Desde
que se inició en 1999, el gobierno chavista (de ideología política marxista
leninista), ha venido intentando imponer un modelo económico socialista, que
según los lideres de este movimiento, es el mejor de los modelos económicos existentes
en el mundo, y el más conveniente para Venezuela. Como sabemos, la esencia del
socialismo está en el monopolio del manejo de la economía del país por el
gobierno o Estado, típico de países con sistemas políticos comunistas.
Por tal motivo, una de las primeras
declaraciones del difunto presidente
Hugo Chávez, al tomar el control del país, fueron la condena del sistema
económico capitalista que regía en Venezuela, calificando al sistema neo
liberal como salvaje e injusto, para finalmente declararle la guerra al mismo.
No obstante, ese mismo sistema capitalista del mercado libre que tanto odiaba,
donde la oferta y la demanda de productos prevalecen y son la esencia del
capitalismo, le facilitó la supervivencia en el poder por más tiempo del que se
merecía este nefasto e indigno gobierno.
Gobernar Venezuela declarándose
marxista leninista y disfrutar de los enormes beneficios de la democracia y de
su “condenado” capitalismo, aunado a la inusitada y enorme subida de los
precios del petróleo (incremento promedio de 30 a 100 dólares el barril), lograron
que Hugo Chávez lograra alcanzar el cenit de sus inmediatas aspiraciones políticas,
como lo era imponer al socialismo destruyendo al capitalismo y reemplazando a
la democracia por la revolución bolivariana por tiempo indefinido. Por ello
hablaba con frecuencia del año 2050.
Con tal bonanza, tendría
suficientes ingresos para vender al mundo su proyecto revolucionario, al cual
bautizó como el SOCIALISMO DEL SIGLO XXI. Empezó con un periodo de compra de
conciencias en todo el universo y ayudas económicas para sus amigos del
hemisferio, que fortalecerían al chavismo continental, el cual ha costado tanto
erradicar de nuestra patria, por el gran daño que ha causado a Venezuela.
Desde el mismo momento en que
el gobierno de Venezuela, hoy día presidido por Nicolás Maduro, se niega a
reconocer el fracaso del socialismo y lo negativo que han sido para Venezuela
las políticas económicas y/o públicas impuestas por el gobierno chavista, se
imposibilitan las probables soluciones a aplicar para resolver la gran crisis
económica que hunde a Venezuela, las cuales exigen un viraje de 180º en
dirección a las políticas económicas correctas. A partir de ese momento, el
mayor problema que confronta Venezuela pasa a ser político, y no económico, como muchos lo hacen y/o
quieren hacer ver. En consecuencia, la solución inmediata para corregir nuestro
rumbo como nación deben y tiene que ser primordialmente la política.
Las soluciones económicas,
tendrán que esperar un tiempo prudencial, que nadie se atreve a vaticinar, para
poder resolver el problema político, al cual considero prioritario. Lo social y
otros tantos problemas, generados durante este gobierno, tales como: en lo
militar, en lo moral, en educación, en
salud, en servicios básicos, en valores, en identidad patria, en lo cultural,
etc., consecuencia de este nefasto gobierno, seguirían en la cola de las
prioridades, a la espera de la solución del problema principal, en cual sin
duda alguna es el político.
Las iniciativas de más
endeudamiento con China propiciadas recientemente por Nicolás Maduro, son básicamente
para solventar las emergencias económicas presentes, y solo representan
intentos de “apaga fuegos”, quizás para contener al pueblo venezolano a que no
se lance a las calles a reclamar sus derechos, democracia plena y una mejor
calidad de vida. Ni el dinero chino, ni las armas rusas, ni las asesorías
cubanas, contribuirán a resolver nuestros problemas. Los mismos tendremos que
resolverlos nosotros los venezolanos, cuando tomemos conciencia de lo que está
pasando y nos reencontremos con la cruda realidad.
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