A propósito de la noticia de que
el chavismo celebra los 15 años de la revolución bolivariana marxista leninista
que impera en Venezuela desde 1999, me parece oportuno sacar al debate el tema
de “el balance” de esta revolución, para su correspondiente evaluación y
conclusiones.
Dado que el liderazgo chavista
tiene el descaro y cinismo de celebrar una revolución desastrosa que ha
destruido a Venezuela, reflejado en la mayoría de sus indicadores económicos y
aspectos básicos de la nación; cuando por el contrario, deberían estar
avergonzados de sus actos, e intentar rectificaciones necesarias para salvar a
Venezuela de caer en el abismo; se les
ocurre esta ridícula celebración. Es menester que toda Venezuela, incluyendo al
chavismo, conozcan la verdad de lo que ha pasado y los resultados reales que
han producido por efectos de su revolución.
En tal sentido, hago un llamado a
historiadores, escritores, sociólogos, politólogos, periodistas y demás
venezolanos sensatos que amen a Venezuela; que se sientan obligados a informar
la verdad al venezolano de lo sucedido. Que tomen la iniciativa de plasmar en
informes, libros, proyectos, investigaciones; que reflejen en forma imparcial y
profesional el balance real de esta revolución.
Quizás algunos piensen que es
mejor esperar a que cambiemos de gobierno, para llevar a cabo este balance, lo
cual tiene sentido y sería en cierta forma lo correcto, puesto que gran parte
de la información a utilizar para ejecutar tal balance, la administra y la expide
el propio gobierno, razón por la que realizar un balance ahora sin información
suficiente para completarlo, nos daría resultados imprecisos e incompletos.
Por ahora me limitaré a sacar el
tema a colación e intentar dar mi mejor opinión en lo que considero un balance
parcial cualitativo y conceptual de estos 15 años que percibo como venezolano,
que calificaría de impreciso e incompleto, pero valido para el debate político.
En economía, el balance no podría
ser más negativo, en comparación a la inmensa cantidad de recursos económicos
que ha administrado el gobierno durante este período de 15 años. Se han
dilapidado alrededor de un billón de dólares, a un promedio cercano a los 60
mil millones de dólares anuales, cantidad ésta jamás percibida ni administrada
por ningún otro gobierno anterior.
Con esta inmensa cantidad de
ingresos anuales, Venezuela no tendría escasez de dólares para comprar
alimentos, ni preocupaciones para el pago del servicio a la monstruosa deuda
adquirida innecesariamente, si estos recursos hubiesen sido administrados correcta
y responsablemente.
Utilizar nuestros inmensos
recursos para financiar una revolución continental marxista leninista no tiene
el perdón de Dios ni de los venezolanos honestos y trabajadores que deseen
progresar y alcanzar niveles de calidad de vida decentes. Ha sido un horrible
crimen de lesa humanidad.
Hoy día la deuda interna y externa
es tan alta que las próximas generaciones de venezolanos de la Venezuela
del futuro, tendrán que sacrificar recursos en honrarla y pasar privaciones
y dificultades personales que no han tenido que pasar, si esta revolución no
hubiese existido.
No existe renglón alguno donde se
pueda justificar tal malversación y desperdicio de recursos económicos y
humanos como los obtenidos en estos 15 años. La calidad de la educación es peor
que la de antes, salvo el hecho de que se imparte a un número algo mayor de
venezolanos, lo cual no es como para enorgullecerse, por el atraso que esto
significa en la pérdida de calidad como nación, cuando ésta ha podido
preservarse y/o mejorarse, nunca retroceder.
La salud en estos 15 años ha
mermado escandalosamente, a pesar del programa. Cubano de atención en los
barrios. La atención de la salud en el sector público hospitalario es de
terror. La misma se centralizó y no ha habido evolución en la construcción de
más hospitales y clínicas públicas para atender necesidades de población en
ciudades y pueblos. El pueblo ha tenido que acudir a las clínicas privadas por
las severas limitaciones que tiene el servicio público de salud.
Ni hablar de los servicios
públicos de electricidad, agua, transporte, electricidad y telefonía. En todos
ellos existen grandes deficiencias; y aún cuando el costo de los servicios es
solidario, la calidad de éstos está cada vez peor e insuficiente.
Las empresas básicas del Estado
venezolano tales como las de energía y minería, han sido sometidas a una
destrucción masiva criminal e inexplicable. En cualquiera de estas industrias:
aluminio, carbón, cobre, bauxita, gas,
hierro, oro y petróleo, entre otros renglones menores; la producción la cual
antes era floreciente y creciente, hoy día va en plena declinación.
En producción de materiales de
construcción, Venezuela ha retrocedido dramáticamente, puesto que no se
producen cantidades suficientes de: bloques, cabillas, cal, cemento, cerámicas,
clavos, madera, pintura, etc., que antes solíamos producir en exceso. En muchos
casos exportábamos.
El deterioro económico, físico,
productivo, social, educativo, en salud, en valores, en infraestructura física
y vial es tan extremo; que pareciera que Venezuela ha sido castigada cruelmente
por un gobierno, cuyo objetivo principal no ha sido el de mejorarla. Existe la
tesis de que la única forma viable de imponer
el marxismo leninismo en el país es destruirla, para crear la dependencia de la
sociedad civil del gobierno, para así dominarla y controlarla de por vida.
Hoy día entiendo perfectamente el
calificativo de “Isla de la felicidad y la fantasía” que Hugo Chávez atribuía a
Cuba. Con esto anunciaba, el propósito principal del gobierno de llevarnos a
ese mismo estado en que se encuentra la nación de Cuba, con 50 y tantos años
secuestrada, maltratada y maniatada por la ideología comunista de los hermanos
Castro, quienes no terminan de darle su libertad. Sería interesante que alguien
hiciera un balance integral de la dictadura cubana durante estos 50 y tantos
años de dictadura comunista.
El único renglón donde la
revolución chavista pudiera exhibir un logro por todo lo alto, sería el de la
evolución y mejoras sustanciales de las economías individuales y privadas de
los miembros de mayor nivel del gobierno, de líderes políticos de la revolución
y sus amigotes, quienes gracias a esta robolusión han logrado amasar fortunas
jamás soñadas por éstos, ni por sus familiares.
Es cierto que muchos venezolanos
han recibido, como dicen ellos, su gotita de petróleo en salud, educación,
alimentación, transporte, vivienda, deportes, y donaciones domésticas en
general, que les han alegrado momentáneamente la vida. Han pasado por alto, que
esa gotita de petróleo es el artificio de la compra de su conciencia para
silenciarlos, encantarlos, adormecerlos y ganarlos a su proceso revolucionario,
y obligarlos así, a que se abstraigan de las grandes cosas negativas que pasan
en el país, para imponer el marxismo leninismo. No han caído en cuenta de los
tontos útiles que han sido para el gobierno y su absurda revolución.
No han caído en cuenta que la
pobreza ha aumentado escandalosamente en comparación al pasado, que la
inflación sobrepasa los niveles jamás tenidos en Venezuela y en gran parte del
mundo, tampoco se dan cuenta de la devaluación extrema de nuestra moneda, el
bolívar.
Esos venezolanos que han recibido
su gotita de petróleo con este gobierno revolucionario, ignoran o se hacen los desentendidos
ante el nivel de inseguridad personal al que hemos llegado de 125 mil muertes
por año, de 75 muertes violentas por cada 100 mil habitantes y el nivel de
impunidad ante crímenes violentos del
90%. No han percibido, la situación asquerosa e inhumana en que viven los presos comunes en cárceles venezolanas que
son una vergüenza nacional.
Desde el punto de vista moral y
en valores, el retroceso es aún mayor, puesto que reeducar al venezolano actual
y el del futuro en valores y educación
ciudadana, tomará décadas, para levarlos a valores aceptables para que estos
venezolanos puedan ser de mayor utilidad para el país, que el actual
venezolano. Ese es un daño intangible incalculable que es aún más doloroso que
el daño patrimonial y físico que ha sufrido la nación; puesto que se trata de
sus reservas y valores morales,
intelectuales y culturales de su pueblo,
los que han sido cercenados casi de cuajo.
Este balance negativo de
Venezuela como consecuencia de la revolución chavista, solo es comparable a las
grandes tragedias mundiales, como la que sufrió Alemania por causa de la segunda guerra mundial iniciada por el
desquiciado nacionalista Adolf Hitler. La diferencia está en que el daño físico
sufrido fue subsanado en gran parte por la ayuda recibida de los aliados
quienes la destruyeron, tal como era de esperarse por ser un mal necesario. El
daño moral todavía no ha sido superado en su totalidad.
Igual pudiera decirse de Japón,
al declararle irresponsablemente la guerra a los EE.UU. Allí se destruyeron
casi totalmente dos ciudades y otras sufrieron severos daños. La participación
y ayuda recibida de los EE.UU. fue vital para su reconstrucción, la cual se
hizo en tiempo récord de unos 15 años, luego de los cuales Japón emergió de las
ruinas como una gran potencia económica mundial.
Nuestra reconstrucción y
crecimiento económico quedan por ahora en suspenso, hasta tanto se decida
nuestra suerte, en manos de todos los venezolanos. De seguir este gobierno
dirigiendo la nación, es de esperarse que el daño se agrande y complique. Una
cosa si es cierta. Celebrando revoluciones y golpes de estado fallidos como el
del 4 de febrero de 1992, sin reconocer su gran fracaso, no resolverá nuestros
problemas económicos, sociales, ni políticos actuales.