Sacar del poder a la dictadura militarista
de Marcos Pérez Jiménez, está resultando ser más fácil que sacar del poder al gobierno marxista
leninista de Venezuela, igualmente convertido en dictadura. Que además, es
inepto, corrupto, tramposo, destructor, irracional y mentiroso. Pérez Jiménez
dio un golpe de Estado en 1945 y luego traicionó a sus compañeros políticos que
le acompañaron en ese golpe, quienes justificaron al golpe de estado como causa
que creyeran justa. Luego, Marcos
Pérez Jiménez se convirtió en dictador que obligó a la
sociedad civil y parte de la cúpula militar a unirse férreamente en un solo
bloque para expulsarlo del poder, lo cual se logró con relativamente poca
sangre el 23 de enero de 1958. Huyó con maletas repletas de dólares.
Hugo Chávez Frías hizo algo
similar. Primero intentó un golpe de estado que fracasó. Luego de su rendición
y despedida con un hasta luego, fue encarcelado e inmediatamente indultado por
el presidente Rafael Caldera (¿error histórico?). Gano las elecciones
presidenciales de 1998, con el apoyo de
una mayoría que clamaba por cambios para mejorar al país en lo político,
económico, social y cultural. El programa marxista leninista estaba oculto y
dispuesto a emerger.
Una vez que tomó el poder empezó
a maniobrar para convertir a Venezuela en una nación comunista, para lo cual
compro las conciencias de muchos venezolanos y la de políticos de otras
naciones que simpatizaban por la misma causa del comunismo. Se solidarizó abiertamente
con la revolución comunista cubana (antes lo negaba) y declaró a su gobierno marxista
leninista, anti imperialista, anti capitalista orientado a combatir a los
EE.UU. A su proyecto lo apodó “proceso revolucionario pacífico pero armado” y
contribuyó a extenderlo a parte de Latinoamérica.
El gobierno de Hugo Chávez, actualmente
bajo la presidencia de Nicolás Maduro, lleva unos 15 años de gestión. Tiene el
apoyo total e incondicional de los poderes del Estado Venezolano, a saber:
Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), Fiscalía, Legislativo, Defensoría del
Pueblo, Contraloría y Consejo Nacional electoral (CNE). Adicionalmente, ha recibido
el apoyo irrestricto de la cúpula de las Fuerzas Armadas Nacionales, quienes
hacen de brazo armado de la revolución. Todo este apoyo interno, logrado en
base ha: corrupción, argucias, sobornos, amenazas y tramoyas.
Al principio, la oposición no
sabía cómo actuar ni reaccionar ante una situación inédita como esa. Se opuso
democráticamente cuanto pudo, ante atropellos y persecuciones políticas que se
sucedían día tras día impúdicamente, convirtiéndose en pesadilla, la cual aún
hasta el presente no hemos podido superar. Las numerosas quejas y reclamos
hechos por la oposición ante las instancias de los otros poderes del Estado, nunca
han progresado por las razones expuestas. Venezuela ha estado insólitamente secuestrada
y reiteradamente violada una y otra vez por
el actual gobierno, ante la mirada miserable de las Naciones Unidas (ONU), la
Organización de Estados Americanos (OEA) y de la Unión Europea (UE).
Es cierto que en Venezuela se
realizan elecciones según los cronogramas electorales para elegir, tales como,
las elecciones: presidenciales, regionales, municipales y legislativa; todas
bajo un mismo patrón de complicidad del Consejo Nacional Electoral (CNE) y el
TSJ, con el poder ejecutivo, el cual abierta y descaradamente les da órdenes, que
todos éstos siguen al pié de la letra.
El poder ejecutivo viola la
constitución, las leyes y las normas electorales cuantas veces lo necesita para
ganar las elecciones y jamás ha sido sancionado. Es decir el sistema electoral
venezolano y el TSJ son una triste y cruel pantomima, que igualmente defienden
y protegen al gobierno de la manera más baja y cruel; es decir, engañando al
electorado y aparentando pulcritud en sus actos.
Ante tanto poder que ha logrado
el gobierno a fuerza de ilícitos alcahueteados por los factores que le apoyan,
la disidencia venezolana ha intentado distintas formas de organización política.
La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) ha sido un intento para lograr armonizar
a todos los factores de la disidencia en búsqueda de salir de ésta embarazosa
situación por la vía electoral.
A pesar de la enorme contribución
que ha hecho la Mesa de la Unidad Democrática en defensa de la Venezuela libre,
justa, prospera, moderna, equilibrada, decente e institucionalista que las
grandes mayorías de venezolanos deseamos y reclamamos; la misma está siendo
atacada, vilipendiada y entorpecida en sus difíciles funciones por grupos del mismo sector opositor.
Ramón Guillermo Aveledo, secretario
general de la MUD ha declarado que está dispuesto a renunciar a sus
responsabilidades, para satisfacer a quienes piden su cabeza. Particularmente
creo que difícilmente vamos a encontrar a un sustituto como éste para dirigir a
la MUD, en momentos en que se requiere de sensatez, equilibrio, control, visión,
madurez, imparcialidad, valentía y respeto; para seguir defendiendo la
democracia ante un régimen abusivo, fanático, perverso y dispuesto a todo para
seguir gobernando a Venezuela y conducirla hacia un despeñadero.
Intereses opositores
individuales, grupales, partidistas, de poder, egoístas por excelencia;
conspiran contra de la MUD, ignorando que el verdadero contendiente de la
democracia y de la MUD está adentro y fuera de Venezuela. Nuestro verdadero
enemigo es el comunismo internacional constituido como un gran proyecto
continental que se ha instalado en Latinoamérica desde la llegada al poder de
Fidel Castro en Cuba. Los de adentro, son solo marionetas y aventureros de esa
dictadura. Tenemos que aceptar la cruda realidad de que el enemigo es superior en
alcance al que suponemos, razón para luchar “herméticamente” unidos contra esa
enorme conspiración.
No debería existir interés
personal, ni grupal, ni partidista, ni económico dentro de la MUD, superior a
ese hecho. En consecuencia es elemental que debamos contribuir a salvar a la
MUD y mejorarla, no destruirla. Si debilitamos a la MUD por esas pequeñeces e
intereses mezquinos de de los que buscan poder y publicidad o simplemente
llenar su ego para sentirse satisfechos; perderemos a Venezuela y será más
difícil recuperarla desunidos, dispersos y enemistados.
Es fundamental que los factores
democráticos del país se incorporen alrededor de la MUD en un solo bloque de
defensores de la democracia. Más
importante aún, que la MUD les llame, escuche y preste atención a sus puntos de
vista, para subsanar diferencias superables. Existen muchas formas inteligentes
de hacerlo sin dar ventajas al régimen. Atacar a la MUD, es a todas luces una
torpeza, si se piensa “honestamente” en democracia, crecimiento económico y
bienestar social.
Por elemental sentido común, el
único beneficiario del debilitamiento o la desaparición de la MUD sin duda alguna,
sería el gobierno actual. De hecho, la mayor y feroz crítica a la MUD la hace
el propio gobierno desde que ésta apareció; quién gasta millones de de dólares
anuales en publicidad comunista y en descalificaciones contra el que considera,
es su peor enemigo político.
Es evidente el desvanecimiento
del impulso “revolucionario” que llevó al gobierno al poder. El mismo chavismo
lo está cuestionando en su gestión desastrosa. Se está quedando sin fuerzas, sin
pueblo, sin aliento, sin recursos, sin amigos, sin discurso persuasivo ni
renovador. Ya el gobierno no tiene nada importante que ofrecer, sus programas
sociales y políticas públicas han venido cayendo como barajas ante su evidente
fracaso. El gobierno solo intenta sobrevivir algo más, mientras piensa en alguna
salida cómoda, como salir sigilosamente con maletas llenas de dólares.
La MUD no necesita llamar a la
violencia para crear caos y tumbar al gobierno, por la vía de la fuerza. Eso
sería un enorme error. Esa solución solo permitiría que los militares anti
institucionalistas encuentren la justificación perfecta para dar el golpe de
Estado, del cual habla toda Venezuela. El gobierno se caerá solo, dado que ya
no existe forma de motivar al pueblo chavista a que siga votando por ellos, ni
a los militares a que le defiendan, dado que éstos últimos ya están claros en
el panorama adverso que enfrentan y no tienen nada de tontos para seguir
perdiendo su tiempo con una revolución fracasada.
La MUD solo tiene que mantenerse
firme, erguida y seguir adelante cuestionando la gestión desastrosa del
gobierno. Sus políticas públicas miopes de corte marxista leninista, sus
enormes contradicciones políticas y financieras, sus erráticas decisiones en el manejo torpe de la escasez y el des
abastecimiento, cavaran su propia tumba.
Con el actual gobierno no hay forma de reducir la inflación, aumentar el
empleo, pagar religiosamente la gigantesca deuda contraída, hacer crecer
económicamente al país. Venezuela sucumbirá estrepitosamente si no se abre al
libre mercado y al ingreso seguro y abundante del capital privado que necesita
hoy día para levantarse. De no ser así, el gobierno tendrá que cubanizarla, y
así acelerar su caída por la vía de la protesta rebelde e insurrección.
Venezuela no está sola ni aislada como una isla, está en un continente.
La MUD esté trabajando
pacíficamente en función de ganar las elecciones necesarias para conquistar el
poder y cambiar de gobierno. Esta posición pacífica y democrática que ha
mantenido hasta ahora; no la imposibilita, ni la inhabilita, ni la abstraerá de
actuar de otra forma diferente apegada a la constitución, para hacer lo que sea necesario, en caso de que el
gobierno se pase de la línea roja democrática que el pueblo no esté dispuesto a
tolerar.
En pocas palabras, sería el pueblo
bajo la conducción de la MUD, quién tendría la última palabra de pasarle por
encima al gobierno, si éste sigue violando la constitución y errando
impúdicamente respecto a las acciones acertadas que se deben tomar para
resolver la grave crisis política, económica y social, por la cual atraviesa
Venezuela. El pueblo está indignado y se empieza a hastiar e incomodar por la
situación de desamparo que vive. Sin ser miembro ni vocero de la MUD, me atrevo
a interpretar y afirmar, que esa sería su posición política actual.