Reacción en cadena
Guillermo A. Zurga
Como era de esperarse que
sucediera algún día, algunas poblaciones del mundo entero, sometidas a
regímenes tiránicos, están respondiendo con manifestaciones firmes, a estas
dictaduras en sus países, como una consecuencia lógica del sentimiento del ser
humano, quién por naturaleza, rechaza mayoritariamente la opresión y la limitación
de sus libertades, derechos civiles y humanos.
Pienso, que este fenómeno que se
produce actualmente en el mundo, se debe a que el ser humano está mejor
informado y educado en política que antes, con la invalorable ayuda de las
comunicaciones modernas, en especial con la creación y uso de las redes de comunicación
sociales que proliferan aceleradamente en Internet.
Esta modernización de las
comunicaciones ha permitido, que los medios de comunicación, estén
tecnológicamente un paso delante de los gobiernos dictatoriales, quienes se
encuentran al desnudo ante la opinión pública interna e internacional, razón
para intentar silenciar sin éxito, con argucias y trampas, a estos valientes medios
de comunicación.
Las poblaciones de los países con
dictaduras, o dictaduras en vía de gestación, están protestando, en diferentes
maneras y formas, a que cesen las persecuciones y hostilidades a la población,
y claman por democracia, elecciones limpias, libertades y respeto a sus condiciones humanas. Esto
sucede actualmente contra los gobiernos de: Bolivia, China, Costa de Marfil, Cuba,
Ecuador, Egipto, Gabón, Líbano, Yemen,
Venezuela, Zimbabue, entre algunos otros.
Lo que está sucediendo en el
mundo actualmente, pareciera ser el despertar masivo de los pueblos antes las
dictaduras, quienes a pesar de estar actuando aisladamente sin conexión
aparente entre ellos, es comparable a una reacción nuclear en cadena, cuyos
elementos internos reaccionan, se multiplican y generan una energía muchísimo
más poderosa a la suma todas estas energías internas individuales.
Pareciera, que muchas de estas
dictaduras caerán violenta y estrepitosamente más pronto que tarde, dada la
voluntad que se observa en los actores de la población entrevistados, aunada a
los hechos, que ya han producido resultados en Yemen; donde la población, a
pesar de los medios de opresión que se han practicado contra ellos, con muertos
y heridos, no cesan en sus reclamos de pedir la renuncia de los colaboradores
del dictador derrocado Ali Abdulá Saleh.
Quién iba a pensar que el pueblo
egipcio, a quién veíamos como muy pacifico y
acostumbrado a la dictadura actual de 30 años en su país, se levantara contra ésta, de la manera como
lo hace actualmente, solicitando la salida del presidente Hosni Mubarak del gobierno.
Son situaciones políticas inéditas que suceden espontáneamente, en las cuales
no existen fórmulas matemáticas para explicarlas, salvo las que insinué al
principio del artículo, si es que aplican.
Esto es muy bueno que suceda, y
que los pueblos oprimidos se den cuenta que no necesitan la intervención de la
ONU ni la de las potencias desarrolladas, para expulsar del poder a los
gobiernos dictatoriales, que con mentiras y falsas expectativas populistas,
demagógicas y/o nacionalistas, intentan perpetuarse en el poder en sus
indefensos países.
Las protestas políticas en cadena
que suceden en el mundo actualmente, con muertos y heridos, debe servir a las
organizaciones internacionales, en defensa de las democracias, a que revisen
sus políticas de actuación, dada la lentitud exagerada con que actúan, ante las
situaciones de opresión a los pueblos, por las dictaduras. La mayoría de las
veces actúan extemporáneamente, después que ocurren daños irreparables a estas
indefensas poblaciones.
Un mensaje que las poblaciones
bajo el yugo dictatorial, están lanzando al mundo civilizado, es el de el rechazo
a la diplomacia de relaciones condescendientes, con los gobiernos de los países
dictatoriales, donde se da prioridad a los intereses estratégicos y comerciales
que a los intereses sociales o políticos, permitiendo con esta conducta, la
proliferación en el mundo de dictaduras que tiranizan brutalmente a sus pueblos.
Según una lista que me enviaron
recientemente, existen unos 32 países con gobiernos dictatoriales, muchos de
estos, tolerados y alcahueteados por países desarrollados, debido a que representan
para ellos, negocios con jugosas ganancias a estos países, no obstante el
sufrimiento de los pueblos de estos gobiernos.
Esa política de vista gorda, por
asuntos diplomáticos, “estratégicos”, financieros u otros, ante gobiernos
tiránicos, debe ser revisada y abolida. Los pueblos oprimidos no tienen derecho
a sufrir, para el beneficio y bienestar de otros pueblos desarrollados con
gobiernos democráticos.
Dictaduras como las siguientes,
deben preparase para manifestaciones: Kim Jong Il, de Corea del Norte; Robert
Mugabe, de Zimbabwe; Than Shwe, de Birmania; Omar Hassan Al-Bashir, de Sudán;
Gurbanguly Berdimuhamedov, de Turkmenistán; Issaias Afewerki, de Eritrea;
Mahmoud Ahmadinejad, de Irán: Meles Zenawi, de Etiopía; Hu Jintao, de China;
Muammar Al-Qaddafi, de Libia; Bashar Al-Assad, de Siria; Idriss Déby, de Chad; Teodoro Obiang Nguema
Mbasogo, de Guinea Ecuatorial; Yahya Jammeh, de Gambia; Blaise Compaoré, de
Burkina Faso; Yoweri Museveni, de Uganda; Paul Kagame, de Ruanda; Aleksandr
Lukashenko, de Belarús; Paul Biya, de Camerún.
Así pues, que no nos extrañe, que
próximamente veamos a otros pueblos levantarse con éxito en contra de sus
respectivos gobiernos tiránicos reclamando democracia, sus libertades y sus derechos fundamentales a
vivir con dignidad, como seres humanos.
Si bien es cierto, que muchos de
estos gobiernos dictatoriales son considerados militarmente fuertes y estables,
y además tienen aliados dentro de países considerados como demócratas, no es
menos cierto, que cuando un pueblo se une y decide manifestar su descontento,
se puede convertir en una fuerza de dimensiones insospechadas, ante la cual pueden
sucumbir los ejércitos mejor dotados y organizados.
Proverbio: “Sería una necedad pretender que el
pueblo no puede cometer errores políticos. Puede cometerlos, y graves. El
pueblo lo sabe y paga las consecuencias; pero comparados con los errores que
han sido cometidos por cualquier género de autocracia, estos otros carecen de
importancia.” John Calvin Coolidge (1872-1933) Presidente de Estados Unidos
(1923-1929).
Proverbio: “Un soldado feliz no adquiere ningún
derecho para mandar a su patria. No es el árbitro de las leyes ni del gobierno.
Es defensor de su libertad.” Simón Bolívar, libertador.