domingo, marzo 22, 2015

Cuando los liderazgos son inadecuados.


Naciones, instituciones, proyectos u organizaciones; con liderazgos inadecuados, tienden inflexiblemente a fracasar. Tanto en organizaciones privadas, como en las públicas, este es un axioma entendido y aceptado por los que toman decisiones a muy alto nivel; y quienes que por lo general, comprenden muy bien: el rol, alcance, funciones y responsabilidades de un líder adecuado.

En organizaciones privadas grandes y exitosas, la escogencia de un líder para determinada función, es por lo general una tarea comúnmente fácil de concretar. Ello, debido a que escoger a un líder, está establecido por escrito en los manuales de administración de tales empresas.  Mientras mas alto es al cargo, más costosos en prestigio o en capital pueden ser los errores de toma de decisiones de un líder inadecuado.

Para evitar pérdidas por tales fallas, las cuales son absorbidas por los socios, inversionistas o dueños; es la razón por la que la empresa privada debe esmerarse en escoger bien a sus líderes, para los cargos dentro de su estructura organizacional. Muy en especial, para los cargos más altos de las empresas. Por supuesto que esto no es en un 100% cierto. Las empresas privadas ocasionalmente también se equivocan, por diferentes razones, al no elegir al líder adecuado.

En el sector público, la metodología a utilizar, es muy diferente a la del sector privado; puesto que se presentan otros factores y poderes que entran en juego, diferentes a los de la empresa privada. Por ejemplo; la lealtad al gobierno, al partido político, al proyecto político y a sus líderes, prevalece sobre: la meritocracia, la sensatez, la equidad, la ética y la moral. Es muy común también dar un cargo a un amigo para ayudarlo. Esta diferencia con el sector privado es más patética, mientras más fanático es el gobierno en referencia.

En Venezuela vivimos esa realidad, desde el momento en que el gobierno chavista se instaló en el poder en 1999. Dado que los partidos políticos que les apoyaban no tenían en sus filas a los mejores y más calificados ciudadanos, para asignarles las responsabilidades del momento, fue la razón principal por la que tuvieron que colocar en los cargos de dirección a personas inadecuadas, muchas veces improvisando y manipulando.

Como consecuencia de los pésimos primeros resultados, fue la razón por las que empezaron a rotarlos en sus diferentes cargos, fue emergiendo el nepotismo y ascenso de líderes jóvenes; en un intento de contener los fracasos sectoriales que venían padeciendo. Otra táctica utilizado, ha sido la de utilizar a militares en las instituciones gubernamentales, quizás para justificar y reafirmar la sugestión de que su revolución es cívico militar. Como consecuencia de esta falta de recurso humano de calidad adecuada para gobernar a un país, ha sido evidentemente una de las causas principales de que los resultados del gobierno sean tan pobres.

Algunos analistas afirman que la destrucción del país y el empobrecimiento del venezolano, han sido parte del plan revolucionario perverso de convertir a Venezuela en un satélite comunista, con la idea de que el ciudadano dependa en todo de El Estado; para así mantenerlo controlado y dominado. Esta hipótesis está en el tapete de las tantas controversias por resolver, que ha generado la revolución chavista.

Sea cual fuere el propósito de los gobiernos chavistas, durante estos últimos 16 años; los resultados logrados a la fecha han sido pésimos desde cualquier ángulo desde el que se mire. Pues, no han logrado imponer al socialismo, como originalmente aspiraban y/u ofrecieron a su militancia, razón por la cual la misma está descontenta y solicitando cambios. Por el contrario, si su propósito era el de desarrollar y modernizar al país en democracia, como algunas veces lo hicieron creer al pueblo,  también fracasaron rotundamente, tal como es evidente. En todo caso, el liderazgo chavista fracasó, debido a que para cualquier propósito que perseguía, fue y sigue siendo un liderazgo inadecuado y obsoleto, sin propósito ni orientaciones lícitas claras.

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