Venezuela,
al igual que la mayoría de los países latinoamericanos, tiene en su población,
debilidades irreconciliables con el
éxito, que nos impiden alcanzarlo plenamente como nación, aún con todo lo
bondadosa que han sido la naturaleza y Dios con nuestra tierra.
La
flojera, el conformismo, el odio, el egoísmo, el facilismo, la educación
fallida, el populismo, la corrupción y la indolencia; parecieran ser marcas congénitas
de fábrica que nos ha dejado el destino; como para que no intentemos triunfar más
allá de lo necesario para sobrevivir.
El
venezolano es un caso único para los estudiosos de la antropología, la
historia, la sociología, la política y la economía; disciplinas éstas, que aún
no se explican, el por qué una nación que ha tenido casi todas las bendiciones
del universo, no ha despegado hacia el éxito. Algunos alegan que esas
bendiciones acaso han sido la raíz de nuestro problema; puesto que jamás
habíamos sido puestos a prueba como nación luchadora en contra de las
adversidades. Quizás con la actual crisis, nos llegó el momento de demostrarlo al
mundo.
Mientras
tanto, seguimos buscando a culpables de nuestras desgracias, en: los españoles,
los europeos, los gringos, al capitalismo, los conservadores, los oligarcas y
pare usted de contar. Cuando apareció el petróleo en Venezuela, a principios
del siglo XX, un insigne escritor,
historiador e intelectual visionario llamado Arturo Uslar Pietri,
califico a ese maravilloso hidrocarburo, como el estiércol del diablo,
anticipándose sabiamente a lo que se nos se venía encima.
Hay
quienes piensan que toda la culpa de nuestros fracasos se debe al actual
gobierno. Otros piensan, que con solo salir del gobierno actual, Venezuela
resolvería sus viejos y ancestrales problemas. Nada es más incierto que eso.
Nuestras culpas y errores vienen siendo arrastrados desde hace mucho tiempo. Nos
cuesta reconocer, que los culpables somos nosotros, los venezolanos.
Si
bien es cierto que el actual gobierno declarado marxista leninista, fracasó
estrepitosamente, y merece ser sustituido por otro más eficiente y progresista;
también es cierto que no sería el único impedimento para lograr desarrollar a
Venezuela tal como lo desearíamos, para beneficio “real” de su pueblo.
Un
simple cambio de gobierno con un sistema totalitario, por uno democrático, sería
mejor en muchos aspectos; pero tal condición es insuficiente para avanzar hacia
el éxito. Harían falta reformas profundas, mejoras en la educación y en los
valores humanos y éticos de la población, profundización en los liderazgos,
cambios inteligentes y necesarios en la constitución, auto censura y sinceridad
de los líderes que conducirían a Venezuela a otro nivel de nación. Esas reformas
fundamentales no se lograrían tan fácilmente.
La
población de Venezuela está seriamente enferma y necesita urgentemente de
alguien quien la cure. Esto no será posible lograrlo de la noche a la mañana,
ni sucederá por obra y gracia del espíritu SANTO. Se requerirá voluntad
política y esfuerzos colectivos unidos y variados de emprendedores reales.
Estos emprendimientos, deben ser bien estructurados, promovidos y coordinados
por líderes venezolanos legítimos a carta cabal, para lograrlo con éxito.
Hemos
sido incapaces en el tiempo en lograr cambios sustanciales en nuestra
mentalidad, idiosincrasia y forma de ver al mundo. Hemos sido incapaces de
lograr la siembra del petróleo tan evidente y vital, para lograr ser multi
productores y garantizar así nuestra subsistencia, sin frustraciones ni
incertidumbres. Seguimos siendo apreciados y respectados en el continente, por
la gesta heroica de un grupo de ciudadanos venezolanos quienes arriesgaron sus
vidas, comodidad y fortunas, para
contribuir a liberar a gran parte de Sur América del colonialismo español de la
época, que nos explotaba.
Doscientos años después, seguimos pensando como los
protagonistas de esa época. Peor aún, seguimos actuando como ellos, sin
percatarnos de que vivimos en el siglo XXI, y las cosas han cambiado enormemente.
No
voy a explicar en detalle lo de las debilidades del venezolano en general, ni justificar
si son todas las que mencioné arriba las que deben ser especificadas, dado que
no soy experto en la materia. Sin embargo sé que las tenemos y en demasía.
Admito igualmente que tenemos fortalezas, para explotar y aprovechar en
beneficio de Venezuela, lo cual sería hermoso que alguien se percatara y
promocionara con verdadero fervor y patriotismo auténtico.
Tomará
décadas cambiar a Venezuela para mejorarla integralmente. Se requerirá de abundantes
y variados recursos para lograrlo. Será necesaria una larga etapa de
reconciliación dado el grado de segmentación y polarización hoy existente. Será
necesario inventariar todo el daño físico, político, social, económico, institucional
y moral hecho a la nación por el actual gobierno, y establecer un cronograma
para la reedificación, reparaciones y/o cambios necesarios para enmendar ese
gran daño hecho por el actual gobierno.
Para
el nuevo gobierno de Venezuela, no habrá excusas que valgan para eludir el enorme
compromiso que deberá contraer con el país y su pueblo. La idea de este mensaje
esperanzador, es la de despertar conciencia en los venezolanos y su liderazgo.
Expresar abiertamente que no estamos tan bien como muchos se lo creen y/o nos
lo hacen creer. Debemos reflexionar seriamente, sobre las múltiples
oportunidades que ha tenido Venezuela para crecer en grande, y las ha des
aprovechado, mejor dicho, vilmente desperdiciado. Apreciado lector, le exhorto a tomarse algo de
su valioso tiempo para meditar sobre ello.