maduro, seguida del llamado a nuevas elecciones. Esta salida,  tiene su asidero en la tesis de no tener que esperar hasta el año 2019, para cambiar de gobierno, lo cual sería como un suicidio colectivo nacional; puesto que según los más pesimistas, para esa fecha no tendríamos país para gobernar.  A esa tesis, habría que agregarle la posibilidad de que de un momento a otro se pudiera presentar una enorme y descontrolada poblada, que pudiera ser muy violenta  y lamentable; la cual pudiera llevarnos hasta a una guerra civil, entre supuestos hermanos.

Es bueno acotar que en un país democrático, ya el presidente Maduro hubiese renunciado; bien por iniciativa propia u obligado a renunciar por las instituciones democráticas de ese país. En Guatemala, Honduras y México se ha pedido la renuncia de los presidentes actuales de esos países democráticos, por supuestos diversos actos de corrupción e institucionales, que comparados con los actos indebidos del gobierno de Venezuela, son actos minúsculos irrelevantes, dada la preeminencia de los problemas que confronta Venezuela. Nicolás Maduro no renunciará a la presidencia de Venezuela por iniciativa propia. Solo pudiera renunciar si lo obligan los militares, por solicitud de sus propios partidarios del PSUV y partidos políticos  que aún le apoyan, y/o por solicitud del pueblo mayoritario de Venezuela que termine repudiándole.

La otra vía para cambiar de gobierno – probablemente más larga que la vía de la renuncia  -  a la cual han apostado la MUD y los otros factores opositores independientes; sería la de participar en la elecciones parlamentarias, ganar estas elecciones y constituirse en mayoría absoluta en el parlamento. La Asamblea Legislativa controlada democráticamente por la oposición, podría exigirle legalmente la renuncia al presidente, o plantearle un diálogo sincero e incondicional para buscarle solución a los graves problemas que nos aquejan. Sin embargo, se ha presentado un elemento extrañó e inexplicable como el de no tener aún la fecha para tales elecciones,  cuando a la fecha actual, constitucionalmente y según las leyes que rigen la gestión del  CNE,  ya debería conocerse.  

Dada la gran incertidumbre sobre las elecciones parlamentarias, me inclino por insistir en la renuncia de Nicolás Maduro con mayor entusiasmo y fervor, para salvar a Venezuela del colapso final. Vivir sin saber ni presagiar lo que pasará en Venezuela, es un verdadero tormento para todos.  

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