No se necesita ser un vidente,
médium o iluminado para predecir que la solución a la terrible situación
política que vive Venezuela podría ser violenta. Muchos columnistas, analistas,
periodistas, y políticos han adelantado esta posibilidad, entre los cuales me ubico.
El líder de la llamada revolución
bolivariana Hugo Chávez acompañado de sus más cercanos colaboradores, que hasta
ahora forman un inmenso número de títeres y titiriteros, han violado tanto la
constitución y las leyes venezolanas que sin duda alguna, el nuevo gobierno,
que se espera sea democrático y respetuoso de las leyes, les tendrá que aplicar
la justicia, para que paguen por sus diversos e incontables crímenes, tales
como:
a) Traición a la patria, por la
injerencia de Cuba en asuntos de Seguridad Nacional, b) fraude contra el tesoro
nacional, c) abuso de poder contra personas naturales, d) abuso de poder contra
empresas establecidas legalmente, e) persecución ilegítima contra medios de
comunicación y empresarios privados, f) malversación de los presupuestos
estadales y estatales, g) endeudamientos turbios, h) corrupción generalizada, i)
contrataciones ilegítimas, j) destrucción de la infraestructura física de la
nación por negligencia, k) daño patrio a PDVSA, etc. Con tantos cargos
pendientes en su contra, es de esperarse, que los cabecillas del gobierno hagan
lo imposible por mantenerse en el poder a cualquier costo.
Durante la enfermedad del
presidente Hugo Chávez, la dependencia del gobierno de Venezuela del gobierno
comunista de Cuba se ha hecho evidente y supuestamente es más real de lo que
suponíamos, razón por la que la ciudadanía está tomando voluntariamente acciones
de protestas al respecto. El encadenamiento de los estudiantes ante la embajada
de Cuba y el apoyo que están recibiendo de la comunidad así lo evidencia.
Ni Hugo Chávez recuperado y
gobernando, podrá contener el descontento nacional ya iniciado, el cual se
presume recrudezca ante el avance de las próximas medidas económicas y de
controles que están en vías de establecerse, para intentar aliviar la crisis
económica en la cual estamos inmersos, por negligencia del gobierno, que éste
trata de negar y/o minimizar.
Ante este panorama sombrío pero
real que tendrán que enfrentar los cabecillas chavistas ante la próxima
justicia independiente de la República de Venezuela, es obvio pensar y
diagnosticar, que aún cuando la oposición gane las probables próximas elecciones,
como es muy posible que suceda, el chavismo no entregaría el poder. Son varias
las expresiones públicas de muchos de los militares activos del alto mando y
políticos dirigentes del proyecto de la revolución bolivariana, que demuestran y
confirman lo anteriormente expresado.
Sea cual fuere el escenario
político final que resulte, la violencia estaría presente en mayor o menor
grado. Las amenazas constantes del presidente encargado Nicolás Maduro contra los
adversarios políticos del gobierno, nos obligan a pensar y a predecir un final
cargado de violencia. Sus alusiones a que la oposición está en contra del
pueblo, aunadas a sus reiteradas amenazas de sacar las milicias chavistas a la
calle no dejan otra opción para pensar diferente.
Ante una situación tan
predictible, a la oposición no le queda más remedio que prepararse para
defender sus derechos ciudadanos que le otorga la constitución, y en
consecuencia, estar lista para enfrentar cualquier situación que se presente,
aún siendo ésta violenta.
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