Difícilmente se pueda encontrar a
un gobierno democrático que sea perfecto. Siempre habrá alguna que otra
“verruga” que le reste popularidad y reconocimiento total en su gestión. La
iniciativa sobre este tema, nace del hecho, de que por la sola razón de haber
sido electo democráticamente, para algunos gobiernos es suficiente, como para auto
calificarse de ser un gobierno democrático, cuando por el contrario, actúan con
alguna que otra verruga en su piel, de la cual, por diversos y variados motivos
se le dificulta desprenderse. A continuación se bosquejan algunos ejemplos, que
espero ayuden a explicar el razonamiento
de la reflexión sobre las “verrugas”, que deseo compartir en esta oportunidad, con
el amigo lector.
PRESIDENCIALISMO.
Existen países democráticos donde
el presidencialismo es una especie de verruga para la gestión del gobierno, y en cierta forma,
dañino para la democracia en sí. Entendiendo como presidencialismo, el exceso
de protagonismo del presidente, lo cual minimiza y coarta la buena gestión de
sus colaboradores inmediatos y de los demás poderes del Estado.
No es mera coincidencia, que en
estos tipos de gobiernos presidencialistas (caudillismos), los problemas tengan
mayores dificultades para lograr soluciones correctas y oportunas. En Latinoamérica,
como ejemplo, se observa con claridad, que los gobiernos presidencialistas como
los de Argentina, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela, son los que
presentan mayores dificultades económicas, y fallas en los servicios básicos
que reclaman las comunidades, dado que son gobiernos, donde el protagonismo lo
tienen todo el tiempo los presidentes. Los ministros o altos ejecutivos del
gobierno solo vociferan lo que el presidente les ordena. No son capaces de
tener personalidad ni iniciativa propia, para actuar y resolver los problemas.
Es frecuente ver a un gobierno de este estilo, donde los presidentes están
presentes en cuanto problema tiene la nación. Si consideramos que un presidente
tiene unos 20-30 ministros que supervisar y otros tantos presidentes de
instituciones gubernamental que le rinden cuentas, no puede ser tan eficiente
como desearía. Si adicional a esto el presidente viaja con frecuencia al
exterior y además utiliza los medios de comunicación con bastante periodicidad; el tiempo que le queda para planificar,
jerarquizar, crear, resolver, meditar, evaluar, revisar, comprobar, corregir,
apoyar, le impide ser lo eficiente que debería ser. En un gobierno
presidencialista, donde se premia la lealtad en lugar de la capacidad y la experiencia
de sus colaboradores, el trabajo se individualiza, la gestión no se hace en
equipo y el presidente no delega; es
obvio que los problemas y atrasos en las gestiones se multiplican.
RACISMO.
Un país donde se practique el
racismo (abierta o soslayadamente), con un gobierno democrático que apoye al
racismo y/o lo promueva, deja mucho que decir sobre su origen y comportamiento
democrático. El caso del apartheid en la
República de Sur África, es un ejemplo relativamente reciente y explícito de
esta experiencia nefasta, donde los gobiernos racistas de la RSA pretendieron
que el mundo entero les tolerara y aceptara esa enorme verruga, ante el hecho
que los gobiernos eran electos democráticamente, entre los blancos, ya que las
minorías no blancas, (mulatos, indios, chinos, japoneses y otros grupos
minoritarios), así como los negros, nativos originarios de ese país, tenían
restricciones para votar.
Afortunadamente, el mundo
respaldo a las minorías oprimidas de la RSA, y luego de una lucha interna y
externa interminable y cruel, donde se produjeron decenas de miles de víctimas
nativas e inocentes, la verruga al fin fue extirpada. Hoy la RSA, es un país
libre y democrático, donde negros y blancos conviven en relativa paz, con sus altibajos.
En los EE.UU., líder de la
democracia y de las libertades también
existió este problema racial, que puso a prueba a los gobiernos y a la
sociedad norteamericana, hasta que el gobierno de John F. Kennedy le puso coto
y acabó legalmente con la discriminación racial que era tolerada por gobiernos
anteriores. Posiblemente siga existiendo racismo en ese país. No obstante la
tendencia es la de erradicarlo por siempre, aun cuando no es tarea fácil
hacerlo. Hoy es penalizado por la ley, cuando esta discriminación es evidente y
se practica abiertamente.
EXCLUSIÓN.
Algunos gobiernos, cuando ganan
alguna elección para gobernar a determinado país, se olvidan o se hacen los
desentendidos, de que fueron electos para gobernar para todos los ciudadanos de
ese país. Incluso, cuando el presidente electo es miembro de algún partido
político en particular, o es apoyado por una coalición de partidos políticos,
está obligado por la constitución de ese país, a trabajar para todos los
ciudadanos, no para un sector. Por otra parte, es esencial consultar a las
minorías, las leyes más importantes que puedan afectar negativamente a sectores
minoritarios del país. Esas son reglas de las democracias que jamás deben ser
violadas. Leyes como las del Trabajo, Educación, Salud, Transporte,
Comunicaciones, entre otras, deben ser consultadas, discutidas y revisadas con
las minorías políticas, antes de su promulgación y entrada en vigencia. Lo que acaba de suceder con el derrumbado
gobierno de Egipto, quién favorecía a los musulmanes, y pretendía imponer la
religión del islam a otra cultura, es un alerta contra estas prácticas
excluyentes y totalitarias.
ESTADO DE DERECHO.
Para que en país exista Estado de
Derecho, los poderes del Estado, diferentes al poder ejecutivo, deben ser independientes del gobierno, a objeto de que
éste sea controlado y tenga contrapesos que permitan que: se garantice la
aplicación correcta de la justicia, las elecciones sean transparentes, exista
la libertad de expresión incondicionada, se ejerza la defensa de los derechos
humanos de los ciudadanos, se evite el abuso de poder, se invierta en lo
prioritario y se minimice la corrupción de ese país.
En democracia, es ilícito que
poderes como el electoral, judicial, defensoría del pueblo y la fiscalía,
tengan dependencia política o reciban lineamientos del poder ejecutivo. Incluso,
el Congreso, Cámara o Asamblea Nacional según sea el país de que se trate, aun
cuando tenga mayoría política afecta al gobierno de turno, debe tener reglas claras
de funcionamiento que eviten la supremacía absoluta de las mayorías sobre las
minorías. Las leyes nuevas, que sean sancionadas deben tener la participación previa
efectiva y amplia de las minorías, en sus revisiones y discusiones.
Esta es una de las verrugas más
frecuentes en la piel de los gobiernos totalitarios que intentan, y en algunos
casos lo logran, secuestrar y/o monopolizar a todos los poderes del estado,
para gobernar a sus anchas y prolongadamente por tiempo indefinido en el poder.
Gobiernos que se dicen
democráticos como los de Argentina y los
países que conforman el Alba (Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela), unos en
mayor o menor grado, utilizan esta forma totalitaria de gobernar, razón por las
que confrontan problemas álgidos con mucha frecuencia. No es casualidad ni coincidencia que el promedio de
años en el poder de los presidentes de éstos países mencionados, sea de unos 10
años, y en aumento, cuando en el resto de los países democráticos de
Latinoamérica este promedio sea de unos 5 años.
FUERZA ARMADA POLITIZADA.
La Fuerza Armada de cualquier
país del mundo, debe ser apolítica. Sus rol y responsabilidades, establecidos
claramente en la constitución de cualquier país democrático, así lo precisan y
lo demandan. La Fuerza Armada se debe a la defensa de la patria y asegurarse el
cumplimiento de la paz interna en el país, entre otras atribuciones ajustadas a
derecho, según la constitución y las leyes. El presidente de Venezuela, quién ostenta el
cargo Comandante en Jefe de ésta Fuerza Armada debe ser prudente en las
instrucciones a darle a ésta.
Esta es una enorme verruga que
actualmente le ha crecido en la piel de este gobierno, quién además de haber
politizado al máximo a la FAB y haberla degradado como institución legítima al
nivel más bajo de la historia republicana de Venezuela, recibe asesoramiento y
en algunos casos órdenes, del ejército y/o gobierno comunista de Cuba, lo cual
es contradictorio e inaceptable que suceda, en el seno de un gobierno que se considera
soberano y democrático.
CORRUPCIÓN.
La corrupción es una constante en
casi todos los gobiernos democráticos, en menor o mayor grado. Cuando en un gobierno
“democrático” existe un alto nivel de corrupción, tal como sucede en Venezuela,
gran parte del presupuesto va directamente los bolsillos de los corruptos y se dejan de realizar obras
necesarias para el pueblo. Como consecuencia directa, los presupuestos nunca alcanzan, para cumplir con
las responsabilidades del gobierno.
Una forma acostumbrada para
facilitar la corrupción, sea esta consciente o inconsciente, es la de aumentar
la burocracia y los tramites excesivos en la documentación, para determinadas
actividades de la vida cotidiana, sea esta económica, de compra venta,
identificación, importación, exportación, viajes, otorgamiento de devisas,
etc. Acabo de oír una noticia sobre la
inclusión de Brasil y Venezuela entre
los gobiernos con los cuales, las condiciones para hacer negocios lícitos son
muy difíciles. Esto gracias a la enorme burocracia en estos países.
No es de extrañar entonces, que en
países socialistas, donde el estatismo es generalmente altísimo y la carga administrativa y
operacional del Estado sea inmensa, que la corrupción sea extrema. En
dictaduras y/o gobiernos totalitarios, es algo así como un deber u obligación
ser un corrupto, cuyos jerarcas o líderes también lo son.
INSEGURIDAD CIUDADANA.
Cuando un país tiene alta
inseguridad ciudadana, se le hace difícil atraer capitales extranjeros o
nacionales para la inversión en nuevas empresas o para la ampliación de las
existentes. A países que viven del turismo, se les dificulta atraer visitantes,
afectando al negocio del turismo.
Alta inseguridad ciudadana
también implica una alta permisividad e impunidad del crimen organizado. Países
democráticos con alta inseguridad dejan mucho que decir del sistema judicial
del país por su lentitud procesal. También denota la falta de políticas
públicas en materia de educación, valores, y entretenimientos para las
comunidades. Esta es una de las peores
verrugas que tiene hoy día el gobierno venezolano.
Las muertes debido a la violencia
están en el orden de los 21.000 por año. Las cárceles hacinadas a niveles inquietantes,
falta de control en las mismas, existencia de PRANES (delincuentes que las
gobiernan), y peor aún, los atrasos enormes en los procesos judiciales, que mantiene
a detenidos por años sin sentencia firme. Sencillamente, es un CAOS, debido al
enfermizo populismo y demagogia del gobierno.
CONTROL DE CAMBIO DE DIVISAS.
Aun cuando se justifica en la
actualidad, el control de cambio de divisa es una enorme verruga que un
gobierno democrático debería evitar aplicar. Los controles de cambio afectan y
atrofian a las economías de los países que lo practican. Ello, por la falta de
celeridad en las inversiones y las operaciones de compra venta internacionales.
Además, encarece el costo de los productos que se adquieren del exterior,
promueve la corrupción, genera la escasez, contribuye con la inflación, y
dificulta los viajes del ciudadano común.
La única forma de eliminar los controles de cambio de divisas, es construyendo
una economía sana, prospera y equilibrada; que permita disponer de una moneda
fuerte y estable. A Venezuela le costará un tiempo largo y un mayor sufrimiento
quitarse de la piel esta verruga tan grande, como lo es la eliminación del
control de cambio de divisas.
CONCLUSIÓN.
Una democracia con tantas
verrugas por extirpar como las del gobierno venezolano, corre el riesgo de que
la democracia y la República se pierdan. Me tomaré la libertad de sugerir al
gobierno, que en lugar de ocuparse, por “razones humanitarias”, de casos ajenos
que podrían comprometer a la nación, como lo es el caso de Edward Snowden, se
dedique a extirparle al gobierno que preside, esa cantidad de verrugas
indeseables para nuestra democracia. Esta última acción, sería más a adecuada,
fructífera y prioritaria, que la anteriormente mencionada. “Cuando los pueblos
se cansan y estallan, no hay ejército, por más chavista que éste sea, que los
contenga y controle”.
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