Las similitudes en el trato a los presos políticos de las
FARC, y de las dictaduras de Cuba y Venezuela
Guillermo A. Zurga
No ha sido posible conseguir de
las Farc, ni de los gobiernos de Cuba, y Venezuela, una amnistía general para
la liberación de todos los presos políticos que aún mantienen en calabozos, en
juicios, y/o en sus casas.
Por el contrario, todos ellos utilizan la misma
estrategia de liberarlos progresivamente, en dosis bien calculadas, quizás con
la intensión de mantener la presión permanente sobre la oposición y tener la
posibilidad de negociación con sus respectivas contrapartes, para intercambiar
prisioneros.
En el caso de las FARC, esa
estrategia quizás tenga alguna justificación, ya que son bandoleros y narcotraficantes,
sin principios ni vergüenza, ni sentimientos humanos. Es decir, son un grupo
totalmente fuera de la ley, que lo que persigue es la sobrevivencia, para sus
propios beneficios personales.
Las FARC, saben, que dejaron de
ser considerados como luchadores sociales y políticos por gran parte de la
humanidad, quienes le cuestionan sus métodos y desviaciones fuera de la ley. No
creo que el gobierno actual o los próximos gobiernos colombianos les perdonen
sus fechorías y crímenes comunes, razón por la que sus líderes tendrán que ir a
la cárcel, donde deben ser resguardados por largo tiempo, como presos comunes.
El caso de Cuba, cuando se
pensaba que se había solucionado con la intermediación de la iglesia católica y
del gobierno socialista de España, se volvió a empantanar debido a las nuevas
persecuciones emprendidas por el régimen, contra la disidencia, y la negativa
de este gobierno de cumplir con los acuerdos logrados entre los factores que
tomaron la iniciativa de esta noble causa.
Debido a esta posición dual,
inspirada en la perversidad que siempre ha utilizado tal régimen cubano con los
disidentes políticos, las huelgas de hambre empezaron de nuevo a presentarse,
entre presos y familiares, quienes pensaron que el gobierno cubano liberaría
los restantes presos políticos que aún permanecen en prisión. Por el contrario,
reiniciaron la cruel táctica de liberarlos graneados, poco a poco, sin
importarles las angustias ni sufrimientos de estas humildes familias cubanas.
El caso del gobierno venezolano,
que en la opinión de las mayorías venezolanas e internacionales, es una
dictadura comunista declarada y en plena acción; es quizás el peor caso de
ensañamiento y perversión contra los
venezolanos de la disidencia política, quienes con trampas, con la invención de
testigos falsos, la siembra de pruebas comprometedoras y el uso falsos
testimonios que utilizan normalmente para encarcelar a inocentes.
El régimen venezolano también
utiliza las liberaciones programadas y dosificadas según sea la complejidad de
los casos, las opiniones internacionales y el grado de daño que puedan causar
al gobierno. Tal es el realismo del último caso, el de la juez María Lourdes
Afiuni, a quién le dictaron arresto domiciliario, por no habérsela demostrado
ninguna culpabilidad en el caso de corrupción que se le inventó. Sin embargo,
no puede hablar abiertamente sobre su caso, ni salir del país. Es decir,
todavía sigue siendo un preso político y de conciencia del régimen.
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