El perverso estilo de destruir y corromper para dominar
Guillermo A. Zurga
Cuando el presidente de Venezuela Hugo Chávez se inicio como gobernante en 1999, había muchas expectativas sobre el estilo de gobernar que utilizaría, en una Venezuela que tenía muchas necesidades de ajustes sociales, culturales, políticos y económicos.
La primera acción represiva que tomó el gobierno fue la de establecer un férreo control de cambio - al cual personalmente califico de fascista -, con la excusa o argumento de controlar la fuga de capitales del país. En términos reales, los propósitos han sido el de tener el control total de las divisas, con objetivos oscuros, tales como: a) castigar a la supuesta oligarquía y clase media (escuálidos), b) quitarle poder económico y político a la referida clase, c) disponer de una fuente de ingresos adicionales manejados a discreción por el gobierno, d) incentivar la corrupción, para luego dominar.
Otra de las primeras acciones que tomó, fueron las de iniciar una serie de “batallas” sociales para paliar el hambre y otras necesidades sociales inmediatas que según él, padecía el pueblo, y a las cuales calificó de misiones; involucrando de inmediato al gobierno cubano, en una forma de trueque. El arreglo fue muy simple; algo así como: “te proveo de petróleo barato y tú me ayudas en lo social, entre otras cosas.”
Adicionalmente, inicio otras acciones de ayuda humanitaria a los venezolanos, que consistían en repartir alimentos y artefactos de primera necesidad entre los más pobre, para lo cual creó un plan nacional de ayuda, en los que involucró a PDVSA, y a las FAN; a quienes le suministró abultados presupuestos, para que los administrarán a discreción.
En virtud de que todos esos planes de subsidio y dadivas requerían cada vez mayores cantidades de recursos económicos, y aún existían controles y procesamientos administrativos vigentes de la cuarta república, que lo limitaban en sus ambiciones, entonces se decidió a tomar PDVSA, y a convertirla en una caja chica del gobierno, lo cual al final logró con sangre, lo que le costó la pérdida provisional del gobierno, el que recuperó de inmediato, de no haber sido por los errores de los que dirigieron la toma del gobierno, quienes actuaron torpemente, durante los históricos eventos del 11 de abril 2002.
Conquistada PDVSA, entonces empezó una arremetida contra la institucionalidad de las FAN, para arrodillarla ante el gobierno, y empezar a utilizarla como fuerza de choque contra la oposición democrática, que en aquel momento estaba bastante limitada y disminuida, pero cada vez con mayores argumentos para protestar contra lo que ya se perfilaba como una siniestra dictadura inédita, llamada por algunos como dictadura: neo, de estado, fascista y/o comunista, del proletariado, entre otros epítetos.
Mientras tanto, el Banco Central de Venezuela, una de las mejores instituciones venezolanas, modernizada y fortalecida por la cuarta republica, venía siendo objeto de una campaña perversa por parte del gobierno, ya que esta no complacía al presidente en todos sus pedimentos y caprichos, razón por la que se ordenaron leyes por parte de la servicial Asamblea Nacional, que terminaron en convertirla en otro banco más al servicio del gobierno.
Una vez consolidado en el poder absoluto, como supremo dueño de Venezuela, y actuando a sus anchas sin controles de ningún tipo, el gobierno empezó un periodo de violaciones y atropellos a la propiedad privada, durante el cual se han birlado groseramente fincas, hatos, empresas, terrenos, edificaciones y activos líquidos a una serie de ciudadanos y empresas, muchos de los cuales han perdido sus propiedades y capitales sin derecho a una defensa justa e imparcial. Este período mal llamado de expropiaciones y nacionalizaciones, pasará a la historia como uno de los más oscuros y aberrantes episodios ocurridos en Venezuela.
Otra de las iniciativas emprendidas por el gobierno, promovida por la llamada profundización de la revolución bolivariana, fue la de la creación de las “comunas”, cuyo oscuro propósito sería, el de usarlas como arma política para terminar de destruir a las instituciones democráticas de Venezuela. Al principio, intentaron darle carácter legal convocando a un referendo, para aprobar o desaprobar un conjunto de nuevas leyes, impuestas por la presidencia a la Asamblea Nacional y demás poderes del estado, quienes reafirmaron la legalidad de tal referendo, el cual estuvo siendo cuestionado por la oposición, por ser improcedente, ya que se trataba de cambios sustanciales a la constitución, en los que solo una Asamblea Constituyente tenía la autoridad de efectuar.
Tras la pérdida del referendo el 2D de 2007, el gobierno cambió de táctica y ahora ha estado tratando de imponer éstas comunas a través de leyes orgánicas, también irritas, ante una oposición imposibilitada de revertir tales decisiones por no existir estado de derecho en la nación, ni organismo internacional a quién apelar con éxito sobre estos exabruptos jurídicos.
Todas estas acciones que ha impuesto el gobierno con argucias y a la fuerza, además de los daños morales y materiales ocasionados a la sociedad venezolana, “ desencadenado una serie interminable de focos de corrupción, que como resultado”, tiene a Venezuela en los primeros lugares entre los países más corruptos del mundo, y que ha generado una lista de nuevos ricos chavistas, con cuentas millonarias en dólares en el exterior y propiedades e inmuebles también millonarias en bolívares, en Venezuela, muchas a nombre de testaferros.
Años atrás, escribí un artículo,” El chavismo corrompe al venezolano” con el cual intentaba destacar la estrategia del gobierno de corromper, por diferentes medios, a civiles y militares cercanos al poder, y comprometerlos en hechos ilícitos, para luego tenerlos agarrados por los testículos, como una especie de chantaje a utilizar en casos de deslealtad. Un ejemplo que me viene a la memoria, es el del General en Jefe Raúl Isaías Baduel, ex ministro de la defensa, compadre y salvador del presidente Hugo Chávez durante los sucesos de abril 10-13, quién está en la cárcel, por estar supuestamente involucrado en hechos de corrupción, acusación ésta que surgió de la nada, luego que éste cuestionara los métodos anti democráticos del gobierno, en unas declaraciones que hizo inmediatamente después de su retiro.
Corromper para dominar, es una viejísima costumbre, la cual Nicolás Maquiavelo describe muy claramente en su libro “El príncipe”. Son prácticas usadas por gobernantes inescrupulosos y/o la delincuencia organizada, quienes reclutan y comprometen pérfidamente a presidentes, ministros, militares, policías, y personal de alto nivel, para tenerlos dominados y así ejercer el poder a plenitud. Las declaraciones del General Henry Rangel Silva, quién afirmó estar casado con la revolución chavista, y que de perder las elecciones en 2012, no entregarían el poder, nos aclara muy bien esta realidad, la cual se ha convertido en un feo drama, para Venezuela.