Mucho se ha escrito sobre lo
perverso del capitalismo y lo dañino que es para las economías de los países
que lo aplican. Nada es más incierto que esta matriz de opinión, generada y
mantenida por décadas por el marxismo leninismo y los partidos políticos de
izquierda radical que la propagan perversamente por el mundo.
En África y Latinoamérica ha
calado mucho esta creencia, la cual ha generado una ola de anti imperialismo fanático,
principalmente contra los EE.UU., por ser este país el que aplica este sistema
económico con mayor intensidad y éxito; y ha disfrutado en mayor grado las
bondades del capitalismo, hasta llegar a ser la potencia económica más grande
del mundo.
El capitalismo es tan bueno para
el crecimiento de las naciones, que hasta China, el gigante comunista de Asia,
lo ha acogido con sensacional éxito, a tal punto, que con su crecimiento
económico sostenido del PIB de 10% o más, por casi 20 años, amenaza con
desplazar a los EE.UU del primer lugar como la mayor potencia económica del
orbe mundial. Gracias al capitalismo, China ha ido modernizando sus principales
ciudades y mejorando la calidad de vida de su población. Y algo curioso, China
se da el lujo de prestarle dinero a los EE.UU. y a muchos otros países, entre
los cuales se encuentra Venezuela.
¿Si tal como está demostrado, la
culpa no es del capitalismo, entonces porqué la ultra izquierda mundial insiste
en aplicar el obsoleto y fracasado sistema económico socialista, satanizando al
capitalismo? Desde mi punto de vista, la
respuesta es obvia y muy sencilla.
El socialismo es simplemente
estatismo. Un sistema económico que tiende a nacionalizar las empresas privadas
existentes con la idea de tenerlas todas bajo el control del gobierno, que en
un sistema socialista es lo mismo que el Estado. Es decir, el Estado monopoliza
la producción nacional de bienes y servicios, la propiedad privada desaparece o
se reduce a su mínima expresión, de manera tal que su influencia económica a
nivel de país es mínima. Cuba es un ejemplo cercano a un país socialista que
aplica este concepto. En un país socialista, controlando la economía se
controla el poder político, y es así como ese país termina convirtiéndose en un
país con un gobierno o estado totalitario o dictadura.
El argumento para propiciar esta situación
empieza con la promesa de reducir o eliminar
las brechas o diferencias sociales entre pobres y ricos, acabar con la
pobreza y hacer justicia social. Ese es el gancho en cual caemos tontamente los
ciudadanos de los países africanos y latinoamericanos con relativa facilidad.
¿Cuál es la explicación a esto?
Sencillamente, somos los ciudadanos del mundo, más ignorantes, fácilmente
sugestionables y manipulables, para que las clases políticas marxistas
leninistas, que insisten en acabar con el imperialismo y el capitalismo, como
una especie de dogma o propósito universal, aduciendo que con ello habrá mayor
justicia y paz en el universo; nos persuadan y adoctrinen.
Si observamos el éxito económico
que están teniendo países latinoamericanos como Brasil, Chile, Colombia,
México, Panamá y Perú, utilizando como sistema económico el capitalismo,
podemos apreciar, que éste no es tan perverso como lo señalan los camaradas
comunistas.
Por el contrario, gobiernos que
defienden al socialismo y atacan rabiosamente al capitalismo, como: Argentina,
Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela, que insisten en nacionalizar
empresas privadas exitosas, ven sus economías decaer aceleradamente, puesto que
están imposibilitados de generar el nivel de riquezas suficientes que se requieren
para los programas y proyectos de ayuda social, que prometen al pueblo pobre.
Finalmente, terminan siendo más injustos y perversos que los países con
economías capitalistas.
El caso de la Venezuela actual es
patético, puesto que a pesar de su petróleo, su economía actual es un caos, que debería servir de ejemplo a las demás
nacionales latinoamericanas, para acabar de una vez por todas con esta
tendencia autodenominada por estos países como progresista, que en mi opinión,
por el contrario es una tendencia retrograda que termina fracasando, tal como
ha sucedido en la URSS y otros países de ideología comunista.
Las excusas que recibo a diario
por defender al sistema de libre mercado, o capitalismo, son tan ridículas que
vale la vela ofrecer algunas de ellas al amigo lector: Cito Sic.
Primera: “Sepa bien que la
riqueza que genera el capitalismo es para una minoría que explota a la mayoría
y la empobrece, porque todo lo convierte en mercancía”
Segunda: “Amigo, leí su
artículo, y me di cuenta que solo piensa en el dinero. El socialismo salvará al
mundo, el capitalismo lo destruyó. Hambre, miseria y pobreza. Destrucción de la
naturaleza, ese es el balance” Fin de la cita.
Es bueno recordarles a estas
personas, o a quienes piensan similar a ellos, que los gobiernos son los
responsables principales de canalizar los ingresos económicos del país hacia
los ciudadanos. No es culpa del
capitalismo que los gobiernos no desarrollen los programas de ayuda social
suficientes que requiere el pueblo, ni que descuiden los servicios básicos
tales como: educación, salud, alimentación, diversión y cultura. Tampoco es
culpa del capitalismo que los gobiernos no mantenga la disciplina fiscal
necesaria para que el sistema económico se mantenga equilibrado, útil y
vigente. Finalmente, no es culpa del
capitalismo que la crema de los gobiernos se robe los ingresos o los dediquen a
otros destinos menos prioritarios.
Es capitalismo tampoco es
culpable de que las instituciones del gobierno estén dirigidas por personas
mediocres, sin la preparación suficiente como para legislar, controlar y
regular el sistema macro económico del país, que permita la ejecución correcta
del sistema económico y su interacción entre éste, la sociedad y el gobierno,
sea la adecuada. Tampoco es culpable de no administrar bien el sistema fiscal
para la cobranza correcta de impuestos sobre la renta.
A muchos críticos y detractores
del capitalismo se les olvida o se resisten a aceptar, que el capitalismo es
pionero en el desarrollo y el progreso mundial.
Sin capitalismo no existirían inversiones riesgosas para descubrir
materias primas. Tampoco hubiese inversiones riesgosas de investigaciones en: energía,
salud, construcción de viviendas, educación,
alimentación, entretenimiento,
comunicaciones, viajes espaciales, etc.
Mientras existan gobiernos
mediocres, existirá capitalismo mediocre. Es tan importante un gobierno
eficiente, justo, equilibrado y progresista que entienda bien las reglas de
juego y las aplique correctamente para el beneficio de toda la nación. ¿Usted que cree amigo lector?
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