lunes, julio 08, 2013

Verrugas de gobiernos "democráticos"

Difícilmente se pueda encontrar a un gobierno democrático que sea perfecto. Siempre habrá alguna que otra “verruga” que le reste popularidad y reconocimiento total en su gestión. La iniciativa sobre este tema, nace del hecho, de que por la sola razón de haber sido electo democráticamente, para algunos gobiernos es suficiente, como para auto calificarse de ser un gobierno democrático, cuando por el contrario, actúan con alguna que otra verruga en su piel, de la cual, por diversos y variados motivos se le dificulta desprenderse. A continuación se bosquejan algunos ejemplos, que espero ayuden a explicar  el razonamiento de la reflexión sobre las “verrugas”, que deseo compartir en esta oportunidad, con el amigo lector.

PRESIDENCIALISMO.

Existen países democráticos donde el presidencialismo es una especie de verruga para la  gestión del gobierno, y en cierta forma, dañino para la democracia en sí. Entendiendo como presidencialismo, el exceso de protagonismo del presidente, lo cual minimiza y coarta la buena gestión de sus colaboradores inmediatos y de los demás poderes del Estado.

No es mera coincidencia, que en estos tipos de gobiernos presidencialistas (caudillismos), los problemas tengan mayores dificultades para lograr soluciones correctas y oportunas. En Latinoamérica, como ejemplo, se observa con claridad, que los gobiernos presidencialistas como los de Argentina, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela, son los que presentan mayores dificultades económicas, y fallas en los servicios básicos que reclaman las comunidades, dado que son gobiernos, donde el protagonismo lo tienen todo el tiempo los presidentes. Los ministros o altos ejecutivos del gobierno solo vociferan lo que el presidente les ordena. No son capaces de tener personalidad ni iniciativa propia, para actuar y resolver los problemas. Es frecuente ver a un gobierno de este estilo, donde los presidentes están presentes en cuanto problema tiene la nación. Si consideramos que un presidente tiene unos 20-30 ministros que supervisar y otros tantos presidentes de instituciones gubernamental que le rinden cuentas, no puede ser tan eficiente como desearía. Si adicional a esto el presidente viaja con frecuencia al exterior y además utiliza los medios de comunicación con bastante periodicidad;  el tiempo que le queda para planificar, jerarquizar, crear, resolver, meditar, evaluar, revisar, comprobar, corregir, apoyar, le impide ser lo eficiente que debería ser. En un gobierno presidencialista, donde se premia la lealtad en lugar de la capacidad y la experiencia de sus colaboradores, el trabajo se individualiza, la gestión no se hace en equipo y el presidente no delega;  es obvio que los problemas y atrasos en las gestiones se multiplican.

RACISMO.

Un país donde se practique el racismo (abierta o soslayadamente), con un gobierno democrático que apoye al racismo y/o lo promueva, deja mucho que decir sobre su origen y comportamiento democrático.  El caso del apartheid en la República de Sur África, es un ejemplo relativamente reciente y explícito de esta experiencia nefasta, donde los gobiernos racistas de la RSA pretendieron que el mundo entero les tolerara y aceptara esa enorme verruga, ante el hecho que los gobiernos eran electos democráticamente, entre los blancos, ya que las minorías no blancas, (mulatos, indios, chinos, japoneses y otros grupos minoritarios), así como los negros, nativos originarios de ese país, tenían restricciones para votar. 

Afortunadamente, el mundo respaldo a las minorías oprimidas de la RSA, y luego de una lucha interna y externa interminable y cruel, donde se produjeron decenas de miles de víctimas nativas e inocentes, la verruga al fin fue extirpada. Hoy la RSA, es un país libre y democrático, donde negros y blancos conviven en relativa paz, con  sus altibajos.

En los EE.UU., líder de la democracia y de las libertades también  existió este problema racial, que puso a prueba a los gobiernos y a la sociedad norteamericana, hasta que el gobierno de John F. Kennedy le puso coto y acabó legalmente con la discriminación racial que era tolerada por gobiernos anteriores. Posiblemente siga existiendo racismo en ese país. No obstante la tendencia es la de erradicarlo por siempre, aun cuando no es tarea fácil hacerlo. Hoy es penalizado por la ley, cuando esta discriminación es evidente y se practica abiertamente.

EXCLUSIÓN.

Algunos gobiernos, cuando ganan alguna elección para gobernar a determinado país, se olvidan o se hacen los desentendidos, de que fueron electos para gobernar para todos los ciudadanos de ese país. Incluso, cuando el presidente electo es miembro de algún partido político en particular, o es apoyado por una coalición de partidos políticos, está obligado por la constitución de ese país, a trabajar para todos los ciudadanos, no para un sector. Por otra parte, es esencial consultar a las minorías, las leyes más importantes que puedan afectar negativamente a sectores minoritarios del país. Esas son reglas de las democracias que jamás deben ser violadas. Leyes como las del Trabajo, Educación, Salud, Transporte, Comunicaciones, entre otras, deben ser consultadas, discutidas y revisadas con las minorías políticas, antes de su promulgación y entrada en vigencia.  Lo que acaba de suceder con el derrumbado gobierno de Egipto, quién favorecía a los musulmanes, y pretendía imponer la religión del islam a otra cultura, es un alerta contra estas prácticas excluyentes y totalitarias.

ESTADO DE DERECHO.

Para que en país exista Estado de Derecho, los poderes del Estado, diferentes al poder ejecutivo, deben  ser independientes del gobierno, a objeto de que éste sea controlado y tenga contrapesos que permitan que: se garantice la aplicación correcta de la justicia, las elecciones sean transparentes, exista la libertad de expresión incondicionada, se ejerza la defensa de los derechos humanos de los ciudadanos, se evite el abuso de poder, se invierta en lo prioritario y se minimice la corrupción de ese país.

En democracia, es ilícito que poderes como el electoral, judicial, defensoría del pueblo y la fiscalía, tengan dependencia política o reciban lineamientos del poder ejecutivo. Incluso, el Congreso, Cámara o Asamblea Nacional según sea el país de que se trate, aun cuando tenga mayoría política afecta al gobierno de turno, debe tener reglas claras de funcionamiento que eviten la supremacía absoluta de las mayorías sobre las minorías. Las leyes nuevas, que sean sancionadas deben tener la participación previa efectiva y amplia de las minorías, en sus revisiones y discusiones. 

Esta es una de las verrugas más frecuentes en la piel de los gobiernos totalitarios que intentan, y en algunos casos lo logran, secuestrar y/o monopolizar a todos los poderes del estado, para gobernar a sus anchas y prolongadamente por tiempo indefinido en el poder.

Gobiernos que se dicen democráticos como los de  Argentina y los países que conforman el Alba (Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela), unos en mayor o menor grado, utilizan esta forma totalitaria de gobernar, razón por las que confrontan problemas álgidos con mucha frecuencia. No es  casualidad ni coincidencia que el promedio de años en el poder de los presidentes de éstos países mencionados, sea de unos 10 años, y en aumento, cuando en el resto de los países democráticos de Latinoamérica este promedio sea de unos 5 años.

FUERZA ARMADA POLITIZADA.

La Fuerza Armada de cualquier país del mundo, debe ser apolítica. Sus rol y responsabilidades, establecidos claramente en la constitución de cualquier país democrático, así lo precisan y lo demandan. La Fuerza Armada se debe a la defensa de la patria y asegurarse el cumplimiento de la paz interna en el país, entre otras atribuciones ajustadas a derecho, según la constitución y las leyes.  El presidente de Venezuela, quién ostenta el cargo Comandante en Jefe de ésta Fuerza Armada debe ser prudente en las instrucciones a darle a ésta.

Esta es una enorme verruga que actualmente le ha crecido en la piel de este gobierno, quién además de haber politizado al máximo a la FAB y haberla degradado como institución legítima al nivel más bajo de la historia republicana de Venezuela, recibe asesoramiento y en algunos casos órdenes, del ejército y/o gobierno comunista de Cuba, lo cual es contradictorio e inaceptable que suceda, en el seno de un gobierno que se considera soberano y democrático.

CORRUPCIÓN.

La corrupción es una constante en casi todos los gobiernos democráticos, en menor o mayor grado. Cuando en un gobierno “democrático” existe un alto nivel de corrupción, tal como sucede en Venezuela, gran parte del presupuesto va directamente los bolsillos  de los corruptos y se dejan de realizar obras necesarias para el pueblo. Como consecuencia directa,  los presupuestos nunca alcanzan, para cumplir con las responsabilidades del gobierno.

Una forma acostumbrada para facilitar la corrupción, sea esta consciente o inconsciente, es la de aumentar la burocracia y los tramites excesivos en la documentación, para determinadas actividades de la vida cotidiana, sea esta económica, de compra venta, identificación, importación, exportación, viajes, otorgamiento de devisas, etc.  Acabo de oír una noticia sobre la inclusión de Brasil  y Venezuela entre los gobiernos con los cuales, las condiciones para hacer negocios lícitos son muy difíciles. Esto gracias a la enorme burocracia en estos países.

No es de extrañar entonces, que en países socialistas, donde el estatismo es generalmente  altísimo y la carga administrativa y operacional del Estado sea inmensa, que la corrupción sea extrema. En dictaduras y/o gobiernos totalitarios, es algo así como un deber u obligación ser un corrupto, cuyos jerarcas o líderes también lo son.

INSEGURIDAD CIUDADANA.

Cuando un país tiene alta inseguridad ciudadana, se le hace difícil atraer capitales extranjeros o nacionales para la inversión en nuevas empresas o para la ampliación de las existentes. A países que viven del turismo, se les dificulta atraer visitantes, afectando al negocio del turismo.

Alta inseguridad ciudadana también implica una alta permisividad e impunidad del crimen organizado. Países democráticos con alta inseguridad dejan mucho que decir del sistema judicial del país por su lentitud procesal. También denota la falta de políticas públicas en materia de educación, valores, y entretenimientos para las comunidades. Esta es una de las peores  verrugas que tiene hoy día el gobierno venezolano.

Las muertes debido a la violencia están en el orden de los 21.000 por año. Las cárceles hacinadas a niveles inquietantes, falta de control en las mismas, existencia de PRANES (delincuentes que las gobiernan), y peor aún, los atrasos enormes en los procesos judiciales, que mantiene a detenidos por años sin sentencia firme. Sencillamente, es un CAOS, debido al enfermizo populismo y demagogia del gobierno.

CONTROL DE CAMBIO DE DIVISAS.

Aun cuando se justifica en la actualidad, el control de cambio de divisa es una enorme verruga que un gobierno democrático debería evitar aplicar. Los controles de cambio afectan y atrofian a las economías de los países que lo practican. Ello, por la falta de celeridad en las inversiones y las operaciones de compra venta internacionales. Además, encarece el costo de los productos que se adquieren del exterior, promueve la corrupción, genera la escasez, contribuye con la inflación, y dificulta los viajes del ciudadano común.

La única forma de eliminar los  controles de cambio de divisas, es construyendo una economía sana, prospera y equilibrada; que permita disponer de una moneda fuerte y estable. A Venezuela le costará un tiempo largo y un mayor sufrimiento quitarse de la piel esta verruga tan grande, como lo es la eliminación del control de cambio de divisas.

CONCLUSIÓN.


Una democracia con tantas verrugas por extirpar como las del gobierno venezolano, corre el riesgo de que la democracia y la República se pierdan. Me tomaré la libertad de sugerir al gobierno, que en lugar de ocuparse, por “razones humanitarias”, de casos ajenos que podrían comprometer a la nación, como lo es el caso de Edward Snowden, se dedique a extirparle al gobierno que preside, esa cantidad de verrugas indeseables para nuestra democracia. Esta última acción, sería más a adecuada, fructífera y prioritaria, que la anteriormente mencionada. “Cuando los pueblos se cansan y estallan, no hay ejército, por más chavista que éste sea, que los contenga y controle”. 

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