EE.UU. es el país
integralmente más desarrollado en el mundo. En muchos aspectos, es pionero en
muchas de las áreas de interés para la humanidad. Representa la democracia más sólida
y fuerte del mundo. Ha contribuido con la humanidad cuando se le ha solicitado
ayuda. Es el país más prolifero en materia de educación e investigación. Sus
ciudadanos son nacionalistas, aman su nación y la defienden a muerte cuando se
les amenaza. Han contribuido dos y tantas veces con la democracia europea en
defensa de las libertades y dignidad humanas. EE.UU., es un país donde se
mezclan y coinciden todas las razas del mundo, sin la xenofobia y odios que se
presentan en muchos otros países. Es el monarca mundial de la diversidad y
variedad (viajes por carreteras, derbies, parques, cañones naturales, cervezas,
comidas, universidades, deportes, cine, TV, vídeos, etc.).
Los estadounidenses, no tienen
la malicia, ni la maldad, ni los odios ancestrales y raciales hacia otras
culturas, que tienen otras naciones que han cometido terribles genocidios. Internamente,
han tenido una guerra interna racial fuerte y la han ido superando
progresivamente en el tiempo, en la medida en que su sociedad se hace más
tolerante y diversa. Aún existe cierta resistencia a convivir con latinoamericanos
y otras razas que migran masivamente a ese país. Sobre todo, con aquellos
latinoamericanos desadaptados, que violan las reglas internas de ese país.
No todos los latinoamericanos
se adaptan al sistema interno de justicia norteamericano, por lo estricto que es
para nosotros, u otras variadas razones. No se puede abrir una frontera tan
larga como la norteamericana para permitir a toda clase de migrantes de docenas
de países que prefieren vivir en los EE.UU. que en sus propios países. La polémica
ley de inmigración de la que tanto se ha hablado, la están mejorando para que sea
equitativa, justa, humana y práctica; que reduzca tantos problemas fronterizos existentes
hoy día entre los EE.UU. y Latinoamérica.
Cuando pongo en una balanza
los pros y los contras entre las relaciones de los EE. UU con Latinoamérica, se
me hace difícil entender la justificación para el odio profundo de
Latinoamérica hacia los EE.UU. Según cifras reales, en EE.UU. viven unos 50
millones de latinoamericanos (17% del país), con aproximadamente 25 millones
nacionalizados que votan y otros 25 millones por nacionalizar. De estos 25 millones la mitad, son como “transeúntes
permanentes” (entran y salen) por asuntos de trabajo en el campo agrícola y en
las ciudades como servidores sociales, etc.
El latinoamericano debe
entender que los EE.UU. tienen el derecho y lógica a restringir la migración
hacia ese país, para evitar el caos y la anarquía. Eso debería ser fácil entenderlo. EE.UU., es un
país de inmigrantes donde concurren personas de casi todos los países del
mundo. No creo que exista otro país en el mundo con una migración tan alta como
la que tiene los EE.UU.
En un tiempo pasado, los
gobiernos de los EE.UU. se vieron obligados, por circunstancias específicas, a
tener relaciones internacionales con dictaduras fundamentalmente militares. En
algunos casos incluso, los imponían y apoyaban por variadas razones. Entre
estas razones está la de la guerra fría contra el comunismo, que intentaba
dominar a Europa y pretendía entrar en Latinoamérica. De hecho, el comunismo entró por Cuba en los
años 60 del siglo XX, ha intentado entrar en Colombia desde hace 60 años. Casi
entran en Chile en los años 70 y pretenden instalarse en Venezuela en el siglo
XXI.
De hecho, ya el socialismo está
dentro de Venezuela, y sus líderes, forman una cofradía socialista con Cuba,
Nicaragua, Bolivia, El Salvador, Ecuador e islas del mar Caribe donde pareciera
haber un anti norte americanismo abierto consecuencia del resentimiento mezquino
hacia esta gran nación.
Toca a los historiadores,
sociólogos, antropólogos y/o politólogos explicar al mundo este odio visceral
que muchos demócratas no entendemos a plenitud. Con la entrada del gobierno de
Venezuela al “club del socialismo”, lo primero que hizo Hugo Chávez, fue
ponerse de acuerdo con Cuba y Lula Da Silva del Brasil, para crear
organizaciones pro socialistas paralelas o parecidas a las recientes creadas
por la OEA y la ONU. El eje socialista latinoamericano, eliminó a la Región
Andina y la convirtió en el ALBA.
Crearon UNASUR, Alba, Celac y Petrocaribe para tener organizaciones en
las áreas álgidas del continente, para disponer de formas de acorralar a los
EE.UU. y debilitar su influencia política, económica, social y regional en el
continente. Intentaron desfigurar a Mercosur y casi lo logran. Por tales
razones, al gobierno de Venezuela le dolió tanto que terminaran expulsándolo,
de Mercosur, puesto que sus verdaderas intenciones, eran contrarias a los
intereses de los países originarios que la crearon.
El costo de la creación de estas
organizaciones ha debido ser enorme; no obstante, los ingresos del petróleo
venezolano han sido utilizados, para financiar todas estas organizaciones y
creo que aún lo hace. Este proyecto socialista en Latinoamérica piensa y actúa
en grande. Aunadas a estas organizaciones habría que complementarlas con bancos,
medios y monedas latinoamericanas. Uno de los grandes orgullos y alegrías de
Hugo Chávez y sus camaradas comunistas era el de no depender para nada del
Banco Mundial ni del Banco Interamericano de Desarrollo. Algo inexplicable,
puesto que estos bancos asociados o conectados a la ONU, se formaron
precisamente para contribuir al crecimiento económico de los países en
desarrollo, con intereses y condiciones de préstamos blandos.
Hoy día, Venezuela está siendo
víctima de los bancos rusos y chinos, quienes ya empezaron a apretarle las
tuercas. Visto sus incumplimientos financieros con Rusia y la empresa rusa
Rosnef, Venezuela está a punto de perder a Citgo y otros activos petroleros. De
hecho, ya le han embargado cargamentos de petróleo en pleno tráfico. En su afán
de ser protagonista principal junto a Cuba de la corriente socialista instalada
en Latinoamérica, Venezuela también financió a una televisora de alcance
continental conocida como Telesur, para promover al socialismo y criticar y
descalificar al americanismo y capitalismo. Toda ella también financiada por el
régimen de Venezuela. Contrariamente a este dadivoso e interesado hecho, las
comunicaciones internas en lugar de modernizarse y expandirse, las han ido
estrangulando y limitando, de manera tal, que Venezuela ha sufrido un atraso
descomunal en comunicaciones internacionales. Enemigos de la crítica como son
los socialistas, han cerrado estaciones de TV y radios internas y extranjeras,
por difundir información no deseable ni amigable para el régimen venezolano.
El antinorteamericanismo
latinoamericano, tiene vieja data. Existe desde la época de las revoluciones y
guerras por las libertades de los países de América. Con la entrada del comunismo en el mundo,
traído por inconformistas como Lenin y Mars, el anti capitalismo se exacerbó y
empezaron a salir modelos económicos socialistas para reemplazarlo que han
fracasado. No obstante, los fracasos del socialismo durante la guerra fría, el
presidente Vladimir Putin insiste y pretende revivir viejas glorias en la época
de la URSS.
En mi opinión, percibo mayores
ventajas siendo amigo de los EE.UU. que su enemigo. No creo que la amistad de
Rusia, China, Irán, Corea del Norte, y demás países socialistas y/o musulmanes
puedan ofrecer a Latinoamérica, mejores condiciones para negociar que las que
ofrece los EE.UU. a la región. Aun cuando la globalización es ya un hecho y
rompe muchas barreras en idiomas, culturas y distancias, la cercanía con los
EE.UU. es definitivamente una ventaja mayor que no se debe subestimar. Otro
factor importante de los EE.UU. que debemos considerar antes de pensar en ser
su enemigo, es el de su sistema político democrático y económico del
capitalismo, adoptado por la gran mayoría de países del mundo.
Ni decir del idioma inglés, el
cual se habla en una inmensa zona del mundo, lo cual lo hace el idioma
universal preferido mayoritariamente por las naciones. EE.UU. se ha destacado a
nivel mundial en tantas áreas de interés, que es innegable su liderazgo en
muchas de éstas. Posee una capacidad tecnológica sin parangón. La mayoría de
los galardones o premios nobel en investigación los posee los EE.UU. La calidad
de vida en los EE.UU. es una de las mejores del mundo. Es el país más deseado
por los emigrantes y viajeros. Posee las mejores universidades del mundo entero,
y su sistema educacional está entre los mejores del mundo. Los latinoamericanos,
en lugar a ver a los EE.UU. como a un enemigo, deberíamos recapacitar, cambiar
de opinión y verlo mejor como a un amigo y/o aliado. En lugar de apartarnos y
alejarnos de los EE.UU. deberíamos acercarnos masivamente a éste, bien a través
de la OEA u otras organizaciones político/comerciales existentes.
El radicalismo político de
izquierda o de derecha, nunca ha sido una solución u opción aceptada para
Latinoamérica. Muchos pueblos latinos critican a los EE.UU. por creerlos
culpables de sus propias pobrezas, cuando resulta que la misma es debido a la
falta de líderes latinos idóneos que les ayuden apropiadamente a crecer social
y económicamente. Los líderes políticos latinos que critican a los EE.UU. lo
hacen por las intervenciones norteamericanos en varios lugares y países, muchas
veces por razones justificadas.
Los países latinoamericanos
que se han atrevido a darle la espalda a los EE.UU. como la Argentina de los
Kirchner, la Bolivia de Evo morales, el Brasil de Lula Da Silva, la Cuba de los
Castro, la Nicaragua de Daniel Ortega, el Ecuador de Rafael Correa, y la
Venezuela de Hugo Chávez; han terminado polarizando y enfrentando a las
poblaciones de sus respectivos países,
con una lucha fratricida de clases sociales inexplicable que los ha llevado a
cada uno de estos a un nivel de enfrentamientos brutales.
Países que fueron prósperos
económicamente en épocas anteriores, se deterioraron a tal punto de que sus
indicadores económicos son los peores de la región. Sus monedas se han
devaluado y el poder adquisitivo de sus ciudadanos decayó de una forma brutal.
Realizados los cambios de gobierno en Argentina y Brasil, entre los cuales se
produjo un acercamiento a los EE.UU. y Europa; sus economías empiezan a
repuntar, y solo es cuestión de tiempo para que empiecen a crecer a sus niveles
normales y/o mayores. Los líderes socialistas de Latinoamérica encabezados por
Cuba, han generado una matriz de opinión negativa para los EE.UU.
Lamentablemente con esta matriz de opinión, han desvirtuado la labor de las
izquierdas demócratas y hasta los ponen del lado de la derecha y de la ultra
derecha, demonizando a todo lo que no sea socialista. El socialismo, saboteó
las alianzas comerciales conocidas como Área Libre de Comercio para las
Américas (ALCA).
Debido a esa iniciativa cubano-venezolana,
se rompieron varios nexos comerciales latinoamericanos con los EE.UU., y las
consecuencias surgieron de inmediato, con el aumento de: la pobreza, inflación,
narcotráfico, corrupción, delincuencia y devaluación de las monedas.
Lamentablemente, actualmente
existen algunos países latinoamericanos como Cuba que practican el socialismo y
pretenden seguirlo practicando, a pesar de la apertura diplomática de los
EE.UU. hacia este país. Venezuela insiste en incluirse en ese grupo y existe y
continua la resistencia del pueblo venezolano a someterse a ese sistema
económico-político de gobierno, razón para tener una crisis nacional de alcance
internacional que preocupa a la región en pleno. Otros países como Bolivia,
Nicaragua, y El Salvador coquetean y juegan a la ruleta rusa con esa idea del
socialismo anti capitalista.
América es democrática y
debería permanecer siendo democrática por siempre. Cambiar su sistema económico
capitalista no tiene ni tendrá sentido, puesto que éste es un sistema económico
que permite generar riquezas, necesarias para el crecimiento económico de las
personas y de las naciones. Esa matriz de opinión errónea de que el capitalismo
genera pobreza es una falacia universal. La pobreza se genera cuando los
gobernantes no generan planes viables de desarrollo nacional adecuados y
sustentables, no crean políticas públicas sostenibles e idóneas, no administran
bien los recursos de sus países; o los roban, o los dilapidan, o mal utilizan,
o no establecen bien las prioridades de inversión y gastos. Por razones geo
políticas, entre otras, Latinoamérica debería ser ante el mundo, un aliado
clave de los EE.UU. Lo contrario, no se entiende, ni conviene a la región.
CONCLUSIONES:
EE.UU. es como un hermano
mayor (o un Tío Sam) para Latinoamérica. Posee más fortalezas que debilidades,
que le hacen único. Por nuestra cercanía geográfica a este país, pudiéramos
tomar ventajas de aprovechar sus fortalezas y junto a las nuestras, generar
alianzas sólidas ganar – ganar. Para lograr esa alianza debemos dejar a un lado
las viejas diferencias y reconstruir nuestras relaciones, para mejorarlas.
¿Porque no re-sembrar esos
inmensos bosques y llanos llenos de narcóticos y convertirlos en sembradíos de
frutas, flores, hortalizas, semillas y ganaderías que aporten riqueza legitima
y alimentaria a nuestros pueblos? ¿Porque no convertir nuestras debilidades en
fortalezas, con la ayuda y relación armoniosa con los EE.UU.? Pensemos por un
momento en las consecuencias trágicas de un EE.UU. débil y destruido, que es lo
que algunos países desean y trabajan para lograrlo.
¿Es que creen acaso que ante un hecho como el descrito anteriormente, Latinoamérica florecerá y crecerá? Finalmente, me permito destacar que pretender seguir siendo anti norteamericano o anti yanqui es algo así como luchar contra la corriente. Esto, debido a que según las leyes del universo, los que luchan contra algo (anti) están en desventaja respecto a los que van en favor de algo (pro). Esto quiere decir, que a los aúpan lo positivo (pro), tienen mejores probabilidades de éxito que los aúpan lo negativo (antis). Luchar contra los EE. UU, siendo Latinoamericano, da la sensación de ser un resentido social, ser inferior, o acomplejado, etc. Ser pro latino americano es muy diferente a ser anti norteamericano. Aún con todos tus resentimientos contra los EE.UU., es más lógico, satisfactorio y productivo intentar ser positivo que negativo.
¿Es que creen acaso que ante un hecho como el descrito anteriormente, Latinoamérica florecerá y crecerá? Finalmente, me permito destacar que pretender seguir siendo anti norteamericano o anti yanqui es algo así como luchar contra la corriente. Esto, debido a que según las leyes del universo, los que luchan contra algo (anti) están en desventaja respecto a los que van en favor de algo (pro). Esto quiere decir, que a los aúpan lo positivo (pro), tienen mejores probabilidades de éxito que los aúpan lo negativo (antis). Luchar contra los EE. UU, siendo Latinoamericano, da la sensación de ser un resentido social, ser inferior, o acomplejado, etc. Ser pro latino americano es muy diferente a ser anti norteamericano. Aún con todos tus resentimientos contra los EE.UU., es más lógico, satisfactorio y productivo intentar ser positivo que negativo.