El silencio cómplice
Guillermo A. Zurga
La Venezuela democrática, tiene
años denunciando al mundo, sobre los atropellos, vejaciones y violaciones que
viene haciendo sistemáticamente el gobierno chavista a la democracia, a las leyes,
a la constitución y a la población misma
del país.
Al principio de estas denuncias,
el régimen chavista venezolano, calificaba a la oposición de golpista, oligarca
e imperialista, y justificaba los abusos que cometía, afirmando que era un
gobierno electo democraticamente que gozaba de la aprobación de la mayoría de
los venezolanos, y respetaba la constitución y las leyes; justificaciones
éstas, que en cierta forma, eran aceptadas sin cuestionamiento alguno en el
continente.
Poco tiempo después, el régimen se
quitó la máscara de democrático, se declaró
marxista leninista, e intenta convertir a Venezuela en una nación comunista, lo
cual niega nuestra constitución de 1999. Luego de 12 años, la situación ha
llegado a un punto extremo para la democracia, que no existe excusa alguna para
que los países de la OEA, soliciten se aplique la carta democrática al gobierno
venezolano, por tiránico.
Este gobierno es abiertamente
dictatorial, dejo de tener mayoría, y pretende perpetuarse en el poder, con
trampas y argucias, que demuestran que es un gobierno forajido, muy perjudicial
para el futuro de Venezuela en particular y para Latino América en general.
No obstante todo este historial
bien documentado, que demuestra que el gobierno venezolano actual, viola sistemáticamente
los principios y valores básicos de la democracia, aunado a las violaciones
contra los derechos humanos y libertades de las personas y bienes privados; la
actitud de los países democráticos que conforman la OEA, ante esta situación, es
el de un sepulcral silencio.
Me niego a creer, que el chavismo
tenga tanta influencia sobre los gobiernos democráticos de América, que
conforman la OEA, para silenciarlos de esa manera tan extraña e incompresible.
No solicitamos que se inmiscuyan en nuestros asuntos internos. Solo solicitamos
que nos ayuden a defender la democracia e impedir la instauración del comunismo
en Venezuela.
En la OEA, fueron muy diligentes
para expulsar a Honduras de esa organización, aún cuando los poderes del estado
de ese país tuvieron un comportamiento ejemplar al defender la democracia, amenazada
por el comunismo. No obstante, insólitamente la OEA ha sido muy negligente y
reacia a aplicar la carta democrática al gobierno venezolano, que por sus
actuaciones anti democráticas, no merece pertenecer a ésta institución.
Es evidente la gran influencia, que
por diferentes y conocidos motivos,
tiene el régimen chavista, apadrinado por el régimen comunista cubano, sobre
algunos países de la izquierda radical en la región. Esa influencia, calificada
por algunos analistas internacionales como peligrosa para la paz de la región, es
inconveniente para la quietud y evolución de las democracias mismas de los
países del hemisferio, que con su silencio cómplice, avalan por omisión las
acciones totalitarias y movimientos “revolucionarios”, que de no hacer algo al
respecto, más pronto que tarde, pudiera salpicarles negativamente. Me pregunto:
¿Hasta cuándo callarán?
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