El
secuestro brutal del alcalde metropolitano de la gran Caracas, Antonio Ledesma
ha encendido las alarmas, sobre las razones verdaderas del gobierno para
arriesgarse a una acción improvisada, anti democrática e impopular considerada por las mayorías como
injustificable. Una conocida analista entrevistada por un periodista de CNNE,
dedujo que para atreverse a aplicar una acción como esta, donde el gobierno
tiene mucho que perder, es lógico pensar que éste aspira a cambio, mucho que
ganar.
Cuando
analizamos tal probabilidad y nos preguntamos sobre los eventos políticos más
importantes del año en los cuales el gobierno estaría altamente interesado, la
mayoría coincidimos en que las
elecciones parlamentarias ocupan ese lugar. Con la aceptación del gobierno rondando
el 20% y la popularidad del presidente en 8%, es fácil imaginarse la tendencia
de los posibles resultados de tales elecciones, de realizarse éstas en completa
normalidad. Me pregunto: ¿Desea el gobierno completa normalidad en éstas?
Los
economistas y analistas más reconocidos a nivel nacional e internacional,
coinciden en que de no hacerse lo correcto y no tomarse a tiempo las medidas económicas
lógicas, el país iría a una situación catastrófica. Se habla de una hambruna, acompañada
de un deterioro extremo de la calidad de vida del venezolano, que podría
desencadenar en una situación de anarquía incontrolable, por las inevitables
protestas que surgirían del pueblo. Con un escenario tan claro y al mismo
tiempo complejo, el chavismo no desearía perder las elecciones parlamentarias,
puesto que ello significaría el principio del fin de su gobierno.
Por
razones estrictamente ideológicas, el gobierno no desea rectificar y se resiste
a aplicar los correctivos a su política
económica socialista (estatista), que la gran colectividad de
profesionales (incluyendo algunos chavistas) de la economía le sugiere. Tampoco
podrá lograr reactivar la economía con el modelo económico que aplica, al menos
que suceda el milagro de la subida brusca e inesperada de los precios del
petróleo a niveles cercanos a los 100 US$ el barril, (entre otros milagros).
Ante tal conflicto; la economía del país empeoraría a niveles dramáticos, razón
por la que debemos suponer que se esconde un plan perverso.
La
agresión brutal a Antonio Ledesma pudiera ocultar el inicio de ese plan
político perverso para enlodar las actividades electorales parlamentarias, e
intentar deslegitimar a los aspirantes a tales cargos por el sector opositor.
Si ese es el plan del gobierno, resulta obvio que cometen un enorme error, por
qué al no poder demostrar la existencia de ese intento de golpe de estado,
quedarían al descubierto ante el mundo.
Si
el plan es realizar un autogolpe de estado, peor aún para la revolución
chavista, puesto que la comunidad internacional, muy en especial, la comunidad
de gobiernos latinoamericanos, tendría la justificación perfecta para
denunciarlos y rechazarlos, lo cual hasta ahora no han querido hacer por
solidaridad y gratitud, dados los enormes
aportes financieros del gobierno de Venezuela hacia éstos. Ni hablar de las
acciones de un pueblo que ya está indignado por la situación actual, cuando
sepa que ha perdido la totalidad de la democracia, sus libertades y todos sus derechos.
Ante
la situación planteada, el sector político opositor al gobierno, tendrá que
manejarse con mucha prudencia y sabiduría, puesto que un gobierno desesperado, inseguro,
temerario e irresponsable como el que administra hoy día a Venezuela, es capaz
de iniciar cualquier tipo de aventura que les permita continuar en el poder.
La
inmensa multitud de opositores, deberíamos brindarle apoyo incondicional a la
MUD, y garantizarle un voto de confianza, para que actúe dignamente, con
firmeza y valentía, ajustada a derecho y dentro de la constitución vigente. El propósito
primario como lo es ser gobierno por la vía democrática y electoral, para recuperar
la justicia, los derechos y libertades; justifica
tal lucha unidos y demanda entrega y sacrificios.
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