El poder ejecutivo de Venezuela,
le ha declarado la guerra, a la Asamblea Legislativa. Como es sabido, la misma
tiene mayoría de diputados pertenecientes a partidos políticos democráticos de
la oposición. Un gobierno anti democrático, el cual se declaró públicamente, ser
de ideología marxista leninista o comunista como muchos la llaman, se encuentra
hoy día muy incómodo en el poder, porqué se le hace muy difícil gobernar con
este inmenso obstáculo. Ahora, de los cinco poderes que tiene el gobierno de Venezuela,
solo uno está controlado parcialmente por la oposición. Los otros poderes han
sido designados por el poder ejecutivo, lo cual les una fragante violación a
los principios democráticos y moral de parte del gobierno.
En todo país democrático, el
poder legislativo es elegido por el pueblo, al igual que el poder ejecutivo y
presidente de la nación. Es decir, la soberanía del pueblo decidió, cambiar la
correlación de fuerzas que existía previamente en la Asamblea Nacional anterior. Esto, debido a que el pueblo se dio cuenta de
que esa Asamblea Nacional anterior, compuesta por afectos al gobierno; no
controlaba al poder ejecutivo, no revisaba ni cuestionaban los presupuestos de
la nación, no cuestionaba los múltiples préstamos “innecesarios” que solicitaba
el poder ejecutivo, sus leyes eran pro comunistas, no defendía los derechos
humanos de la población, estimulaba la violencia, era todo un nido de
corrupción, etc. Por cierto, parte de los votantes en las elecciones del 6E de
2015, eran seguidores del chavismo.
Una vez que el gobierno, perdió a
la Asamblea Legislativa Nacional, se decidió a hacerle la guerra abierta a ésta,
mediante el uso del Poder Supremo de Justicia (afecta al gobierno), donde la
administración de justicia, descansa en la necesidad de éste último, de
perseguir y desacreditar a la oposición, pretendiendo gobernar sin contra balance
político alguno, y a su total albedrío.
Mucho se ha dicho de la inexistencia
del Estado de Derecho, y de la ausencia de la práctica de los valores y principios
democráticos. Existe una exigencia de la oposición venezolana a la OEA, para que
ésta, le aplique al gobierno, la carta democrática. Si no se ha hecho, es básicamente
debido a la alcahuetería de las naciones latinoamericanas, que apoyan a este
gobierno, bien por qué están comprados por el petróleo, o debido a que comulgan
con su ideología socialista.
Con ese historial enorme de
crímenes, negligencias, fracasos económicos, anormalidades durante la gestión,
violación de los derechos a las minorías, mentiras, manipulaciones, corrupción desmedida,
uso de los dineros públicos y activos de la nación para el disfrute personal; ahora
pretenden, mediante triquiñuelas, y componendas con el TSJ, la Fiscalía y las
FANB, cesar a la Asamblea Nacional en sus funciones. Pareciera que, las amenazas constantes de
Nicolás Maduro y de Diosdado Cabello, van en esa dirección.
Desconozco si existen antecedentes
al respecto en Latinoamérica, de un gobierno que cese en sus funciones a un
parlamento, sin causa alguna. Si sé que de parlamentos que han cesado a gobernantes
por corrupción y malas prácticas administrativas, tal es el caso reciente de
Dilma Rousseff. En todo caso, de suceder
en Venezuela, sería una violación fragante de la constitución y leyes del país.
El gobierno tácitamente se convierte en una dictadura clásica, de tinte comunista,
igual que la cubana.
Se desconoce cómo actuaría el
pueblo de Venezuela ante esta desquiciada probable decisión. Sin embrago; un
pueblo que ha sufrido tanto, que no come bien, que no tiene medicinas, que no
puede comprar un automóvil, que no puede viajar debido a la inaccesibilidad al dólar,
que no tiene empleo, que no puede pagar un seguro, que no puede comparar una
vivienda, a quién le roban las navidades, que su presupuesto es insuficiente para
mantener a sus familia, que vive en constante zozobra debido a la altísima
delincuencia; si repentinamente le cesas la Asamblea Nacional, el único refugio
que tiene para al menos quejarse, en mi opinión, es como retarlo a que se envalentone,
y se decida actuar de cualquier forma para intentar recuperar sus derechos y
libertades. Señor presidente Nicolás Maduro, señor Diosdado Cabello; espero que
no se les ocurra, tomar tal decisión, solo por salir de una espina en el zapato.
De hacerlo serán los responsables de lo que pueda ocurrir.
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